#Opinión: La más valiente

Por Miguel Martín Felipe

RegeneraciónMx.- Han transcurrido ya los dos debates entre las candidatas para la gubernatura del Estado de México. En el primer debate, realizado el 20 de abril de 2023, fue designada como moderadora Ana Paula Ordorica. Terminó siendo un desacierto, puesto que la conductora de espacios noticiosos en Televisa optó por asumir la figura de la moderación activa, haciendo cuestionamientos motu proprio, más allá de las preguntas que fueron sorteadas por el propio Instituto Electoral del Estado de México. Ordorica no pudo evitar mostrar su preferencia por Alejandra del Moral y cebarse contra Delfina Gómez con cuestionamientos que por momentos tenían tintes irónicos, por lo que ese primer debate fue ensuciado no solo por la andanada de ataques proferidos por Del Moral, sino también por un innecesario protagonismo de la moderadora.

El segundo debate se realizó el 18 de abril sin mayores incidentes. Sin embargo, llegar a él implicó un camino algo tortuoso, puesto que el IEEM había designado para éste a una moderadora prácticamente clónica de Ana Paula Ordorica. Se trataba de Pamela Cerdeira, quien conduce igualmente noticiarios cuyo target son las clases medias, dentro de la cadena MVS, tanto en radio como en televisión. Asimismo, es muy activa dentro la red Twitter en lo que a críticas a la 4T se refiere. El equipo de campaña de Delfina Gómez reaccionó ante esta designación y protestó para que se cambiara a la moderadora. Por su parte, Alejandra del Moral, en la necesidad de remontar los 20 puntos porcentuales que la mayoría de encuestas le dan como ventaja a Delfina, acudió a cuanto espacio de los medios corporativos le fue posible para verter múltiples descalificaciones hacia Delfina, todo ello en torno a que “le daba miedo ser exhibida” o que “rehuía al diálogo”.

Finalmente se llevó a cabo el segundo debate el 18 de mayo de 2023. Fue designada Ginarely Valencia, comunicadora de menor exposición y con un perfil más ligado al ámbito académico. Esta nueva moderadora tuvo un desempeño sobrio o de ‘moderación pasiva’, si así se le quiere calificar, y no fue motivo de polémica alguna, como tampoco lo fue el debate en sí, que resultó inocuo, puesto que la celebrada “valentía” con la que se ha pretendido promover la figura de Alejandra del Moral se vio totalmente ausente. Puede que, a estas alturas, en los lóbregos cenáculos de la derecha se estén preguntando si fue buena idea poner a Alejandra del Moral como candidata, pues las propias encuestas muestran que no levanta simpatía alguna.

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El diseño de la campaña ‘prianista’ para el Estado de México resultó inadecuado, puesto que privilegiar el ataque hacia Delfina Gómez, AMLO y Morena fue mucho más prominente en su discurso que las propuestas, que a día de hoy resultan poco identificables. Solo se hizo énfasis en que se trataba de una mujer valiente, pero ya se atestiguó que ese vago concepto no le quedó claro a nadie, o bien, no fue suficiente argumento como para mantener al PRI en el poder cuando la tendencia a nivel nacional es evidentemente otra.

Por su parte, Delfina Gómez se dedicó a andar la misma ruta que AMLO, la misma fórmula que le dio el triunfo fraguado durante tantos años: recorrer hasta el último municipio. Es evidente que Delfina Gómez no ostenta la retórica más aguda y grandilocuente. Al contrario, evidencia una cierta dislalia, pero ésta no la descalifica de ninguna forma, así como Alejandra del Moral no puede borrar toda la podredumbre a la que representa solo por ser una oradora efectiva. Realmente ha sido una campaña fácil para Delfina, quien solo ha hecho su trabajo de acercamiento a la gente y ha preferido no exponerse en los medios corporativos, puesto que sabe que la esperan ansiosamente interlocutores que le harán cuestionamientos agresivos encaminados a descarrilarla, cosa que no sucede con Del Moral, quien recibe tersas entrevistas a modo que están encaminadas a hacerla subir en las preferencias.

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Estamos atestiguando la consolidación de un nuevo paradigma en cuanto a campañas políticas. Antes la izquierda mexicana padecía de un ocultamiento sistemático en los medios corporativos, mientras que los equipos de campaña buscaban afanosamente algunos minutos de exposición dentro del espectro radioeléctrico, que siempre privilegió a las opciones políticas de la oligarquía y les cubría sus campañas con particular gusto. Delfina Gómez lidera las preferencias habiendo hecho uso de las redes sociales, tanto a secas como cibernéticas. Los lectores de noticias en medios tradicionales pueden decir misa, pero ya no son de ninguna forma determinantes en el rumbo de la elección. Y ante este panorama, la derecha, aturdida desde 2018, sigue sin encontrarle la cuadratura al círculo. Solo les queda aferrarse a la narrativa de que AMLO “está destruyendo a México”, la cual no encuentra correlato en el grueso de la sociedad mexicana, que trabaja y se informa en conformidad con los resultados que otorga la opción que eligió y que todo parece indicar refrendará en 2024.

La ‘batalla maestra’ aún no está ganada, pero, como dirían por ahí, “vamos requete bien”. Concretemos la obra en las urnas para sanear el estado de México de la corrupción y el mal gobierno priista. Sigamos demostrando que esta es una nueva era y que nadie nos la regaló; la construimos con nuestras propias manos.

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