El Senado de la República aprobó, en lo general, la Ley Minera que contempla la administración y explotación exclusivas de los yacimientos de litio por el Estado mexicano
RegeneracióMX.-El pasado 20 de abril el Senado de la República aprobó, en lo general, la Ley Minera propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador que busca la nacionalización del litio.
La minuta contempla la explotación exclusiva del mineral por parte del Estado, favoreciendo el desarrollo de la industria del litio en favor de los mexicanos.
«El litio es patrimonio de la Nación y su exploración, explotación, beneficio y aprovechamiento se reserva en favor del pueblo de México», consigna la ley publicada en el Diario Oficial de la Federación. Se trata de una tajante negativa a que una industria en auge y sus potenciales beneficios económicos sean para mineras extranjeras.
El Estado contempla que la administración, aprovechamiento y desarrollo de dicha industria pueda favorecer la economía nacional y colocar a México como un país estratégico en la explotación.
¿QUÉ ES EL LITIO?
El litio es un mineral químico que en años recientes se ha vuelto altamente cotizado. Se trata de un recurso utilizado en la fabricación de pilas para celulares, computadores portátiles y baterías de coches eléctricos, estos últimos contemplados como uno de los pilares en la migración a energías limpias.
Según datos recabados por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), México tiene unas reservas de litio estimadas en mil 700 toneladas, mientras que las mayores reservas globales se encuentran en Australia y en el llamado «triángulo del litio» (Bolivia, Chile y Argentina).
Si México se suma a la competencia mundial, Jaime Gutiérrez Núñez, presidente de la Cámara Minera de México (CAMIMEX) aseguró que se podrían generar «más de 25 mil empleos directos, más de 300 mil indirectos, además de generar más divisas hacia el país y recaudar más impuestos, alrededor de 25 mil millones de pesos adicionales al año», explicó.
México ocupa el lugar 10 en una lista de 23 países que poseen el llamado “oro blanco” y cuenta con el mayor yacimiento del mundo, ubicado en Sonora.
Este elemento se encuentra presente tanto en pegmatitas, como en salmueras, pozos petrolíferos, campos geotérmicos, arcillas e, incluso, en los océanos.
LOS OBSTÁCULOS
Aunque las reformas a la Constitución en 1918 contemplaban el litio como propiedad de la nación, tratados internacionales ponen obstáculos a la potencial explotación. Uno de ellos es el T-MEC.
En las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (T-MEC) existe un anexo en el que México se reserva la explotación de ciertos recursos como la energía nuclear, sin embargo el litio no fue especificado.
Expertos aseguran que México tendría que negociar con Estados Unidos y Canadá para obtener los derechos absolutos sobre sus propios recursos.
Las cláusulas del T-MEC fueron ideadas para mejorar el intercambio comercial entre América del Norte, pero dejaron fuera la desigualdad que existe entre los tres países que la conforman.
“Existen una serie de restricciones que normalmente serían violatorias del T-MEC, pero que se llegan a acuerdos para permitirlas, por ejemplo, Estados Unidos tiene una restricción para que los uniformes de su ejército sean producidos exclusivamente en EU, mientras que México se reservó la generación de energía nuclear”, afirmó Keneth Smith, ex jefe negociador del tratado.
Tanto las compañías privadas de México como las de cualquier otro país quedan excluidas del proyecto industrial aprobado por el Congreso, algo que no ha gustado a la élite empresarial.
Dicha élite asegura que México no podrá desarrollar una industria nacional del litio debido a que la ubicación de nuevos yacimientos, aparte del de Sonora, representaría una inversión millonaria.
Mineras canadienses que operan en territorio nacional señalan que no se les tomó en cuenta para incluirlas en el proyecto por lo que no están de acuerdo en que se lleve a cabo.
El presidente López Obrador anunció que las ocho concesiones de exploración de litio, otorgadas por su predecesor, Enrique Peña Nieto, serán revisadas.
La promesa del Gobierno federal se mantiene, aunque, todavía no se cuenta con un yacimiento en explotación las probabilidades de que México entre a la industria son reales.