Que hayan derrumbado la estatua de AMLO en Atlacomulco no significa que podrán tirar a un presidente como él.
Por Manuel Pedrero
RegeneraciónMx, 06 de enero de 2022.- Inicia 2022 y ni la Navidad ni los buenos deseos de año nuevo pueden corregir a la oposición. No importa cuántas uvas coman ni el color de la ropa interior que traigan puesta, mientras no enmiendan los errores que los llevó al fracaso serán oposición vitalicia… pero, ese es un asunto que ya ni me interesa analizar.
Inician el año, justamente, como lo terminaron: inundando a los simpatizantes del PRIAN en la atmósfera del falso triunfalismo, supuestas victorias que deberían marcar un antes y un después en el sexenio con el que van a derrocar al malvado dictador tabasqueño. Los experimentos ya fueron muchos, FRENA, TUMOR, BOA, Frente Cívico Nacional, Va X México, Los Plurales y los que todavía tardan en llegar.
El 29 de diciembre de 2021 el alcalde morenista de Atlacomulco, Roberto Téllez Monroy, develó una estatua del presidente AMLO a dos días de que cerrara su administración, gastando recursos para poner una estatua en la ciudad mas priísta de todo el país actualmente, en un acto de lambisconería supremo o haciendo un favor en lo oscurito para la siguiente administración que, por cierto, es priista.
AMLO, en alguna ocasión en su conferencia matutina, expresó sin ningún problema que, en su testamento, como última voluntad, quiere que su nombre sea utilizado para una calle, colonia o municipio. Nada de eso. Y, por supuesto, tampoco desea monumentos, ni bustos ni estatuas de su imagen y figura. El mejor homenaje para los héroes es siguiendo su ejemplo, dijo esa misma mañana.
La madrugada del 1 de enero de este naciente 2022, la estatua ya estaba destruida y derrumbada. Tomó tan sólo unas horas para que los principales líderes de la opinión opositora del país hicieran tendencia esto en redes sociales, fue realmente un frenesí de pena ajena. Las fotos de la estatua eran acompañadas de textos que decían: “El pueblo pone y el pueblo quita”, #LópezCae y mucho, mucho más.
La radiografía de todo esto radica en una explicación bastante sencilla: como el hombre sediento que atraviesa el desierto sin la oportunidad de beber su propio sudor ve en la cercanía un oasis, tiene hambre, esta herido y pronto va a morir, pero ese oasis hace que permanezca viva su llama de esperanza para ver otro día. Justo así es como veo a la oposición festejando este derrumbe. Ellos realmente creen que este episodio es el reflejo del sentimiento nacional, lo están comparando con la caída de la estatua de Sadam Hussein, se sienten listos para iniciar el movimiento anárquico más grande de la historia y todo está listo, sólo excepto por un detalle: a AMLO no le importa.
La constancia de esto no sólo es lo que dijo en esa conferencia mañanera sino por lo que ocurrirá el 10 de abril de 2022: la revocación de mandato. A la oposición le digo que si realmente lo que quieren es mostrar que tienen razón, participen en la revocación de mandato, cualquiera puede tirar una estatua, pero pocos pueden tirar a un presidente como AMLO. Es más, traten de tirar otras cosas. ¿Podrán tirar las reformas constitucionales? ¿Podrán tirar el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles? ¿Qué me dicen del Tren Maya o la Refinería?
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