¿Por qué es tan especial la superluna de este lunes 14 de noviembre?
Veremos a la Luna más cerca de lo común, más brillante y de un color diferente al que siempre la hemos observado, efecto que sólo volveremos a apreciar hasta dentro de 18 años.
Regeneración, 13 de noviembre de 2016.- Para este lunes 14 de noviembre de 2016, la Luna y la Tierra estarán más cerca del Sol, y cuando esto suceda podremos apreciar la Luna en toda su magnitud, esto es, en un tamaño mayor, por eso se le llama Superluna.
Al iniciar el mayor acercamiento de la Luna y la Tierra al Sol, también se comenzarán a alinear, por lo que tendremos un efecto único, en el cual se podrá apreciar la Luna más cerca de lo común, más brillante y de un color diferente al que siempre la hemos observado, efecto que sólo volveremos a apreciar hasta dentro de 18 años.
Este evento, que se podrá observar durante la tarde del lunes, significará un gran espectáculo para los lunéfilos y los lunáticos, ya que anteriormente se había presentado el 25 de enero de 1948.
De acuerdo a Jorge Wagensberg, lo que la hace especial es debido a que, las órbitas de los astros no son circulares sino elípticas y, cuando la Tierra se acerca al Sol en un máximo de 147 millones de kilómetros, y la Luna lo tiene con la Tierra, de 356.500 km de acercamiento, lo que lo llama como perigeo, y esto provoca, por supuesto la alineación de los astros.
Podremos observar a la Luna un 14% más grande y hasta un 30% más brillante de lo habitual. Además, en ese instante la Luna estará a 147.985.477 km del Sol, es decir, muy cerca también de su máximo acercamiento a la estrella, dice Wagensberg. Pero una simple nubecilla puede arruinar la fiesta, así que conviene optimizar también las condiciones del sujeto observador, señala.
Con la hora de Madrid como referencia, la Luna saldrá a las 18 horas y 24 minutos, del lunes 14 de noviembre, por lo que sería conveniente que nuetra atmósfera esté completamente limpia y seca, para apreciar mucho mejor este espectáculo. Es un escenario perfecto para que una ilusión óptica se sume al espectáculo.
Para tener una comparación del ahora y el después, el periodista nos propone tomar dos fotografías de la Luna (o del Sol), una pegada al horizonte, otra en lo más alto, y comprobar luego que los diámetros son idénticos en ambos casos.
Además, dice Wagensberg «durante el amanecer de la luna, ésta se verá de color rojizo ya que, estando cerca del horizonte, su luz viaja un trecho más largo a través de la atmósfera antes de alcanzar nuestra retina. El aire absorbe entonces las longitudes de onda más cortas en beneficio de la luz roja o anaranjada».
«Quien no tenga la oportunidad de ver la Luna en su perigeo, siempre podrá observarla al día siguiente: el cambio será mínimo, finaliza el columnista.
Con información de El Periódico