La reciente compra de Twitter por parte de Elon Musk va mucho más allá que un simple «gusto». Nada es casualidad en el mundo de los negocios, mucho menos en el que está involucrada la red social con mayor impacto social y político.
Por Melissa Cornejo
RegeneraciónMx, 27 de abril de 2022.- Durante los últimos días ha sido ampliamente comentada en redes sociales la noticia de la compra de Twitter por parte de Elon Musk, el hombre más rico del mundo. Esa frase, por sí misma, ya resulta reveladora: uno de los empresarios más exitosos —y más polémicos por sus ideas libertarias y por sus amistades— ha comprado por 44 billones de dólares una de las redes sociales con más impacto y relevancia en la cultura y la política a nivel internacional.
Sería cómodo creer que a los usuarios de Twitter no nos afecta cuál multimillonario sea el dueño en turno de nuestra red social favorita, pero podríamos equivocarnos, pues, para bien o para mal, Twitter no se trata de una simple plataforma de ocio y entretenimiento, sino que con el paso del tiempo se ha consolidado como uno de los rincones donde se dan los más álgidos debates respecto a temas sociales, culturales y políticos.
No hay casualidades
¿Será casualidad la insistencia de Musk por adquirirlo? Respuesta corta, no. Respuesta elaborada: empecemos por apuntar un par de sus polémicas en los últimos años.
Para empezar, Elon Musk fue relacionado con Ghislaine Maxwell —quien fue acusada de tráfico sexual de menores y enfrenta una sentencia de 65 años en prisión— gracias a una foto en la que se les ve posando juntos, y muy sonrientes, en una elegante fiesta. El empresario ha negado tener algún vínculo con ella, y en su momento aseguró que Ghislaine se coló en la foto y que la intención nunca fue posar junto a ella.
Por otro lado, tenemos evidencia de la falta de ética del empresario, pues nadie que haya acumulado esa riqueza, pudo haberlo logrado sino a expensas de los trabajadores y perpetuando la distribución desigual de la riqueza.
Además, uno de los pasajes más oscuros en este sentido, es aquel que tiene lugar en el marco del golpe de Estado de Bolivia. Elon Musk, a través de su cuenta de Twitter aseguró que podría avalar un golpe de Estado con tal de obtener litio, lo que beneficiaría a su empresa, pues la fabricación de baterías depende de este elemento. Al ser cuestionado por sus comentarios, remató diciendo: «¡Daremos un golpe a quien nos dé la gana!«.
¿Qué tiene Twitter que no tengan otras?
¿Por qué la compra de Twitter? Teniendo en cuenta el contexto, los ideales y los intereses del multimillonario, no es casualidad que se haya empeñado en adquirir esta empresa. Si tomamos como ejemplo el panorama de Twitter México, veremos que si bien en esta red social se concentra sólo una fracción de la población, y a veces la crítica suele ir encaminada a que esto genera una especie de burbuja y cámara de eco, no podemos negar el impacto directo que tienen las acalorados debates en la discusión pública. Prueba de ello, que todos los días se comenten tweets en las conferencias matutinas del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Por lo menos, en este sentido, lo que preocupa a usuarios comunes, activistas y analistas por igual sobre la compra de Twitter, es que la narrativa de Musk parece ir encaminada —al menos por ahora— en torno a la libertad de expresión, pues asegura que se respetarán todas las ideas por igual, aun las de aquellos que sean críticos y no estén de acuerdo con él. ¿Por qué debería ser preocupante? Porque todos hemos visto cómo personajes con ideologías similares a la suya confunden las opiniones con los datos duros y disfrazan discursos de odio escudándose en la libertad de expresión.
¿Esto indica que seremos testigos del aumento de la desinformación, las noticias falsas, y los discursos de odio, que de por sí pululan en esa plataforma? ¿O por lo contrario, Musk cumplirá su promesa y regulará el uso de bots con la finalidad de mejorar la convivencia y ‘’limpiar’’ la conversación? Desafortunadamente el panorama nos deja más preguntas que respuestas, pero es importante estar alertas para ejercer presión y mostrar descontento en caso de que sea necesario.