Regeneración, 24 de julio 2014.-Esgrimiendo la teoría del espacio vital, Hitler llevó a cabo la expasión militar del III Reich bajo el pretexto de una predestinación cuasidivina. Este nacionalisto chovinista, degenerado y exarcerbado, en busca de unas fronteras naturales que le permitiera “ser” en su plenitud, es decir, emerger como objeto prepolítico evidente que posee su propia existencia pero que ha sido enturbiado y corrompido por el hombre político, inconsciente en un primer momento de su existencia, estará reflejado efectivamente en la política exterior militar expansionista, pero también en la política interna a través de métodos políticos y sociales concretos.
Me refiero, en efecto, al Holocausto nazi que se cobró la vida de 6 millones de almas judías –además de otras étnias como la gitana, las personas con discapacidades o los homosexuales y comunistas-.
De esta forma, a partir de una expansión militar paralela a un genocidio orquestado y elaborado detalladamente, Hitler consiguió poner contra las cuerdas a sus “enemigos naturales” hasta que la URSS, antes del Desembarco de Normandía, venció por primera vez al nazismo.
Si bien es absolutamente anacrónico e incoherente relacionar el nazismo del s. XX con el denominado “gran sionismo”, el nacionalismo judío-israelí más radical, es posible trazar ciertas semejanzas propias entre ambas corrientes genocidas para demostrar en primer lugar la realidad del conflicto palestino-israelí y en segundo lugar, la cobertura que los medios de comunicación de masas hegemónicos otorgan a los ciudadanos.
En efecto, serían las teorías nacionalistas decimonónicas postuladas por Herder quienes desatarían la fiebre nacionalista que desembocaría en el nazismo y el fascismo en el siglo posterior, precedidos por sobrados ejemplos chovinistas precursores. El autor concebía la nación como un ente natural, ajeno y superior a la “producción” humana, el cual se plasmaba a través de la cultura en un territorio determinado. En este clima romántico los estados europeos iniciaron un proceso de “nacionalización” – como se puede observar en la cita del político italiano Massimo D’Azeglio hemos hecho Italia, ahora hemos de hacer a los italianos-, que pretendía convencer a los habitantes de las decadentes monarquías absolutas que guardaban lazos fraternos que los emparentaban y unificaban contra unos bloques extraños y dispares en un contexto de descomposición del Antiguo Régimen y, con ello, la disolución de los principales instrumentos que la clase dominante había utilizado para explotar a los trabajadores: la Monarquía y la Iglesia.
En definitiva, el nacionalismo triunfó y continuó existiendo, incluso bajo la concepción de algo inquebrantable, hasta nuestros días. Así, con la depravación nacional característica de los fascismos del s. XX, será el nacionalismo laureado el detonante del sionismo, que ya se habían estado movilizando desde el s. XX en busca de la restauración de la patria judía sagrada y original debido esencialmente a las persecuciones racistas de los diferentes estados –como es el caso de Boulanger y su movimiento ultraderechista francés-.
Una vez hallado el inicio más remoto del conflicto, que tendría su verdadero origen en la política colonialista ejercida en Palestina por Reino Unido tras la Primera Guerra Mundial y, posteriormente, la reordenación del mapa europeo tras la 2ª Guerra Mundial y la reinserción de los judíos por las potencias victoriosas junto con los intereses económicos de la nueva gran potencia, EE.UU., en los países petroleros orientales, debemos señalar la cuestión que hoy continúa sin resolverse: a que pueblo-nación pertenece el territorio histórico de Palestina.
De acuerdo con el Antiguo Testamento, los hebreos, pueblo semítico en primer lugar nómada, salió de Egipto tras la liberación de Moisés en busca de la tierra prometida: Canaán. Será en este territorio donde se edificará la monarquía bajo las figuras de David y Salomón para, posteriormente, dividirse en dos reinos. [1] No obstante, puesto que exigir una tierra que perteneció hace tiempo a unas tribus remotas y ajenas socialmente a los judíos actuales es absurdo[2], los sionistas reclaman la dicha por cuestiones culturales, concretamente religiosas. De nuevo, observamos como al igual que el nazismo, basa la defensa de su territorio a través de la expasión violenta respaldándose en las cuestiones culturales y religiosas sobrenaturales y legendarias que poseen existencia propia y que deben ser evidenciadas.
En efecto, será la sensación paranoica de vivir en un mundo antisemita, argumentado con ejemplos históricos que van desde los origenes de los hebreos pasando por las persecuciones y expulsiones de la Edad Media hasta los últimos acontecimientos del s. XX, la que lleve a los sionistas a justificar un ataque sanguinario y erradicador, sin conciencia moral, con la finalidad de segregarse del mundo diferenciándose y refugiándose del mismo haciéndose con el territorio palestino refundándolo como propio. [3]
Cabe destacar, que mientras los sionistas basan la ocupación y el exterminio étnico y religioso en aquella fantasía herdiana, Palestina, aunque también se siente descendiente de Canaán por Alá, legitima su defensa a través de principios históricos y legales –internacionalmente justificados y aceptados-. [4] Además, es preciso diferenciar a los sionistas de los judíos. En efecto, no todos los judíos son sionistas ni están de acuerdo con la ocupación violenta -muestra de ello son las comunas semitas socialistas Kibutz- y al igual que numerosos palestinos están a favor de una convivencia pacífica.
Continuando con el transcurso histórico de la región palestina, Roma aplastó la sublevación de Jerusalén en el s. I d.C. masacrando, esclavizando y disolviendo a la población judía del territorio. Ya en el s. XVI, el Imperio Otomano se hizo con el territorio hasta 1917. De 1922 a 1947, Palestina se convirtió en una colonia británica, pero la metrópolis comienza a trabajar en la formación de un estado judío a partir del llamamiento de colonos de la misma religión. Finalmente, en 1948, el territorio de Palestina se convirtió en Estado de Israel. [5]
Para comprender el conflicto es necesario puntualizar, como afirma Pascual Serrano, que no se trata simplemente de una disputa étnica, pues, “aunque los palestinos sí mantienen una homogeneidad étnica, al ser todos árabes, entre los israelíes podemos encontrar hebreos, árabes (…), europeos (askenazis), sefardíes (…), etíopes, bereberes, tailandeses, indostanos, uzbekos, kurdos…” [6]. Por tanto, no se trata simplemente de una limpieza étnica, también parece probable que entre en juego cierto matiz religioso que contrasta la teoría anteriormente referida del nacionalismo sacro sionista, que justifica sus masacres, frente a la legalidad histórica y jurídica de los palestinos. [7] Hay quien incluye además un factor colonial a la vieja usanza, basada en la expansión “real” militar y no en la neocolonización económica, en el conflicto. Pero es más probable que este hecho sea más una consecuencia que una causa.
¿Cómo es posible que un pueblo masacrado durante el Holocausto haya sido capaz de alzarse como pontencia y llevar a cabo este exterminio bajo el respaldo de algunos países, en especial EE.UU.? La respuesta podemos hallarla en la misma pregunta. En primer lugar, el victimismo del Holocausto ha servido a Israel para tachar de antisemitas a todo pueblo opuesto a sus intereses, aunque estos, efectuando un nuevo Holocausto contradictorio a sus juicios, pretendan acabar con vidas humanas de forma violenta y genocida. De esta forma, como decíamos, Israel ha elaborado un relato que los sitúa a ellos mismos como David en un mundo regido por Goliath, mientras que es David quien está masacrando al segundo.
Si bien es cierto que el César de la Antigüedad atacó violentamente a los judíos en Jerusalén, hoy en día el sionismo cuenta con el apoyo del César contemporáneo –no es casual que EE.UU. posea el mayor porcentaje de ciudadanos judíos del mundo [8] y la sinagoga más grande-: “condenó los ataques de Hamás contra Israel y reafirmó el derecho de Israel a defenderse” [9]. Sería curioso preguntarle al presidente de la Casa Blanca de qué se defiende -¿de piedras y palos y los quejosos gritos de los niños en la guerra?-. Los intereses económicos comunes entre los judíos y EE.UU. han forjado una alianza que defiende a Israel frente a cualquier ataque internacional mientras que el mismo percibe una ayuda militar anual de EE.UU. de 2.068 millones de dólares y una ayuda económica de 720 millones de dólares. Que estas ayudas se iniciaran en 1949 [10], al poco de fundarse el Estado de Israel, deja claro que la ocupación de Israel está lejos de ser espontánea y simplista en términos geopolíticos.
En el mismo enunciado anterior, cuyo autor es Obama, señala a su vez el supuesto verdadero culpable del conflicto: Hamás. De esta forma, EE.UU. consigue varios propósitos:
1) que el debate gire en torno de quienes son los malos sin cuestionar a quien pertenece legalmente el territorio al presentarlo como un conflicto aislado y sin contexto;
2) al señalar a Hamás como “enemigo”, los occidentales lo aceptan o recurren a la equidistancia suponiendo que los “malos” son tanto unos como otros puesto que ambas partes se presentan como los “buenos”;
y 3) define a Hamás, al Islam, como terrorista cuando el verdadero autor de la ocupación territorial es Israel.
Aunque es cierto que Hamás y determinadas sectas radicales islamistas están recurriendo progresivamente a la violencia, hemos de comprenderlo como un proceso vinculado a la violencia que genera Israel frente a la miseria y la pobreza de un pueblo masacrado y humillado que busca de forma desesperada acabar con el problema y vivir pacificamente. Es decir, que estos extremistas religiosos estén ganando cada vez más peso en el escenario político-militar no es una consecuencia ex nihilo, sino que posee sus propias explicaciones políticas –como puede ser la invasión de 1982 del Líbano y la salida de la OLP, la cual genera un crecimiento en el ámbito extremista islamista- y no debemos analizarlas como hechos aislados. Además, el derecho internacional permite la acción armada de los grupos que perciban que su territorio está siendo ocupado por la fuerza.
En definitiva, podríamos definir el conflicto como “un sistema de apartheid, en el que una comunidad originaria de Europa y occidentalizada, con mayores recursos económicos, técnicos y militares, mantiene políticas de segregación sobre otra comunidad étnicamente distinguble que es además la población autóctona del territorio en cuestión”. [11] Un sistema segregacionista que se inició el 14 de mayo de 1948 con el éxodo masivo de 750.000 palestinos que se refugiaron en Cisjordania huyendo de una masacre sanguinaria orquestada por Israel contra civiles desarmados, como es el caso de Deir Yashin, en el que murieron 254 mujeres, ancianos y niños. [12]
Será entonces cuando Israel se apoderé brutalmente del 78% del territorio frente al 55% asignado por la ONU. Aquellos descendientes de los palestinos expulsados del 48 ya no gozan del estatus de ciudadanos. [13]
A partir de este momento Israel se institucionalizará y comenzará a practicar una limpieza étnica que se endureció hacia 1967 con la Guerra de los Seis Días, provocando un nuevo éxodo hacia Jornadia y, más tarde, al Líbano, hasta llegar a nuestros días sin ánimo de suavizar el genocidio. Desde entonces, 3,5 millones de seres humanos exiliados por la fuerza viven en las más hostiles y míseras condiciones sin disfrutar de los derechos ciudadanos que les fueron arrebatados por un fanatismo religioso judío. Así, con la intención de defenderse y recuperar los territorios arrebatados por los radicales de Sión, se fundó en 1964 la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) la cual dirigió la creación de un estado palestino independiente en Cisjordania y Gaza. [14]
Con la firma del tratado de Washington en 1979 entre Egipto e Israel, el último comienza a definir una serie de territorios circuncisos de “protección”. Así, se va apoderando progresivamente del Sinaí egipcio. Además, avanzan hacia el sur del Líbano para asegurar los altos del Golán sirio mientras que lleva a cabo paralelamente la colonización de los territorios conquistados. [15]
Mientras continúa la ocupación ilegal israelí, en 1993 se inician unas negociaciones secretas de paz en Oslo en las que Israel acepta a la OLP encabezada por Yasir Arafat y el estado israelí bajo la representación del primer ministro Itzhak Rabin. Sin embargo, esta transición hacia la pacificación, que no la igualdad, se interrumpió con el asesinato de Itzhak por un extremista judío israelí en 1995. Con el triunfo electoral en Israel del conservador Likud y más tarde el laborista Barak, “la unica democracia de Oriente Medio” continúa con su política genocida y, cuando visita la Explanada de Mezquitas, los palestinos responden con la segunda intifada en el año 2000. Con la llegada al poder de Ariel Sharon, “responsable de las matanzas en los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila en 1982”, [16] la situación se recrudecerá aún más e Israel acabará ocupando el territorio palestino con el ejército y la policía definitivamente.
A continuación, en 2002, se inició la construcción de un “muro de seguridad”, a pesar de la negativa de la ONU, que segregaba definitivamente a los palestinos y favorecía la limpieza étnica sionista y la colonización. Además, actualmente, existen más de 4 millones de palestinos refugiados, un millón de palestinos exiliados por diferentes zonas del globo y 3,3 millones bajo la ocupación israelí. En cuanto a los fallecidos, las cifras hablan de un total de 4.600, de los cuales 3.500 son palestinos, muchos de ellos civiles.
En este contexto, en 2006 se alza en Palestina como fuerza principal la organización islamista Hamás, defensora de la lucha armada contra el estado ilegal de Israel y la abolición del mismo con la finalidad de liberar a los palestinos. En 2007, Hamás, que había ganado las elecciones tras los fracasos en las reivindicaciones palestinas de Yasir Arafat, se hace con la franja de Gaza, la cual será bombardeada de forma indiscriminada bajo el pretexto de acabar con la agrupación que ellos mismos han creado con su práctica genocida.
Actualidad
Como decíamos en un principio, existen muchas semejanzas entre el estado del terror nazi ejercido sobre los judíos durante la Segunda Guerra Mundial y el mismo elaborado por los sionistas de Israel a los palestinos. Sin duda, algunas de las prácticas más destacables son la construcción del “Muro de la vergüenza”, el ataque militar indiscriminado hacia la población civil palestina, y la asignación del palestino como enemigo del estado israelí e inferior al mismo.
No hay que olvidar que Abraham Stern, líder de Lehi, organización semita militar que enfrentada con Reino Unido y los palestinos, aceptó el apoyo a la Alemania nazi en la guerra a cambio de conseguir un estado judío de carácter totalitario. He aquí un ejemplo del nivel de fanatismo que pueden alcanzar ciertas organizaciones religiosas desbordadas por sus contradicciones internas.
Aunque este hecho histórico nos parezca muy lejano e incluso fantástico, hace unos días una diputada israelí radical del partido Hogar Judío Ayelet Shaked, sorprendía al mundo entero consciente declarando, “Tienen que morir y sus casas tienen que ser demolidas. Son nuestros enemigos y nuestras manos deberían estar manchadas de su sangre” y “[Las madres de los palestinos fallecidos] deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado a estas serpientes. De lo contrario, criarán serpientes más pequeñas”. [17]
Estas acusaciones pueden parecer fruto de una esquizofrenia aislada y acalorada, no obstante, la realidad expansionista sionista se aproxima con una escalofriante semejanza a dicho discurso. Algunos medios muestran sus dantescas versiones (apariencia de igualdad en una realidad tiránica por parte de Israel –El País- y la manipulación mediática con un sesgo ideológico determinado describiendo a los fallecidos israelíes como asesinados y a los palestinos como muertos por, no sé, quizás una intoxicación etílica de Espíritu Santo –ABC-):
La realidad es muy diferente al tuneado made in Disney que le han practicado a David en los medios -obviamente los críticos de los aliados de Israel son silenciados [18] -. El 21 de julio ya se contaban 514 fallecidos palestinos, los cuales marcan un fuerte contraste con los 20 israelíes. Además, se cuentan 3.300 heridos en la Franja. El 23 del mismo mes el número de palestinos asesinados va en aumento y supera las 600 vidas [19]. Claramente, para cualquier ser humano que no padezca una enfermedad mental, no hay igualdad en este genocidio. Más si observamos que de los 20 fallecidos israelíes solo 2 son civiles, mientras que del total de los palestinos asesinados 80 son niños [20] -según Oxfam cada 90 minutos muere un niño en Gaza, donde hay que recordar que no hay armada, ejérctio ni aviación, por un ataque israelí-. [21]
Las prácticas sanguinarias de Israel son innumerables y muchas de ellas merecen un calificativo superlativo para sustituir al de estado terrorista: bombardeo de hospitales con enfermos en su interior y casas de civiles ocupadas por sus respectivas familias, [22] asesinato de un voluntario que buscaba supervivientes para auxiliarlos [23], asedios que impiden a los palestinos huir de la masacre [24] y un sin fin de escenas cruentas que no incluiré explicitamente por motivos emocionales. [25]
Si bien no era suficiente la opresión que Israel aplicaba sobre los palestinos en “estado de paz” [26] que ya nos parecía inhumano, hace unos días el mundo tembló ante las atrocidades acometidas por el sionismo más fanático. Ya es hora de acabar con el infierno piadoso degenerado que Israel, respaldado por EE.UU., ha implantado en Gaza. Ya es hora de parar el genocidio. La ocupación israelí es la que genera violencia. Queremos una Palestina libre e independiente. ¡Palestina vencerá!
“Vosotros sabéis cómo le está prohibido a un judío tener trato con extranjeros o entrar en su casa” (Hch 10,28)
Notas
[1] Duby, G., Atlas histórico mundial. Barcelona, 2010, Larousse Editorial, pag. 29
[2] Es más, la raza judía no existe. La gran mayoría de los judíos son conversos y no tienen un origen común. Luego los sionistas defensores de la misma son fanáticos totalmente irracionales.
[3] Serrano, P. Desinformación, Barcelona, 2009, Ediciones Península, pag. 419
[4] Ibid. pag. 417
[5] Ibid. pag. 416
[6] Ibid. pag. 417
[7] Ibid.
[8] Duby, G., Atlas histórico mundial. Barcelona, 2010, Larousse Editorial, pag. 334
[9] http://internacional.elpais.com/internacional/2014/07/20/actualidad/1405887725_863667.html
[10] Serrano, P. Desinformación, Barcelona, 2009, Ediciones Península, pag. 418
[11] Ibid. pag. 419
[12] Ibid. pag. 421
[13] Ibid.
[14] Duby, G., Atlas histórico mundial. Barcelona, 2010, Larousse Editorial,pag. 328
[15] Ibid. pag. 329
[16] Ledesma, M. P. y Artola, M. Contemporánea. La historia desde 1776, Madrid, 2011, Alianza Editorial, pag. 467
[17] http://www.cuatro.com/noticias/internacional/Ayelet_Shaked-diputada_israeli-declaraciones_0_1829625362.html
[18] http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=51331
[19] http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/verguenza-mundial-portada-periodico-catalunya-3400741
[20] http://www.publico.es/internacional/535051/la-masacre-en-gaza-se-ha-cobrado-la-vida-de-514-palestinos-y-20-israelies
[21] http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=51326
[22] http://www.eldiario.es/politica/Mueren-palestinos-familia-israeli-Gaza_0_283821669.html
[23] http://www.eldiario.es/internacional/francotirador-voluntario-buscaba-supervivientes-Gaza_0_283822203.html
[24] http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=51335
[25] Sí pueden observarlas en http://maannews.net/arb/ViewDetails.aspx?ID=71479. Igualmente incluyo un video de un palestino que muestra como dan el golpe de gracia a un herido sin posibilidad de defendersehttps://www.youtube.com/watch?v=sBakqLUBWP0&feature=youtu.be&oref=https%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fwatch%3Fv%3DsBakqLUBWP0%26feature%3Dyoutu.be&has_verified=1&bpctr=1406062192
[26] Pueden verse un documental extraordinario sobre la vida cotidiana palestina en: http://www.gueto2009.com/sp/