RegeneraciónMx.- Ya en dos artículos publicados en Proceso, Javier Sicilia ha sido más que excesivo, en el primero acusa al presidente de tener la psicología de Hitler, fundamentándose en un texto de Canetti, y en el otro, luego de la avalancha de críticas por el exceso, en la misma revista acusa a sus detractores de “no saber leer, mentir y desfigurar la verdad”. Doblemente fuerte y excesivo cuando un supuesto escritor acusa a los lectores por no entender el sentido de sus palabras.
Hace años, cuando Sicilia empezó su movimiento, me preguntó mi editor: Oye, y ese Sicilia, ¿lo conoces?, ¿leíste algo de él? Mi respuesta fue: si tú, que con tu familia tienes un siglo como editor no lo conoces, mucho menos yo.
Por aquel entonces, el asesinato de su hijo aparentemente a manos del narco vino a darle una popularidad que ni el mismo se esperaba y aprovechando la ola, creó el movimiento para la “Paz con Justicia y Dignidad” en la que marchó desde Cuernavaca hasta la Ciudad de México, era la época de las masacres de Felipe Calderón, mucha gente se unió: 60 ONG´s, la familia Le Barón, Keith Rainiere y Emiliano Salinas. Un dolor indudable que arrastró de todo en la gestión de ese movimiento, el dinero y el prestigio empezaron a fluir.
Tiempo después, Sicilia anunció que dejaría para siempre las letras, la decisión más sabia que pudo tomar de las muchas torpes que ha tomado desde la muerte de su hijo y antes de ella.
Para poder entender, aunque sea un poco las acciones de Sicilia, habría que remontarnos a 2009, dos años antes del asesinato de su hijo, Sicilia obtiene el Premio de poesía Aguascalientes, uno de los más importantes que, sin embargo, constituye la mayor caída para un escritor ya que al mismo tiempo que la obra es publicada por Conaculta, otro escritor y crítico, Evodio Escalante, destroza el texto acusándolo de plagio. En su análisis, Escalante descubre fragmentos completos de autores como Eliot, Celan, Rilke, Prufock, poniendo énfasis en que este tipo de plagio había iniciado en 2004 con el libro “La presencia desierta” que había publicado el FCE.
Tras el escándalo, Sicilia ve su carrera tambaleante, pocos creen ya en él, las puertas se le cierran y es hasta la muerte de su hijo que cobra de nuevo notoriedad y el incidente del plagio queda en aparente olvido. ¿o no?
Ahora, se apropia de las letras de Canetti, (aunque por lo menos aquí sí le da el respectivo crédito), tergiversándolas y modificándolas a su antojo, para hacerlas caber muy a la fuerza en una figura que nada tiene que ver con ellas. Antes que fundamentar con sus propias ideas su dicho, el supuesto “autor” toma las letras de otros para enarbolar una bandera que, al salirle bastante forzada, tuvo que enderezar diciendo en el siguiente artículo: “no saben leer, mienten y desfiguran la verdad”. Y tachar a los lectores de “analfabetas funcionales”.
La ventaja de las letras es que quedan ahí, expuestas inamovibles, y son mudos testigos de lo que se dijo.
Habrá muchos psicólogos que puedan desentrañar no las actitudes presidenciales, sino las acciones de un poeta plagiador, quemado, que irá tratando de echar tierra a su pasado, aunque en esta tierra estén también las cenizas de su hijo.
El “repartidor de besos”, lo mismo ha besado a Josefina Vázquez Mota que a Felipe Calderón, Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Álvarez Icaza, entre otros, como si de un sello o una marca se tratara. Interesante, insisto para los psicólogos.
Al poeta plagiador, ahora repartidor de besos le convendría leer el maravilloso texto de Walter C Langer “La mente de Adolf Hitler”, un ensayo basado en informes psicoanalíticos y sociológicos sobre el Tercer Reich, aunque le recomendaría NO sacar de contexto ni PLAGIAR lo que ahí se dice.
Mal desde todos los puntos y excesivo desde donde se lo vea, Sicilia está desbordado en sus conceptos. ¿Será porque ya no está financiado por Nexium?, ¿Por qué la amistad con los Le Barón ya no le es rentable?, ¿querrá visibilizarse para tener, tal vez un buen puesto en las empresas de Claudio X?.
Todo puede suceder en un alma despechada, y todo…por un beso.
Sigue a Ana María Vázquez en Twitter como @Anamariavazquez