La falta de políticas públicas de atención a la infancia y la adolescencia, así como la omisión de tratados internacionales ratificados por México, incrementan la vulnerabilidad de los niños que trabajan en México y viven en condiciones de calle.
Regeneración, 11 de junio de 2017.- En México, 3.6 millones de menores de entre cinco y 17 años de edad son trabajadores y viven en condiciones de pobreza, dicha cifra es la mitad de la reportada para la región de América Latina y el Caribe, de acuerdo con cifras de la Unicef y de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo.
En el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil que se conmemora este 12 de junio, Víctor Inzúa Canales, académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, dijo que los menores aun no deben cumplir roles laborales pues “no han gozado de su niñez. Además de ser pequeños física y mentalmente, emocionalmente tienen otras características, pero ante las circunstancias del país las familias en pobreza extrema recurren a ellos para que contribuyan”.
Asimismo, el catedrático mencionó que los niños están inmersos en una realidad paradójica, por un lado, la calle, la pobreza y la marginación y por otro, ese espacio donde buscan la libertad, a veces a costa de su integridad.
Inzúa Canales dijo que muchos niños continúan en la búsqueda de formas de subsistencia informal pero honesta. Y que, incluso algunos llegan a ingresar a instituciones de educación superior.
Los niños trabajadores en condición de calle generan redes de apoyo que les permite generarse contextos favorables; además, construyen pequeñas comunidades en diversos puntos de la urbe, principalmente en jardines o bajo puentes, dijo Izúa.
Asimismo, los niños que no han roto relaciones con sus familias reúnen dinero para apoyarlas, pero continúan viviendo en la calle.
Para el académico, la falta de políticas públicas de atención a la infancia y la adolescencia, así como la omisión de tratados internacionales ratificados por México, incrementan su vulnerabilidad; ejemplo de ello son las llamadas “limpiezas sociales”, que son el retiro de estos grupos de los sitios en donde se establecen.
Además, Inzúa Canales dijo que, en uno de sus estudios, observó también los niños trabajadores viven discriminación de género pues una familia que tiene un local en un mercado público no permite que el niño acuda a la escuela pero la niña sí, aunque al volver a casa tiene una jornada doble o triple porque aparte de estudiar, realiza labores domésticas, cuida de los hermanos menores y ayuda en el negocio.
Por ello, el académico hizo un llamado a erradicar el trabajo infantil en todas las modalidades y velar por la protección de los menores para garantizar el ejercicio pleno de sus derechos.
“De lo contrario continuará este fenómeno de niños trabajadores que, con el tiempo, encontrarán en las calles medios de subsistencia y el espacio donde buscar su libertad, a veces a cambio de su dignidad”, remató.
Con información de Proceso