Por Ana María Vázquez
Pocos han reparado en la simbólica visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la pirámide del Castillo de Chichén Itzá antes de su viaje a Washington. Va un poco de historia para el contexto: Jaguar o Balam, era el símbolo del poder en la cosmogonía maya simbolizando la luz y la oscuridad, un trono que estaba reservado sólo a los elegidos, era a su vez símbolo de vida y fertilidad, pero también de protección; realizado con piedra de Yucatán, colmillos de concha marina y ojos e incrustaciones de jadeíta que simbolizaban, según los estudiosos, simbolizaba el intercambio del comercio entre los pueblos.
Así, a través de una fotografía al lado de una pequeña pieza realizada alrededor del año 700 D.C., de 68 centímetros de alto, 81 de largo y 42 de ancho, y restos de un disco emblemático del Halack Uinik, el mensaje que manda al mundo ante su encuentro con Justin Trudeau y Joe Biden es en principio de apertura hacia un comercio y acuerdos benéficos para todos, pero hay más en esa fotografía. ¿Lo notaron?
Más allá de los memes o las críticas, la sombra que proyecta la imagen presidencial no es casual…¿o si?. Veamos: La sombra de un jaguar que parece proyectarse en la espalda del presidente, sería el Halach Uinick, el nombre del máximo gobernante de la ciudad, al que pertenecía el Jaguar Rojo y en el que solamente él podía sentarse, este trono haría que el gobernante se convirtiera en un jaguar espiritual, semejante a los nahuales de las culturas mesoamericanas, que protegería a su pueblo y era pues, el llamado quinto protector.
La sombra reflejada en esa fotografía, quizá pareciera la del jaguar protector , el Halach Uinick o tal vez, la del jaguar espiritual que acompañará al mandatario en su viaje. Como quiera que sea, la visita no es casual, surge a raíz de las declaraciones de López Obrador en la ONU y casi de fast track. Tampoco es menor el tema de la Reforma Eléctrica cuyos principales afectados seríamos nosotros, los mexicanos si no se aprueba.
Con 68% de aprobación a su mandato, según datos conservadores de Morning Consult; 44% de Trudeau y Biden 46%, Andrés Manuel López Obrador se presenta como un fuerte mandatario a la altura de los mejores del mundo. Apoyado por su pueblo y por supuesto por el Gran Jaguar que lo acompaña.
La historia maya cuenta que el Jaguar Rojo recibió la muerte simbólica hace 300 años para dar resurrección espiritual al gobernante. ¿Quién diría que después de todo ese tiempo, en una sola fotografía, se haría presente de nuevo para dar fuerza espiritual y literal a nuestro presidente?
Sería interesante que revisaran el Kin Maya de nuestro presidente, cuya imagen es llamada IX UAC – El Mago Rítmico Blanco.
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