Compras fastuosas, tráfico de influencias, manejos extraños en la iglesia, la política y las finanzas, Angélica Rivera, más que la esposa de Peña Nieto, es su verdugo
Por Fabiola Rocha
Regeneración, 09 de agosto de 2016.- Desde que Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto empezaron a salir, los escándalos no dejaron de perseguirlos, notas de tráfico de influencias, conflicto de intereses, enriquecimiento ilícito, vestidos caros y hasta bodas falsas son algunos de los escándalos políticos de la “Gaviota” y su gavilán.
Antes de convertirse en Primera Dama, Angélica Rivera ya era muy popular, inmediatamente después de hacer su telenovela Destilando Amor, en la que compartió créditos con Eduardo Yañez, se convirtió en la imagen del Estado de México para hacer promoción de los logros de la administración de Peña Nieto, quien entonces era gobernador del Estado de México.
Ni en aquel entonces ni ahora se han hecho públicos los recursos que la actriz recibió por ese trabajo, pero tiempo después, cuando el escándalo de la Casa Blanca, ella sugirió que la propia casa era producto de varios trabajos que había hecho, entre ellos, el que realizó para la demarcación.
“Fui actriz y conductora y además realicé diferentes campañas de publicidad, con las cuales he recibido los pagos producto de mi trabajo”, dijo en el mensaje que difundió por las redes.
Pero volvamos a las cronología; luego de la campaña, se les empezó a ver juntos por aquí y por allá, acrecentando los rumores de que se habían convertido en pareja. Pero no fue sino hasta noviembre de 2008 cuando Peña Nieto reveló en el programa Shalalá que tenía una relación con la actriz.
“Sí, sí estoy saliendo con ella”, dijo el entonces ex gobernador del Estado de México.
“Somos novios, sí”.
Inmediatamente los medios del corazón se lanzaron a la pareja, queriendo saber más sobre ellos, y en junio de 2009, Rivera otorgó una entrevista a la revista Quien donde reveló los detalles del romance. Para entonces ya había pedido la anulación de su matrimonio con José Alberto Castro, su anterior esposo.
Entonces fue la hermana del “Güero” Castro, Verónica Castro, quien puso en duda los argumentos que la Rivera utilizó para anular su boda con el productor de televisión.
“Qué bueno que todo el mundo sea feliz, pero vamos a ser claros: ¿ahora resulta que mi hermano y Angélica se casaron de mentira?”, dijo para la revista Hola de julio de 2009.
“¿Ahora resulta que somos una bola de idiotas los que estuvimos aquel día? ¿En qué, en una función de payasos o de circo…? A lo mejor, todo se arregla con dinero o con una relación buena con el posible futuro presidente de México…”
Después de la fabulosa boda en el Estado de México, la actriz se vio obligada a renunciar su carrera de actuación para no afectar los intereses políticos de su reluciente marido.
«Rescindí mi contrato con Televisa hace cinco meses. Estoy muy agradecida con la empresa que me dejó trabajar por más de 20 años», dijo la actriz para Quien.
«Decidí retirarme para dedicarme a esta gran responsabilidad al lado de él: dedicarme a mi casa, a mis hijos».
Y vaya que supo estar en su casa, pues apenas cuatro meses después de convertirse en la Primera Dama, en mayo de 2013, la revista Hola, hizo una entrevista a la actriz en la que presentaba “su casa” en la intimidad; el reportaje, llamado “Angélica Rivera, la Primera Dama, en la intimidad”, mostraba a la ex actriz en una lujosa propiedad en la que irían a vivir después de los Pinos.
El reportaje mostraba un poco de la relación de Rivera con sus hijos, su esposo y su casa.
“En nuestra casa llevamos una vida de los más normal posible. Les he hecho saber que Los Pinos nos será prestado sólo por seis años y que su verdadera casa, su hogar, es ésta donde hemos hecho este reportaje…”, dijo para la publicación.
Seis meses más tarde, el 9 de noviembre de 2014, el grupo de Aristegui Noticias dio uno de sus golpes noticiosos más fuertes, la publicación del reportaje “La Casa Blanca de Enrique Peña Nieto (Investigación Especial)”, mismo que delató la relación entre el grupo Higa, principal beneficiario del gobierno del Estado de México mientras Peña Nieto fue gobernador y la pareja presidencial, relación que vislumbraba un conflicto de intereses con la aceptación de la casa.
Pero la cosa no paró ahí, ese mismo mes, el 11 de noviembre, se destapó que Angélica Rivera habría contratado a un famoso maquillista, mejor conocido como el “maquillista de las estrellas”, Alfonso Waithsman, para que la acompañara en un viaje presidencial a China.
“China… allá voy”, publicó en sus cuentas de las redes sociales el maquillista. “Amigos me desconecto unos días de las redes sociales porq me voy a China q emociooooooon nos vemos en una semana y documentó los momentos”.
Entonces, los usuarios de las redes consideraron que la contratación del maquillista era un derroche pues se filtró información que indicaba que el experto cobraba 30 mil pesos por día y si tenía que salir de la Ciudad, también se cargan gastos de viaje y viáticos. Haciendo cuentas, pues, el viajecito a China tendría un “cargo al erario” de al menos 200 mil pesos.
Pero la relación del maquillista con Rivera no era nueva pues fue él mismo quien la maquilló en su boda.
Misma boda que el 6 de febrero de 2016 fue puesta en duda por un nuevo reportaje de Aristegui, esta vez titulado: “El Expediente Secreto de la Boda Peña Nieto- Rivera”, en él se documentó que la separación religiosa entre Angélica Rivera y su ex esposo José Alberto Castro, fue avalada por la Arquidiócesis Primada de México en medio de irregularidades, falsedades y simulación al interior de la institución encabezada por el cardenal Norberto Rivera.
Según esta investigación, “para poder realizar ese matrimonio se montó una maquinación que le arrebató las potestades de su ministerio sacerdotal al presbítero José Luis Salinas Aranda, quien desempeñaba actividades pastorales en Televisa, para que fuera declarado nulo e inválido el enlace religioso entre Angélica Rivera y su anterior marido, el productor de televisión José Alberto Castro”.
Más allá de las burlas, la indignación y la forma de proceder de la Primera Dama, se ha mostrado como una buena actriz que hace lo que le piden cuando se lo piden, pero no puede ocultar su forma de llevarse por el mundo, la manera en que está acostumbrada al despilfarro, que resulta ser una burla para la gran mayoría de la población que vive en México.
Recordemos la increíble justificación de su fortuna vía YouTube, donde además se muestra indignada por la forma en la que se puso en duda que ella hubiese tenido un “contrato de exclusividad de 130 millones de pesos” con Televisa.
“No tengo nada qué esconder”, dijo en el video.
“Inicié mi carrera artística desde los 15 años, trabajé 25 años con la empresa Televisa; entre otras cosas realicé telenovelas que no solamente fueron vistas en México sino en muchos otros países del mundo con una alta audiencia, con esta empresa he celebrado distintos contratos a lo largo de mi carrera, la última renovación de estos contratos fue en el año 2004; en mi caso en cada renovación, los montos de las prestaciones de los mismos tenían un incremento”
“En el año 2008 se me otorgó el uso y goce de la casa ubicada en Paseo de las Palmas número 1325 y comencé a vivir en ella en ese mismo año”.
Quizás el contrato de exclusividad le alcanzó para comprar los vestidos carísimos que lucieron ella y su hija en Londres durante la visita presidencial de marzo del 2015, cuando lució un basto guardarropa.
Un “arriesgado pero sofisticado vestido rojo de una manga que cubría el perfil izquierdo de su cuerpo, todo en rojo”, describió la revista Quién entonces, cuyo costo fue de tres mil 300 dólares, unos 50 mil 820 pesos.
Pero para su el vestuario, calculó Reforma, “Angélica Rivera gastó unos siete mil 800 dólares (más de 120 mil pesos) en vestidos para actos protocolarios”.
Mientras su pequeña, Sofía Castro, portó un vestido Dolce & Gabbana que resultó ser más caro que el que usó su mamá, mismo “que tiene un costo de siete mil 274 dólares”, reportó Proceso.
También ahí, para la historia, su paseo en 2015 por Rodeo Drive, cuando se le fotografió junto con “todos sus hijos” (es decir sus tres hijas y los hijos de EPN), haciendo compras en Rodeo Drive.
“A pesar de las críticas que ha recibido el Presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera, ellos aparentemente continúan cometiendo los mismos errores sin importarles la crisis en la que se encuentra su país de México y tampoco el qué dirán. Fíjense que tenemos imágenes exclusivas de ‘La Gaviota’ derrochando dinero en una de las boutiques más prestigiosas y en la zona más cara de Los Ángeles, y la pregunta es: ¿De dónde salió ese dinero para pagar sus lujos? ¿De su cuenta personal o del bolsillo de los mexicanos?”, cuestiono entonces Jorge Bernal, presentador del programa de espectáculos Suelta La Sopa.
Pero a todo esto, se le suma el más reciente escándalo de la “Gaviota”, la Primera Dama, a quien se le encontró una nueva “Casa Blanca”, publicada por The Guardian, periódico inglés.
“La investigación de The Guardian en las propiedades de Florida muestra una revelación poco ortodoxa entre la primera dama y Grupo Pierdant [propiedad del empresario Ricardo Pierdant], enfocada en Ocean Tower One, un desarrollo habitacional privado con una alberca, canchas de tenis y concierge de guantes blancos en Key Biscaine, un enclave acaudalado en el condado de Miami-Dade”, dice el diario.
La investigación reveló que el departamento propiedad de Grupo Pierdant usado por la primera dama es el número 404 del Ocean Club Tower One, y que está ubicado en el piso superior del número 304, que es propiedad de Rivera y que funciona como una sola unidad. “En 2009 Pierdant compró la unidad 404 a través de la empresa Biscayne Ocean Holdings, aparentemente creada para ese propósito”.
Despilfarro, derroche y una manera muy sospechosa de proceder tiene la “Primera Dama” cuando se trata de comprar propiedades. Y su forma, pese a todo, termina por enterrar al ya de por si cuestionado Enrique Peña Nieto.
Con información de Aristegui Noticias, Proceso, Quién, Hola, Reforma y CNN Expansión.