Tras un feminicidio o desaparición en la familia los festejos cambian para siempre. El propósito 2019 es Justicia. Este es el caso de Norma Dianey García
Por Pita Ramírez
Regeneración, 29 de diciembre de 2018. En la noche del 31 de diciembre, por lo regular, las familias se reúnen para festejar el término del año y la apertura de otro.
Hacen una cena especial, cantan, bailan, ríen y se abrazan.
Algunas familias lleven a cabo rituales supersticiosos para viajar, encontrar pareja, atraer dinero o para que algo que desean con el corazón se les cumpla.
Otras comen 12 uvas, cada una con la finalidad de pedir un deseo o propósito para el año entrante.
Y todas, al llegar los diez segundos antes del año nuevo cuentan en forma regresiva para finalmente gritar «¡feliz año nuevo!»
Sin embargo, este jolgorio no se vive igual en todas las familias mexicanas. Sin ser decisión propia, algunas personas viven estas fechas con dolor, miedo, enojo y con una desesperada sed de justicia.
Si tuvieran la oportunidad de comerse las 12 uvas como antes lo hacían, en cada deseo pedirían que la mujer de su familia que desapareció, aparezca; que la mujer asesinada por uno o varios hombres no lo estuviera o que al menos los culpables estuvieran en prisión pagando una condena.
Hay familias que en vez de abrazarse de felicidad, lo hacen en manera de apoyo para sobrevivir.
Incluso, algunas ya no esperan visitas, pues fueron desplazadas de sus antiguas viviendas, después de que las autoridades no velaron por su seguridad luego de que éstas alzaran la voz a través de los medios o en las calles.
Muchas familias no viven estas festividades como se supone lo deberían hacer.
Estas fechas construidas al servicio de la mercadotecnia y el capitalismo sólo acrecientan más la herida y el vacío de ya no tener cerca a su familiar.
Hasta volverte abrazar, Norma Dianey García
«Esta es la navidad y año nuevo más triste de mi vida, no me explico cómo es posible que no podamos encontrar a Norma. Hemos ido a forenses, hospitales y nada, nadie sabe nada.
«Para mí el dolor es muy fuerte, el no saber cómo está mi princesa. Sí ya comió, si no está pasando frío.
«Antes las Navidades y los fines de año eran bonitos. Mi familia estaba completa, éramos felices, festejábamos, platicábamos y nos abrazábamos, pero hoy, le digo, para mí ni para las hermanas de Dianey nunca será nada igual.
«En estas fechas a mi hija le encantaba jugar el más pequeño de la familia. Además amaba cenar platillos especiales, platicar, y bailar con nosotros, su familia».
Con la angustia visible y la mirada cansada, la señora Lourdes García Arizmendi platica su travesía por estos 11 meses de búsqueda constante, en la que ha intentado dar con el paradero de su hija Norma Dianey García García.
La joven desapareció el 15 de enero de este año cuando se disponía a llegar a su casa en Netzahualcóyotl, Estado de México, después de su jornada laboral en el departamento Coppel Ruti.
Como cualquier otro día de trabajo, la joven que en ese entonces tenía 24 años de edad, salió a las 8:30 pm y al pasar poco más de una hora y el no presenciar su llegada a casa, su familia comenzó a preocuparse.
Norma Dianey tenía la costumbre de hablar con su mamá todo el tiempo, ya sea por WhatsApp o por llamada telefónica. Incluso, cada que salía del trabajo le avisaba.
Por ello, para su familia era muy extraño que Dianey no llegara a casa ni diera señales.
En su mente y cuerpo de la señora Lourdes había una inexplicable sensación de alerta.
Sin más, comenzaron a llamarla y aunque daba tono, nadie contestaba. Pasaron horas y la respuesta seguía siendo la misma.
Sin tener éxito, la familia García García intentó comunicarse por todas las vías posibles con las amistades de Norma. «¿Hola, disculpa sabes algo de Norma? ¿Oye no encontramos a Norma, sabes algo de ella? ¿No te dijo nada?».
Sólo Natham, compañero de trabajo, dio pistas de la joven, pues aseguró que la última vez que la vio fue mientras compartían el transporte público.
Según él, Dianey se bajó de la combi una vez que recibió una llamada telefónica, “ella dijo, sí ya voy a llegar». Cabe señalar que donde ella supuestamente descendió no era nada cerca de su hogar.
Sin más, la familia de Norma Dianey se dirigió con las autoridades locales, pero éstas pronunciaron que no los podían ayudar, pues no les correspondía. Incluso mandaron a la familia mexiquense a la PGJ de CDMX.
Antes de salir del Edomex, Lourdes García y su marido fueron al Coppel en el que trabajaba su hija. Querían avisar sobre lo acontecido.
Sin embargo, mientras lo hacían, al padre de Norma Dianey le llegaron seis mensajes de texto del mismo número de su hija. Le pedían seis depósitos de cien mil pesos durante seis días, a cambio de la vida de Dianey.
Con el corazón palpitante y el alma congelada, la señora Lourdes y su marido regresaron a casa para pensar lo que iban hacer ¿estaría bien su hija? ¿De dónde sacarían ese dinero?
Sin más, fueron de nuevo con las autoridades locales y esta vez los atendieron. Pasaron por el rutinario proceso de investigación y como punto positivo para las autoridades, semanas después, lograron dar con los extorsionadores y presuntos captores.
Dos sujetos que tenían vínculo familiar entre sí, padre e hijo, fueron arrestados. Ambos confesaron que supuestamente habían violado, mutilado y asesinado a Norma Dianey.
Empero, su cuerpo hasta la fecha sigue sin ser encontrado. Por lo que se presume una inaudita situación: la libertad de uno de los presuntos responsables.
Para la señora Lourdes García su hija sigue viva. Por lo que la espera día tras día. Anhela abrazarla y decirle lo mucho que la ha extrañado.
Además, por increíble que parezca, es de mera importancia señalar que uno de los agresores murió en prisión de manera “natural”.
El hecho le fue comunicado a la familia García García sólo por palabra, no de manera escrita ni comprobatoria.
Tras once meses después de aquella noche en la que no volvieron a ver a Dianey, su madre Lourdes García Arismendi, ha pasado por todo:
- Ha visto cuerpos en estado de descomposición para ver si entre esas personas no reclamadas se encuentra su hija
- Ha acompañado a los policías durante su búsqueda
- Ha presentado problemas de ansiedad, insomnio y lapsos de depresión
Para su familia Dianey García aún está viva, enuncian que lo único que queda «es una esperanza y que quizá Dios les haga el milagro de volver a verla».
Propósito 2019
Lo único que la familia García García espera para este 2019 es que la energía que recorre sus cuerpos se entrelacen con los de Norma Dianey.
Desean que el presunto responsable que queda y que aún está en prisión no salga, pues el 19 de noviembre un juez aprobó un fallo a favor del sujeto, del que supuestamente no se tiene pruebas contra él.
Para el 2019 sólo piden: justicia.