Karina Chikitova, una niña de 4 años, perdió en el bosque siberiano por 11 días, y fue rescatada en compañía de su mascota, Naida.
RegeneraciónMx, 28 de junio de 2024. Medios locales reportaron la aparición de Karina Chikitova, niña de 4 años que desapareció en el bosque de Siberia junto con su perra, Naida.
Los reportes señalan que la menor desapareció en la región de Yakutia, donde las temperaturas pueden descender por varios grados centígrados bajo cero.
Además, se reporta que en la zona habitan osos y lobos, quienes representan un grave peligro para cualquier persona.
El pasado 29 de julio en la aldea de Olom, en la región siberiana de Takutia, se reportó un incendio en la región; por lo que, el padre de la menor decidió adentrarse en el bosque para combatir el incendio.
Sin embargo, el hombre no se percató que la menor de solamente cuatro años lo siguió en compañía de su mascota, Naida; mientras que la abuela de Karina, supuso que la menor se encontraba en compañía de su padre.
Fue hasta el 2 de agosto, cuatro días después, que la madre se dio cuenta de la desaparición de la menor.
Por lo que, la desaparición provocó la movilización de la comunidad, entre rescatistas y voluntarios se adentraron en el bosque siberiano en busca de Karina.
Tras el paso de los días las esperanzas se desvanecieron, pues era complejo que la niña de cuatro años pudiera enfrentar las duras condiciones.
Sin embargo, Naida acompañó y protegió a la menor durante todos los días que permanecieron solas en el bosque siberiano.
De acuerdo con los reportes, el instinto protector del animal le brindó protección y calor a la menor durante las frías noches.
Naida no flaqueó en su misión de proteger a Karina, pese a las difíciles situaciones que tuvieron que enfrentar.
El animal tomó la decisión de regresar al pueblo donde habían partido después de nueve días de la desaparición.
Fue hasta el onceavo día que la niña fue encontrada con su ropa sucia y varios piquetes de mosquito, acostada sobre el pecho de Naida.
“Estaba sentada en medio de la hierba alta, completamente silenciosa. No la vi al principio. Ella me vio y extendió sus brazos. La levanté, era tan pequeña, tan ligera, como una pluma. No tenía zapatos. Su rostro, piernas y brazos estaban cubiertos de picaduras de mosquitos. Estaba aterrorizada. Inmediatamente pidió agua y comida, y rompió a llorar. Para ser honesto, yo apenas podía contener las lágrimas también”, indicó uno de los rescatistas.
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