Opinión: TZOMPANTLI

Por Ana María Vázquez

RegeneraciónMx.- Nuestra cultura se ha caracterizado desde antes de la conquista por los monumentos a los dioses a los que, se les honraba mediante altares formados con cráneos de las víctimas que eran decapitadas y ofrecidas en sacrificio; las víctimas podían ser del pueblo o guerreros destacados, se tiene conocimiento que desde el Posclásico Temprano existían ya este tipo de monumentos.

Hoy, con la construcción del Tren Maya y la remodelación de Chapultepec, han vuelto a encontrarse nuevos restos que cuentan parte de nuestra historia, o tal vez, la complementan.

Sin embargo, lo que nosotros dejaremos a los que nos precedan y que vendrán muchos años después, serán otro tipo de restos, los cuerpos de los asesinados por la violencia del narcotráfico y la guerra de cárteles que desde Caderón aún continúa.

En días pasados se encontró una de las fosas más grandes, se trata de 60 paquetes que contienen restos humanos y que fueron hallados entre Ocoyoacac y Lerma, muy cerca una casa identificada como “casa de seguridad”; a principios de año, más de 42 bolsas con las mismas características de estas fueron halladas en Tenango del Valle.

El Estado de México se ha vuelto un foco rojo donde los diferentes cárteles se disputan el territorio sin que el actual gobernador haya hecho mucho al respecto. 

Las llamadas “buscadoras” han proliferado por el país esperando encontrar los restos de algún desaparecido, alguien que un día salió y no lo volvieron a ver.

Quizá, dentro de miles de años, si el ser humano aún existe, alguien comience a encontrar restos humanos en toda Latinoamérica y eso ayudará a contar la historia de violencia enloquecida que crea cadáveres para honrar a las drogas, el poder y el dinero y sea exhibida en algún museo de otro mundo y contada a los jóvenes para que no se destruyan de la manera tan terrible como se está destruyendo ahora.

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