Pese al alarmante aumento de feminicidios y explotación sexual, el gobierno se rehúsa a declarar la alerta de género.
Regeneración, 19 de noviembre de 2017.- A poco menos de un año desde que asumió la gubernatura de Tlaxcala, el priista Antonio Mena Rodríguez, sigue sin prestar atención a la cantidad de mujeres en situación de explotación sexual y violencia, y contrario a poner solución, justifica.
Parece que se toma más tiempo en minimizar y justificar los crímenes, que en tomar acciones en favor de resolver la problemática.
“Nosotros estamos comprometidos con el hecho de por un lado trabajar en materia de prevención y por otro lado aplicar la Ley cuando haya un delito. En el caso de Tlaxcala, hemos tenido mayor visibilidad debido a que los últimos años ha habido documentales y reportajes que han llamado la atención sobre casos en el sur del estado, pero debo decir que el problema de trata de personas es un problema regional”, expuso el político del PRI.
Durante su campaña, Marco Antonio Mena prometió crear una estrategia de reforzamiento de valores para estrechar los vínculos familiares y hacer notar a la ciudadanía que la trata es un delito a pesar de que es considerada por muchos como una práctica común.
“Es necesario que en el país pongamos atención para dimensionar su justo peso y su justo daño para saber cómo contenerlo. El problema se presenta en todo el país y es importante dimensionarlo así”, expresó Mena Rodríguez.
El mandatario estatal asistió y presidio este miércoles, durante la inauguración de los trabajos de la Segunda Sesión Ordinaria 2017 de la Conferencia Nacional de Procuración de Justicia Zona Centro, efectuada este miércoles en Huamantla, en la cual participó el encargado del despacho de la Procuraduría General de la República, Alberto Elías Beltrán, así como los fiscales de Ciudad de México, Puebla, Estado de México, Hidalgo y Morelos, así como el Procurador anfitrión.
El municipio de Tenancingo, Tlaxcala, ha saltado a la luz pública por ser considerado como la cuna de la trata de personas en México; es un pueblo de alrededor de 10 mil habitantes donde cerca del 10 por ciento de su población se dedica a reclutar, explotar sexualmente e inclusive vender a las mujeres.
Vía Sin Embargo.