Por Ana María Vázquez
RegeneraciónMx.- Fue a finales de los 70´s cuando nos conocimos, quizá fue la diferencia de caracteres lo que hizo que la amistad floreciera, tú, entrona, echada “pá lante”, contestataria; yo, reservada y mas afecta al razonamiento que a la discusión; tú, extrovertida y divertida, yo todo lo contrario.
Estabas sola en la capital y tenías dos trabajos para poder estudiar, recuerdo cuando te aceptaron en la Septién, tu alegría era inmensa, celebramos con una torta compartida y un refresco en tu minúsculo departamento de la colonia Guerrero, ese del que tanto me burlaba porque estaba justo al lado de un cine porno y tenías, a querer o no, que escuchar 24×7 las funciones ya que tu cuarto estaba justo pared con pared de la sala.
Éramos dos adolescentes solas que se compartían sueños y anhelos: siempre quisiste ser periodista y yo, escritora. Reímos y compartimos el poco tiempo que nuestros caminos se juntaron. Luego, los estudios y la vida nos separaron durante un tiempo hasta que, años después, volvimos a coincidir en Televisa. Eco, un proyecto noticioso de Jacobo Zabludovsky nos había reunido, yo ya era escritora y tú, reportera.
¡Lo conseguiste! Nos dijimos mutuamente mientras nos dábamos un abrazo interminable. Recuerdo que nos tomamos el resto de la tarde para ponernos al día y fue ahí cuando prometimos no dejar que la distancia nos volviera a separar.
A partir de entonces chateábamos con frecuencia y seguíamos con interés la carrera de la otra. Nuestra última conversación fue en diciembre, y antes de esa, cuando te presentaste en la Mañanera con tu solicitud de protección, recuerdo haberte reprochado el que no nos viéramos entonces y respondiste que había sido un viaje “flash” y que debías volver a Tijuana “habrá tiempo”, dijiste…
Recuerdo el tuit de Álvaro Delgado: Periodista asesinada, y mencionaba tu nombre. Un llanto triste y sordo comenzó y no ha parado desde entonces querida Lubi, un llanto lleno de rabia y frustración, lleno de preguntas sin respuestas, de voces ahogadas en el dolor preguntando ¿Por qué?
Un día antes, habías estado en el homenaje a Margarito, un fotoperiodista asesinado y tu voz en el megáfono hacía la misma pregunta que yo me hago ahora: ¿Por qué?
El clamor del gremio alzó su voz y en 67 ciudades y 31 estados se alzaron en protesta exigiendo justicia. Ayer fue tu funeral y no pude estar contigo, ese “ya habrá tiempo” no podrá concretarse. Descansa en paz amiga, cómplice, entrañable Lubi.
Cada 38 horas, una mujer, periodista o comunicadora es sujeta a algún tipo de violencia por su labor. #NoSeMataLaVerdad #Justicia
Para Lourdes Maldonado. In memoriam.
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