Todo parece indicar que existe una “mano negra” en estos golpes mediáticos disfrazados de una visión crítica, pero con un rostro de revanchismo ante la 4T
El argumento de Soto Galindo para denigrar al director del Instituto de la Defensa de los Derechos Culturales, Galindo Calderón, se rompe desde el título
Por El periodista
Regeneración, lunes 18 de febrero, 2019. La objetividad en los medios de comunicación mexicanos es dudosa, pues las notas tendenciosas se publican todos los días. Es el caso de un trabajo de El Economista, quien publicó “De vagonero a director en la Secretaría de Cultura de la CDMX”.
El argumento del reportero José Soto Galindo para denigrar el puesto y trabajo del director del Instituto de la Defensa de los Derechos Culturales, Jesús Galindo Calderón, se rompe desde la cabeza de la nota.
El oficio de una persona para ganarse la vida en algún momento de su pasado no debe ser motivo de denigración ni incitación al odio, menos de un periodista que supuestamente busca informar, crear un criterio en su público lector y ayudar a construir una sociedad democrática.
En su momento Bernardo Bátiz criticó por medio de las redes sociales la cuestión: “Exigir títulos académicos para desempeñar cargos políticos es una forma moderna de discriminación”.
El reportero describe a los vagoneros: “En esta ocasión pongo en sus manos…” o “En esta ocasión le venimos ofreciendo…” son comienzos típicos de la propaganda sonora de los vagoneros, que recorren los vagones del metro (sic) para ofrecer mercancías de todo tipo a los usuarios de ese sistema de transporte”.
Galindo Calderón no sólo trabajo como “vagonero” sino también estudió Ciencias de la Comunicación y Periodismo en la FES Aragón de la UNAM, pero el reportero en mención ataca al funcionario público por no encontrar su cédula profesional en el Registro Nacional de Profesionistas y no por su trabajo.
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Pese a que Galindo tiene especialización en televisión y prensa escrita, traducción de inglés e italiano, diplomados en cultura y ciencia política impartidos por Enrique Dussel, Héctor Díaz-Polanco, John Ackerman y Juan Manuel Contreras Colín, el periodista de El Economista recrimina su nombramiento y no ahonda en su labor para defender y promover los derechos culturales en la CDMX.
Todo parece indicar que existe una “mano negra” en estos golpes mediáticos disfrazados de una visión crítica, pero con un rostro de revanchismo ante una cuarta transformación que el nuevo gobierno federal y local pretender echar andar.