En tierra totonaca, representantes de 60 comunidades de Puebla y Veracruz rechazaron a las mineras, petroleras e hidroeléctricas que amenazan su territorio.
Leticia Ánimas
Regeneración, 28 de octubre de 2017. San Felipe Tepatlán, Puebla.- Con un intercambio de semillas de frijol, maíz, alverjón, flores y frutos, totonacos y maseuales de la Sierra Norte de Puebla sellaron su pacto de unidad contra los denominados proyectos de muerte, durante una asamblea realizada en San Felipe Tepatlán, amenazado junto con Tlapacoya y Ahuacatlán, por la Hidroeléctrica Puebla 1 que la empresa Comexhidro quiere hacer para abastecer a WalMart.
La 22 Asamblea por la Vida y en Defensa del Territorio se realizó en territorio totonaca el domingo pasado. Hasta la parte media de la cañada que rodea el Río Ajajalpan llegaron representantes de 60 comunidades que acordaron unirse y trabajar por todos los medios posibles “para que se nos respete como pueblos orginarios y campesinos que tanto les hemos dado a las ciudades: alimentos sanos, agua limpia, nuestro trabajo, lugares hermosos para disfrutar y sentir la paz de la madre naturaleza”.
Un pausado ritual acompañado por la Danza de los Voladores de San Mateo Tlacotepec precedió la reunión. Primero doña Rufina Villa y doña Irene Cruz sahumaron la tierra, las ceras, las semillas, las flores, los frutos y el agua que se ofrendaron al sol y al fuego, a los santos, los dioses y los ángeles, como San Miguel, el encargado de hacer los relámpagos y la lluvia. Pero también a Atzin, el dueño del mar y del agua. Luego el Consejo de Ancianos y Mayordomos dedicó la ofrenda a los cuatro puntos cardinales, agradeció a la vida, pidió por las buenas cosechas y por la armonía y la unidad de los totonacos y maseuales.
Después de reforzar el espíritu, dieron palabra de sus preocupaciones: desde la parte de arriba, donde nace el río Ajajalpan, hay varios proyectos extractivos que los amenazan como pueblos. Las minas de Feldespato de la empresa belga Sibelco, están acabando con el agua en Ahuazotepec y Zacatlán, causando enfermedades y la destrucción de los bosques y las montañas que desaparecen poco a poco.
Mientras empresas como Grupo México y Comexhidro pretenden construir plantas hidroeléctricas que abastecerán de energía a las empresas mineras de la primera y a la transnacional WalMart en el caso de la segunda. Y en la parte baja de la cuenca, es la extracción de hidrocarburos la que está destruyendo la naturaleza.
Por eso, dijeron, “rechazamos las leyes injustas como las de la Reforma Energética, hechas para empresas de millonarios que ocupan nuestro territorio y lo desangran, aun a costa de desplazarnos, de que padezcamos hambre y sed, de destruir y contaminar lo que tanto nos ha costado cuidar”.
Llamaron a las empresas como Comexhidro, Gaya, Gesa, Almaden Minerals, Frisco y Grupo México a que dejen de generar división y confrontación en los pueblos. Que dejen de “hostigarnos, engañarnos y amenazarnos. El mal gobierno no manda en nuestro territorio y no los queremos aquí”, apuntaron.
En un pronunciamiento conjunto pidieron permanecer unidos ante la división que causan en sus pueblos los partidos políticos y el crimen organizado. A dejar de aceptar “sus limosnas”, a no ser cómplices de la corrupción”.
“Desde el Totonacapan les decimos que no nos vendemos, que no somos sus esclavos, ni sus sirvientes. Que vamos a defender nuestras vidas y a seguir ejerciendo nuestro derecho a la libre determinación, al territorio y a decidir nuestro futuro y cómo queremos vivir”.
Los totonacos y los maseuales hicieron un compromiso de unidad en la defensa de los ríos, de la vida, de los manantiales y de la tierra en un proceso de lucha no violenta para seguir existiendo como pueblos originarios y seguir siendo “los guardianes de la Madre Tierra”.