El acoso sexual en las escuelas de todos los niveles del país va en ascenso. El úitmo año fueron violadas 9 mil 876 estudiantes en el ámbito escolar.
Por Ana Duarte
Regeneración, 5 de diciembre de 2017.- El acoso sexual que sufren jóvenes estudiantes en México se “normaliza” cada día más y va en aumento gracias a las fallas que presentan los actuales programas de prevención en materia de hostigamiento y acoso sexual en las instituciones educativas.
Recientemente, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh), indica que el último año fueron violadas 9 mil 876 jóvenes en el ámbito escolar, es decir, una estudiante cada hora.
Las cifras cada día son realmente alarmantes cuando se ha registrado que en el país existen más de 46.5 millones de mujeres de 15 años o más, de las cuales 9.4% declararon haber sido víctimas de violación en su infancia.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), sorprendentemente la Ciudad de México- “la ciudad de vanguardia”-, es la entidad (a nivel nacional) que registra los índices más altos en cuanto a agresiones en contra de mujeres, seguida del Estado de México.
Se normaliza la cultura machista
Nysaly Brito Ramírez, directora ejecutiva de la organización “Comenta Diálogo de Saberes”, la cual promueve un enfoque de derechos humanos y perspectiva de género, lamentó la situación en la cual las pocas víctimas de acoso y hostigamiento que se atreven a denunciar estos actos, por lo regular no se les cree debido a que existe una especie de complicidad con la violencia machista normalizada dentro del sistema educativo que impera en México.
“La cultura machista no tiene lugar de excepción. El temor a futuro que genera un montón de ansiedad y permite que el sexo se vea como una posibilidad de ser recompensado con calificaciones o reconocimiento social. Existe complicidad dentro del sistema, porque cuando una víctima quiere denunciar a un maestro que es acosador, lo que pasa, por lo regular, es que nadie le cree”, puntualizó.
La escuela del acoso
Para Isabel, una estudiante de licenciatura, define a su escuela como “una escuela del acoso”, debido al alto porcentaje de alumnas que son víctimas de acoso sexual por parte de sus profesores. Lo más preocupante e indígnante del caso es que a pesar de que en repetidas ocasiones hay alumnas que denuncian esta aberrante situación, pero los directivos hacen caso omiso.
La joven señala que el contacto con profesores acosadores no es una cosa nueva, pero “no cualquiera se atreve a hablar del tema”, pues al realizar señalamientos sobre acoso sexual en alguna institución “les puede ‘costar’ ser reprobada en la materia o en el peor de los casos las expulsan”, es por eso que las jóvenes prefieren callar.
Ante una dinámica frecuente de ese hostigamiento o acoso, las estudiantes mencionan que se ha normalizado tanto, que han llegado a un punto que les resulta hasta gracioso ‘jugar’ con esos personajes sombríos y en medio de ese ambiente hostil.
“El juego se trata de adivinar a qué profesor te estás refiriendo por medio de la descripción de las insinuaciones sexuales que nos hacen. En algunas ocasiones hemos llegado a nombrar hasta 10 profesores con los ejemplos de acoso. Sabemos que es grave y delicada esta situación debido a que un gran porcentaje de las estudiantes son orilladas a callar por medio de chantajes para pasar la materia”, relata Isabel.
Cuando se acepta el acoso
Es de lamentar que México ocupe los primeros lugares a nivel mundial en abuso sexual infantil, violencia y acoso escolar, de acuerdo con cifras registradas por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Esta realidad evidencia la urgente necesidad de establecer políticas de prevención e intervención eficaces desde nivel prescolar hasta medio superior.
“Cuando uno llega a callar, al momento no te das cuenta que el daño no es sólo es para ti, sino para toda la comunidad estudiantil, pues al momento de callar además de que te conviertes en su cómplice, dejas en la impunidad a otro cerdo que se dedicará a molestar y a violentar a más compañeras”, abundó Isabel.
Dado que el acoso sexual se ha incrementado en menores de edad, se debe plantear con apremio un modelo educativo apoyado en un eficaz programa de apoyo e intervención socioeducativo, centrado en el desarrollo de habilidades resilientes ante el alarmante panorama por el cual atraviesan las jóvenes y adolecentes.