El mensaje de Trump nada tuvo que ver con el que había dejado su antecesor, Barack Obama.
Regeneración, 24 de mayo de 2017.- «Es un gran honor estar aquí con todos mis compañeros, ¡Qué increíble, nunca lo olvidaré!». Ese fue el mensaje que dejó Donald Trump en Yad Vashem, el Museo del Holocausto en Israel. En mayúsculas, breve, superficial, autorreferencial y extrañamente optimista.
La firma es del estilo de Trump, quien intenta destacar la palabra «increíble” en cualquier acontecimiento. Lo mismo la usa para alardear de su mujer o de sus hijos, para describir su relación con su yerno Jared Kushner o para calificar al ex entrenador de baloncesto de Indiana, Bobby Knight. Esta vez ha sido para expresar su emoción por estar en el Museo del Holocausto, sin hacer ninguna referencia a la simbología del lugar.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero inevitables. El mensaje de Trump nada tuvo que ver con el que había dejado su antecesor, Barack Obama, quien escribió en 2008: «Estoy agradecido a Yad Vashem y a todos los responsables por su extraordinaria institución.
En estos tiempos donde el peligro y las promesas, guerra y progreso, estamos bendecidos por tener el poderoso recuerdo de la capacidad humana de crear tanto mal, pero también de nuestra capacidad de sobrepasar la tragedia y reconstruir un mundo mejor.
Que aquí vengan nuestros hijos y aprendan de la historia, para que ellos puedan unirse a nosotros y proclamar ‘nunca más’.
Recordemos a aquellos que nos dejaron, no sólo a las víctimas, sino también como individuos que tuvieron esperanza, amaron y soñaron igual que nosotros, y se han convertido en símbolos del espíritu humano».
Las palabras de Trump, aparentemente de tono relajado y sin referencia al sentido del museo o la memoria del Holocausto, han suscitado críticas en las redes sociales. No sólo muestra la simplicidad del vocabulario del republicano —algo que ya le ha generado reproches en el pasado—, sino también poca sensibilidad ante la mayor tragedia del siglo XX. Y no es la primera vez que el presidente muestra ignorancia frente a la historia.
La escritura de Trump, un hombre que ha reconocido que no lee libros, también destaca su vocabulario limitado. Lo mismo usa la palabra “increíble” para describir su emoción por estar en el Museo del Holocausto que para alardear de su mujer o su equipo de trabajo.
Con información de: El País