Por José Alfredo Gutiérrez Falcón
En el segundo año de secundaria, Andrés Manuel López Obrador tuvo un maestro de Civismo, fundamental en su formación política. Su nombre era Rodolfo Lara Lagunas. Esto lo dio a conocer AMLO, en la primera parte del documental ¿Quién es el señor López?, de Luis Mandoki. En este reportaje, el actual presidente de México recuerda cuando Lara Lagunas les hablaba sobre la visita a México, de John F. Kennedy y su esposa Jaqueline, en la época del presidente Adolfo López Mateos.
En este viaje de JFK, ambos mandatarios impulsaron la “Alianza para el progreso”, un convenio firmado por todos los países de América Latina y Estados Unidos, con excepción de Cuba. Se trató de 20 mil millones de dólares, otorgados por el gobierno estadounidense para realizar diversas acciones de bienestar en Latinoamérica. Entre otras, sobresalía la construcción de vivienda.
El 10 de junio de 2018, en su tercera campaña presidencial, AMLO le envió un mensaje a Donald Trump, cinco días después de la amenaza de Trump, de seguir construyendo el muro entre EUA y México:
“Nosotros queremos que haya un acuerdo parecido al de “Alianza para el progreso”, que sustente la cooperación para el desarrollo, que incluya el problema migratorio, la defensa de los derechos humanos, que se mejoren los salarios en Centroamérica, en México y sobre todo que haya proyectos de desarrollo para retener a la población en sus lugares de origen, ese es el propósito”.
AMLO encontró buenos argumentos en este antecedente, para empezar a hilvanar una excelente relación con el iracundo Trump, antes de llegar a la presidencia. Ya como titular del Ejecutivo federal, AMLO hizo 100 compromisos con la nación. El número 85 fue lograr con Estados Unidos una relación de respeto, beneficio mutuo y buena vecindad. La visión de estadista de López Obrador le ha permitido analizar, de manera nítida, las circunstancias globales y continentales de Estados Unidos.
De esta manera, ha sabido construir una serie de propuestas, en las cuales la idea de beneficio muto es real. Por ello, todos sus planteamientos hacia los norteamericanos parecen dardos que siempre dan en el banco. Las llamadas telefónicas y video conferencias con Joe Biden, y Kamala Harris, así como la visita de la misma vicepresidenta a Palacio Nacional, son una muestra de una excelente relación inédita, entre México y Estados Unidos.
En la era de la Cuarta Transformación Nacional, nos hemos convertido en el primer socio comercial de la superpotencia del norte y, por ello, nos conviene que su crecimiento económico no decaiga, ante el constante fortalecimiento asiático. Así lo hizo ver AMLO en la Casa Blanca frente a Trump, y lo sigue mencionando ante el presidente Biden.
A cada uno de los dos les ha sabido contestar de manera propositiva, a sus discursos y preocupaciones. En la época de Trump, el 26 diciembre 2019, Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores, anunció una reducción del 70 por ciento en el flujo migratorio. A Joe Biden, López Obrador le ha propuesto una integración económica amplia, con Canadá, Latinoamérica y el Caribe, poniendo como ejemplo a la Unión Europea. Para avanzar en ese sentido, el tabasqueño pidió la desaparición del embargo económico de Estados Unidos hacia Cuba.
Después de esta solicitud, han seguido las llamadas con Kamala Harris, y nos han visitado el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan. Inclusive, se ha llegado a mencionar, una probable visita de Biden a nuestro país. Dicho lo anterior, podríamos pensar que el gran orquestador de una América más unida, se llama, Andrés Manuel López Obrador.
Quizá la historia de México sería muy diferente, si AMLO no hubiese interactuado con el profesor Lara Lagunas, en un salón de clases. ¡Apoyemos las clases presenciales!