«Les vamos a dar de su misma medicina», dijo el presidente de Honduras sobre los maras durante el acto fundacional de la Fuerza Trinacional Antipandillas
Regeneración, 30 de diciembre de 2016.- Guatemala, El Salvador y Honduras crearon una fuerza compuesta por militares, policías, expertos en inteligencia y otras unidades, que vigilarán sus fronteras para controlar a los maras. Estas pandillas violentas surgieron en los años 80 en Los Ángeles, California, como consecuencia de la alta inmigración fruto de las guerras civiles en esos países.
Las maras, que hoy en día tienen hasta 70,000 miembros, han causado el terror no solo Centroamérica, sino México, EU, Canadá e incluso España.
El peligro que significan esas pandillas, la facilidad de su expansión geográfica y el escaso éxito de Guatemala, El Salvador y Honduras al combatirlas provocaron el nacimiento de esta Fuerza de Tarea Trinacional.
«Les vamos a dar de su misma medicina», dijo el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, durante el acto fundacional de la Fuerza Trinacional Antipandillas.
El objetivo de este colectivo es neutralizar a las maras, suprimir el narcotráfico, impedir la delincuencia común y propiciar un ambiente de seguridad para reducir los índices de violencia.
Apoyo y críticas a esta alianza militar
Esta fuerza, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos y se engloba dentro de la «Alianza de la Prosperidad», un acuerdo que esos tres países mantienen con Washington para crear empleos e infraestructura y desincentivar la emigración, contará con el respaldo de un equipo logístico y vigilará por tierra y aire alrededor de 600 kilómetros.
Sin embargo, algunos especialistas han manifestado que el plan resultará inútil, pues consideran que no soluciona la pobreza y la desigualdad, los problemas de fondo que provocan la violencia.
Los países más peligrosos del mundo
La intención del proyecto es aliviar la situación crítica en términos de seguridad pública que padecen esos países.
En la clasificación de homicidios que elaboró el Banco Mundial en 2014, Honduras ocupaba el primer puesto, con 75 personas asesinadas por cada 100,000 habitantes. En segundo lugar se encontraba El Salvador, con 64 víctimas; mientras que Guatemala ocupaba el séptimo puesto, con 31 fallecidos de manera violenta.
El promedio global era de 5.3 personas por cada 100,000.