El lunes comenzará un nuevo ciclo de negociaciones sobre el TTIP en Nueva York, el 13º desde 2013, y el tratado será uno de los principales temas que tratarán Obama y Merkel este domingo.
Varios miles de opositores al proyecto de acuerdo de libre comercio transatlántico se manifestaban en la ciudad alemana de Hanóver este sábado, víspera de la llegada del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, promotor del tratado.
La manifestación dio comienzo alrededor de las 11 horas horario local, con unas 16.000 personas concentradas en las inmediaciones de la plaza de la Ópera, en el centro de la ciudad, según una primera estimación de la policía.
Se espera que la visita de Obama, que inaugurará el domingo la feria industrial de Hanóver junto a la canciller Angela Merkel, dé un nuevo impulso a las negociaciones sobre el mayor acuerdo comercial de este tipo en todo el mundo, en un momento en el que atraviesan dificultades.
Según declaraciones de Obama al diario alemán Bild, este acuerdo de libre comercio «es uno de los mejores caminos para promover el crecimiento y crear empleo» tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea.
Los manifestantes se desplazaban en calma hacia el centro de la ciudad, constató un periodista la AFP, portando numerosas pancartas contra el TTIP, acrónimo del acuerdo de libre comercio, también llamado Tafta, que la Unión Europea y Estados Unidos están negociando.
«No nos manifestamos contra Obama sino contra el TTIP», afirmó uno de los organizadores de la marcha, Christoph Bautz, de la oenegé Campact.
En Alemania, los opositores a los acuerdos de libre comercio están muy movilizados: entre 150.000 y 250.000 personas, según los recuentos, se manifestaron en Berlín el pasado octubre.
«No estamos retrocediendo en nuestras normas, protegemos lo que se está haciendo en la actualidad en Europa en materia de medio ambiente y de protección de los consumidores», declaró en un mensaje de video difundido por su gabinete Angela Merkel, antes de llegar a Hanóver.
Este tratado, en el que «todos ganan», es una oportunidad para la UE de «definir normas de envergadura mundial», afirmó la canciller. En caso de acuerdo con Estados Unidos, que Berlín espera que se produzca antes de final de año, las otras potencias «lo tendrán muy difícil para quedarse atrás durante mucho tiempo», consideró.
Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, aseguró el viernes que el TTIP «haría ganar miles de millones a nuestras economías».
Según las oenegés y los sindicatos, el acuerdo supondría una «verdadera ofensa contra la sociedad civil», una «amenaza para la democracia» o podría llegar a «poner en peligro los estándares sociales y ecológicos».
El lunes comenzará un nuevo ciclo de negociaciones sobre el TTIP en Nueva York, el 13º desde 2013, y el tratado será uno de los principales temas que tratarán Obama y Merkel este domingo.
Con todo, el escepticismo va ganando fuerza entre la sociedad civil, principalmente por el miedo a que bajen los estándares sanitarios y de seguridad. Solo el 17% de los alemanes y el 15% de los estadounidenses piensan que el TTIP es «algo bueno», frente a más del 50% que opinaba lo mismo en 2014, según un sondeo de la fundación Bertelsmann.
El presidente Obama hizo del acuerdo de libre comercio la bandera de su política económica, pero el asunto está de capa caída en Estados Unidos, donde se le asocia a la pérdida de empleos por culpa de la mundialización. Y la mayoría de los candidatos a sustituirle son muy críticos.
Si bien es poco probable que se alcance un acuerdo completo antes de las elecciones de Estados Unidos del próximo noviembre, Angela Merkel defiende la idea de trazar «las grandes líneas» mientras Obama siga en el cargo.
(Vía AFP)