Bolsonaro y su política contra el medio ambiente ponen en grave peligro la selva tropical más grande del mundo y la economía agrícola que genera
Regeneración, 9 de septiembre del 2019. Bolsonaro logró unir en su contra a la agroindustria brasileña y a sectores de la sociedad civil que le exigen cese su retórica anti ambientalista, haga cumplir la ley y persiga a quienes hacen ocupaciones ilegales en el amazonas.
En el Amazonas se registraron prácticamente el doble de incendios este año. Bolsonaro negó en repetidas ocasiones la emergencia.
E incluso, Bolsonaro presidente, llegó a culpar a los ambientalistas de ocasionar el fuego en el Amazonas, lo cual fue repudiado ampliamente a nivel internacional.
Se unen en contra
La industria agrícola de Brasil se une a las ONG para exigir que Bolsonaro detenga la deforestación
Y es que representantes de empresarios, ONG y académicos se reunieron el viernes en la ciudad brasileña de Sao Paulo.
Su exigencia es que el gobierno de Jair Bolsonaro tome en serio el aumento de la deforestación
Piden, en consecuencia que Bolsonaro tome medidas para detener el «robo de tierras públicas», el principal impulsor de la deforestación ilegal.
En un reporte del portal TRI, citado por Noda, Agencia especializada en noticias de América Latina, se señala:
-La deforestación y ocupación ilegal de tierras- «Amenaza la selva tropical más grande del mundo. Y amenazan la economía de este poder agrícola», denunciaron.
El principal requisito para el gobierno de Bolsonaro es abandonar la retórica antiambiental, hacer cumplir la ley y perseguir a quienes ocupan tierras ilegalmente en la Amazonía.
Porque lo que generalmente sucede después es la tala de árboles para explotar la tierra fuera de la ley, con el consiguiente deterioro ambiental.
Y ahí está el problema.
La deforestación se ha disparado desde que Bolsonaro llegó al poder hace ocho meses.
«La industria agrícola se ve obstaculizada por pandillas que actúan ilegalmente, empañando la reputación del sector».
«Aumentando la incertidumbre legal y la competencia desleal para los productores y las empresas», según Marcello Brito, presidente de la Asociación Brasileña de Agronegocios.
La peor imagen de Brasil
“No he visto la cancelación de ningún contrato en la industria, pero las luces rojas parpadean rápidamente».
«Si no se toman medidas, si la retórica no cambia, la situación podría empeorar «, dijo después de sugerir, sin mencionar las marcas, respecto al anuncio de H&M y otras compañías de que no comprarán cuero de Brasil
Brito enfatizó que no es un problema de la industria que representa, sino de Brasil.
Esto porque afecta directamente a la economía, que no se recupera a la velocidad esperada.
También participan en la alianza exportadores de carne, procesadores de cacao, productores sostenibles de ganado y árboles.
Así como las ONG Instituto de Investigación Ambiental de Amazon (IPAM) e Imazon.
Campaña para crear conciencia
La industria y las ONG presentaron conjuntamente su campaña publicitaria para crear conciencia entre las autoridades y sus compatriotas brasileños.
Los emprendedores y la sociedad civil comenzaron la campaña, que durará tres años.
Septiembre, mes del fuego
Bolsonaro lo niega pero los fuegos de agosto fueron más grandes que los de otros años.
El mes pasado, casi 30,000 kilómetros cuadrados ardieron en el Amazonas, cuatro veces más que la superficie que se incendió en agosto del año pasado, indicó el portal.
«Y lo peor es probable que llegue porque septiembre es tradicionalmente un mes con más incendios», se añade en dicho medio brasileño.
No es necesario deforestar para crecer
«No es necesario deforestar para crecer económicamente».
«Lo que se necesita es «armonizar la producción», con preservación ambiental ”, en palabras de André Guimarães, de IPAM.
Cambio de mentalidad
El investigador de Imazon, Paulo Barreto, agregó que es esencial cambiar la mentalidad de los brasileños que, en las instituciones y en las calles, aún perdonan la ocupación ilegal de la tierra con el argumento de que luego produce riqueza.
Barreto enfatizó que al principio lo que se podría hacer es la explotación correcta de los 12 millones de hectáreas de pasturas degradadas que existen hoy en la Amazonía.