Por Miguel Martín Felipe
RegeneraciónMx.- El 5 de agosto de 1966, y a unos días de su último concierto, realizado en el Candlestick Park el día 29, los Beatles publicaron el que por muchos entendidos es considerado el mejor álbum de rock de la historia, aunque paradójicamente no esté compuesto por piezas de este género de manera homogénea.
Los conciertos y las giras de la agrupación habían sido una rutina ininterrumpida desde 1958, cinco años antes de que en 1963 grabaran y publicaran oficialmente Please please me, su primer álbum como The Beatles. A los cuatro muchachos humildes de Liverpool cuyo motor en la vida era la música, la fama se les vino encima de manera muy abrupta. Los contratos para hacer cada vez más conciertos y presentaciones televisivas eran una rutina abrumadora que debían combinar con su gusto por componer y entrar al estudio para producir nueva música que a la postre haría historia.
La llamada beatlemanía se estaba convirtiendo en un fenómeno desgastante que despojaba a los conciertos de todo arte o placer para los fab four. La cantidad de gritos hacía imposible no solo la propagación del sonido de la banda hacia el público, sino incluso para los propios ejecutantes. John Lennon llegó a decir que en ocasiones tocaban 10 veces más rápido y los conciertos duraban unos imperceptibles 20 minutos. Esto estaba casi enfermando a los Beatles y sumiéndolos en un clima de tensión que desataba peleas y que pretendían paliar con el consumo de sustancias. En1995, George Harrison declaró: «Ellos nos dieron sus gritos y su dinero, pero nosotros les entregamos nuestro sistema nervioso».
Los Beatles se desarrollaban como grupo al amparo de dos figuras principales: su manager Brian Epstein y su productor George Martin. El primero fue el artífice de su fama, pues dio a conocer al mundo la música de la banda y permitió que fueran conocidos a través del mundo gracias a las giras y a los contratos comerciales para distribuir su música en las radiodifusoras, así como la filmación de dos películas sumamente exitosas en que los Beatles exhibían sus dotes actorales francamente pobres, pero que servían para acrecentar su fama. Por otro lado, George Martin potenció la innovación y dio rienda suelta a las inquietudes cada uno de los integrantes del grupo, y supo plasmarlas en álbumes que cada vez tenían un sonido más audaz e innovador.
Debe haber sido sumamente difícil decirle no al bueno de Epstein y abrazar progresivamente el eremitismo. Ya desde el disco Help! de 1965 se había experimentado con pedales de tono en las guitarras, percusiones latinoamericanas y acompañamientos orquestales. Rubber Soul, publicado en diciembre de 1965, contenía igualmente piezas que abandonaban los estándares del rock como: Michelle, In my life o Norwegian wood, una balada en la que se abandonaron las convenciones de la época al introducir el acompañamiento de cítara por parte de George Harrison, que para ese momento pretendía tocar el instrumento indio de manera horizontal como una guitarra, antes de que Ravi Shankar lo enseñara a empuñarla correctamente.
Revolver coincidía con el fin de la etapa más multitudinaria de los Beatles, pero constituye una demostración de por qué prefirieron volcar sus esfuerzos hacia el estudio y ponerse en manos de George Martin. El disco retrata un momento en que John quería plasmar en la música cuestiones trascendentales influido por la lectura del Bardo Thodol, el libro de los muertos del Tíbet; Paul vencía a sus propios prejuicios e incursionaba en ritmos más relacionados con aquellos con los que creció, como el vodevil, el jazz o el swing; George iniciaba su enamoramiento con la cultura de la india en lo que a instrumentación y lírica se refiere, pues su camino como compositor ya había iniciado; mientras que Ringo evidencia mayor solidez en la ejecución, que a día de hoy muchos expertos bateristas demuestran que entraña mucha más complejidad de la que se pensaba.
Muchos de los discos mejor valorados en la historia de la música popular suelen ser conceptuales, unidades sólidas e indivisibles que pretenden transmitir una idea o contar una historia. Sin embargo, Revolver parece una bandada de pájaros que se dispersa en muy variadas direcciones y muestra en todo su esplendor una inusitada dualidad: individuos con ideas musicales y líricas disímiles el uno del otro, pero que pese a ello se acoplan para darle forma como grupo, entendiendo cada uno la intención del otro y dándole forma como movidos por una conexión extrasensorial que los más metafísicos relacionarían con el alma.
Paul nos ofrece piezas como Eleanor Rigby, que cuenta una trágica historia de soledad sin final feliz y que acompañó con una instrumentación totalmente ajena a lo acostumbrado hasta el momento: solo cuerdas, que componen una maravillosa atmósfera de melancolía en la que nadie quiere vivir, pero que tampoco se puede evitar. Good day sunshinees igualmente grandilocuente; privilegia la presencia de un piano juguetón y alegre. Otra pieza genial en la que Paul da rienda suelta a su energía a través de la voz es Got to get you into my life, que se distingue por su potente sección de metales.
George tiene el privilegio de abrir el disco con Taxman, un rock más duro de lo acostumbrado y de letra satírica que carga en contra del grosero despojo que los Beatles sufrían por concepto de impuestos debido a todas las ganancias que generaban. La pieza más audaz del disco, tal vez junto con la final, es Love you to, donde George se hizo acompañar totalmente de músicos hindúes profesionales, mientras que George Martin dotó a la voz de un efecto que evoca el sonido de los más profundos pensamientos.
El John más introspectivo hasta ese momento se presenta a través de piezas como I’m only sleeping (con riffs de guitarra grabados al revés y sonidos de bostezo) y She said she saidcon presencia de una guitarra con mayor distorsión de la acostumbrada, así como las armonías vocales marca Beatles en su máximo esplendor. Pero Tomorrow never knows es la pieza por la que John pasa a la historia en lo que a este disco respecta, pues se trata de una canción atípica de un solo acorde con varias adiciones de producción que incluyen efectos en la voz y sonidos de risas con un cierto tratamiento que los hace asemejarse a graznidos de aves; todo ello enmarcando una letra basada en el Bardo Thodol, la guía tibetana de tránsito al más allá.
Ringo, por su parte, pasó también a la historia gracias a su interpretación de Yellow submarine, una idea absurda e intrascendente de Paul de la que nadie sospechó sus alcances para convertirse en himno. Y aún en esta pieza hubo interesantes adiciones de sonidos que ambientan la historia.
En noviembre de este 2022 se publicará una versión de Revolver remasterizada y enriquecida con versiones alternas. A 56 años de distancia, los Beatles nos seguirán sorprendiendo y maravillando con su desproporcionada creatividad a una edad tan temprana y la capacidad de funcionar como grupo conservando sus personalidades y sus inquietudes musicales, pero entregando obras que siguen haciendo historia. Nunca es mal momento para descubrir o redescubrir esta enorme creación que siempre tendrá cosas nuevas por ofrecer.