Criminalización de migrantes y quienes ayudan a cubrir sus necesidades. Políticas europeas deben ayudar a estos hombres, mujeres y niños; sin dañarlos
Regeneración, 8 de febrero del 2018. La organización humanitaria “Médicos Sin Fronteras” publicó un informe sobre migrantes y refugiados excluidos en Italia, donde denunciaron que “Unos 10.000 migrantes, refugiados y solicitantes de asilo viven en condiciones inhumanas”
El informe, disponible en este enlace ‘En el ángulo muerto: refugiados y migrantes en Italia’, señala “estas personas viven atrapadas en las fronteras, en edificios ocupados en las ciudades y en guetos en zonas rurales”.
“La investigación describe una situación en la que miles de personas que tienen derecho a refugio y protección ni siquiera cuentan con un refugio digno donde dormir, suficiente comida o acceso a un médico», explica Giuseppe De Mola, coordinador del informe y asesor de Incidencia Política de Médicos Sin Fronteras (MSF).
MSF revela que refugiados y migrantes viven en grupos más pequeños respecto a 2016 porque los desalojos han fragmentado los asentamientos informales en los que se alojaban.
Dado que no se les ofrece vivienda alternativa tras ser desahuciados, refugiados y migrantes se ven obligados a buscar abrigo en lugares ocultos del resto de la sociedad como edificios abandonados.
En muchos casos, la asistencia a migrantes y refugiados excluidos del sistema de recepción está garantizada por grupos de voluntarios locales.
Estos voluntarios son sometidos, a menudo, a una gran presión por parte de las autoridades nacionales y locales, presiones que en algunos casos culminan en procedimientos judiciales en su contra.
Fronteras nocivas
En el caso de Ventimiglia, localidad fronteriza con Francia. El informe ‘Fronteras nocivas’ muestra que, a pesar de que el acuerdo de Schengen sigue en vigor, las devoluciones desde Francia continúan.
Además, de las 287 personas entrevistadas, 1 de cada 4 afirmó haber sufrido episodios de violencia en la frontera a manos de las autoridades fronterizas italianas y francesas.
Debido al cierre de fronteras por parte de Francia, Austria y Suiza, más de 20 personas han muerto en los últimos dos años tratando de cruzarlas y el número de migrantes, incluidos menores no acompañados, atrapados en las zonas fronterizas y que residen en asentamientos informales, ha aumentado.
«En lugar de adoptar políticas a largo plazo que respondan a las necesidades de un número relativamente manejable de personas que viven en condiciones inhumanas, somos testigos de la criminalización de migrantes y refugiados y de quienes les ayudan a cubrir sus necesidades básicas», denuncia Tommaso Fabbri, nuestro director de proyectos en Italia.
«Las políticas europeas e italianas deberían ayudar a estos hombres, mujeres y niños, sin dañarlos. Es hora de cambiar el rumbo”.