Discriminadas y con severos obstáculos en su acceso a los derechos básicos, las mujeres indígenas constituyen el rostro olvidado de la pobreza, un panorama que esperan superar con la voluntad política de los gobiernos.
Si las féminas en general representan -según datos de Naciones Unidas- el 70 por ciento de los mil 200 millones de seres humanos en la pobreza y seis de cada 10 de las personas con hambre en el planeta, la situación específica de las originarias es aún peor.
Asimismo, las mujeres indígenas sufren la usurpación de sus tierras por las transnacionales y el crimen organizado, y la represión cuando alzan sus voces ante ese escenario.
Por otra parte, son víctimas de la explotación laboral y sexual, y la violencia, esta última expresada en flagelos como la mutilación genital y los casamientos forzosos.
De acuerdo con Otilia Lux de Coti, activista guatemalteca del pueblo Maya Quiché, para dejar atrás siglos de marginación y desigualdad, deben ser escuchadas las voces hasta ahora ignoradas de decenas de miles de féminas de los pueblos originarios.
«Queremos ser visibles, que nuestros derechos estén incluidos en la agenda post-2015 de desarrollo sostenible, porque para los Objetivos del Milenio no fuimos consultadas», señaló a Prensa Latina la directora ejecutiva del Foro Internacional de Mujeres Indígenas.
Lux de Coti participó en el 58 Período de Sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, foro celebrado entre el 10 y el 21 de marzo en la ONU, donde se debatieron los avances y desafíos en materia de igualdad de género y empoderamiento femenino, dentro del progreso político y socio-económico mundial.
Para la otrora parlamentaria y ministra guatemalteca de Cultura y Deportes, el nuevo marco de desarrollo sostenible, el cual sustituirá en 2015 a las metas del milenio, significa una oportunidad histórica de abordar prioridades particulares de las originarias.
No fuimos escuchadas para establecer los anteriores objetivos, pero eso debe cambiar, a partir de la creación de espacios en Naciones Unidas para que tengamos representantes consideradas interlocutoras en igualdad de condiciones, advirtió.
Se trata -dijo- de la posibilidad de que nos consulten decisiones que nos afectan, además de ubicarnos en mejores condiciones para impulsar el cumplimiento de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada en 2007 por la Asamblea General.
VOLUNTAD POLITICA
Durante el 58 Período de Sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, delegadas indígenas de diversos continentes reclamaron un compromiso de los gobiernos con medidas verificables que las ayuden a superar siglos de exclusión política, social y económica.
Falta voluntad política en los estados para atender un sector especialmente vulnerable a las crisis, el impacto del cambio climático, la discriminación y la violencia de género, subrayó Lux de Coti.
La activista lamentó que a tan adverso panorama se sume la criminalización cuando protestan y exigen sus derechos.
Vemos en algunos lugares de Latinoamérica y el mundo complicidad con empresarios vinculados a la minería y otras esferas agresivas para el entorno, y la respuesta a quienes rechazan tales prácticas a veces es la detención, y hasta la tortura y la muerte, denunció.
Las industrias extractivas llevan a los territorios indígenas militarización, pesticidas, abusos y desplazamientos, una situación que para las originarias además significa violaciones sexuales y explotación.
Para borrar este escenario necesitamos voluntad política gubernamental y apoyo de Naciones Unidas, sobre todo incluyendo la solución a nuestros problemas en la agenda de desarrollo sostenible post-2015, con indicadores medibles y verificables, estimó.
Lux de Coti recordó que los pueblos originarios enfrentan en el planeta severas dificultades para acceder a los alimentos, el agua potable y las fuentes de energía, cuestiones complicadas por la crisis económica y el cambio climático.
Son situaciones que afectan sobre todo a las féminas, tal vez el sector más vulnerable ante la extrema pobreza, expuso.
Por su parte, la nepalesa Chanda Thapa Magar coincidió que la voluntad política es la clave para cambiar el adverso panorama de las mujeres indígenas.
A estas alturas hay estados que dudan en reconocernos como ciudadanos, porque nos consideran personas de segunda categoría, un problema particularmente duro para las féminas, explicó a Prensa Latina la coordinadora del Pacto de Asia para los Pueblos Indígenas.
Thapa Magar sentenció que las mujeres indígenas sufren doble el tema de la exclusión «por indígenas y por mujeres».
La joven nepalesa también demandó una nueva agenda de desarrollo sostenible comprometida con las causas de las originarias.
OBJETIVOS DEL MILENIO Y POST-2015
En su 58 período de sesiones, la Comisión creada en 1946 para impulsar en el planeta la equidad de género y el empoderamiento de la mujer se centró en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio y las prioridades para el marco de desarrollo sostenible que los remplazarán el año próximo.
Si bien se reconocieron progresos, el documento final del foro de dos semanas dejó claro lo mucho que resta por avanzar en materia de igualdad y del fin de la discriminación.
Nosotras tenemos una situación más grave, porque los beneficios de las metas del milenio no han sido significativos para las originarias, alertó Thapa Magar.
En ese sentido, la activista nepalesa insistió en la necesidad de aprovechar la agenda post-2015 de desarrollo para hacer justicia.
Las conclusiones adoptadas por la Comisión demandan el cumplimiento de la declaración y el plan de acciones aprobado en la conferencia de Beijing sobre la mujer, celebrada en 1995.
Dichas iniciativas dedicaron entonces espacios a los derechos de las indígenas y el respeto a su identidad, cultura, tradiciones y acceso a los servicios y la participación activa en la sociedad.
A casi dos décadas del encuentro de Beijing, las originarias siguen sufriendo de una forma particular la exclusión.
Al respecto, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer mostró preocupaciones por los pocos avances en los grupos más marginados de la sociedad.
Compromiso y voluntad política son las únicas respuestas posibles para superar la inequidad y su brutal impacto en las féminas indígenas, coincidieron sus representantes.
*Corresponsal jefe de Prensa Latina en Naciones Unidas.
Prensa Latina