México viraje histórico en 2018: Votamos un cambio para que se hicieran las cosas distintas alejados de estos dogmas que tienen al mundo de rodillas
Regeneración, 23 de abril del 2020. En esta segunda entrega sobre la Derrota cultural de la derecha se aborda un tema central del cambio democrático en México, es decir, la relación entre sociedad emergente, gobierno y grandes empresas privilegiadas.
La derrota cultural de la derecha
Segunda parte: La mano invisible del mercado
Por Ramiro Padilla Atondo*
Hay una lógica que guía los actos de las grandes corporaciones, la ganancia como fin último. No importan los recortes de personal, mandar a sus empleados sin goce de sueldo a sus casas porque al final, primero están las utilidades.
El primer y más acabado esfuerzo por evitar que los monopolios terminasen controlando la vida pública de un país se dio a principios del siglo XX en Estados Unidos.
Los famosos robber barons (una mezcla de filántropos y tramposos entre los que se podían contar a Andrew Carnegie JP Morgan entre otros) distorsionaron el mercado de tal manera que el estado tuvo que intervenir.
A finales de los setenta, las presiones empresariales en Estados Unidos hicieron que se levantara un hito histórico que llevó a la mayor expansión industrial de posguerra, el sistema de impuestos progresivo.
Las corporaciones pagaban hasta un 90% de sus ganancias en impuestos.
La extinción de los límites a las contribuciones de campaña permitió que ahora sí las grandes corporaciones empezaran el desmantelamiento del estado de bienestar, pagando cantidades extraordinarias para tener senadores y congresistas a modo, lo que derivó en la crisis del 2008.
La era Reagan-Thatcher dio inicio al capitalismo salvaje.
En México, la llegada de un burócrata gris como Miguel De la Madrid sentó las bases para el arribo por medio de un fraude electoral de los tecnócratas de la mano de un presidente joven y ambicioso, Carlos Salinas de Gortari que creó la casta de millonarios que ahora combate de manera feroz al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
El evangelio del estado mínimo, cabeza de playa de la lucha ideológica encabezada por las universidades norteamericanas, que daban un status de prestigio a sus graduados, permitió que estos, como si de un multinivel se tratara, expandieran ese credo de manera exponencial a países que no tenían las condiciones para ejercer el neoliberalismo sin aumentar la pobreza.
La crisis sanitaria ha demostrado las contradicciones inherentes de este tipo de capitalismo en particular. Las medidas promulgadas por nuestro presidente han sentado las bases para un nuevo tipo de pacto social.
El empresariado mexicano, con un doble discurso emanado de esta escuela de pensamiento, que por un lado clama por la mano invisible del mercado y por el otro, reclama un rescate gubernamental que no llegará.
No se necesita ser un doctor en economía para entender que el rescate empresarial dejaría la situación en un impasse, esto es, nada mejoraría fuera de mantener un status quo inamovible en el que la situación de la base no mejoraría y lo más seguro es que empeoraría.
Y la extrema pauperización de la clase baja ya es un asunto de seguridad nacional.
Apoyar a los más pobres representa un acto de justicia histórica, una solución a un reclamo histórico y un acto de congruencia con la promesa de campaña que Amlo propuso: Por el bien de todos, primero los pobres.
No hay nada de complicado en ello.
La mano invisible del mercado no existe
La mano invisible del mercado como ya se ha probado hasta la saciedad no existe. Existen empresarios privilegiados que reclaman algo que creen les pertenece, en el marco de una sociedad que dio un viraje histórico en el 2018.
Votamos un cambio para que se hicieran las cosas distintas alejados de estos dogmas que tienen al mundo de rodillas.
Continuará…
De cómo la derecha perdió la guerra cultural en México
Quizá quisiéramos respuestas más enérgicas del presidente, pero es obvio que él tiene la fuerza del pueblo detrás, y no caerá en provocaciones inútiles
Regeneración, 21 de marzo del 2020. Se trata de un trabajo en entregas donde se analiza puntualmente las victorias culturales del pueblo de México frente a la derecha neoliberal, articulada y actuante internacionalmente.
De cómo la derecha perdió la guerra cultural
Por Ramiro Padilla Atondo*
Los síntomas están a la vista. Una pandemia mundial que ha puesto al sistema capitalista de rodillas. Hoy mismo el precio del barril se desplomó.
Una economía sostenida por objetos no esenciales que incitaban al individuo a consumir para satisfacer ciertos estándares mercadológicos.
Estados Unidos
Pienso en nuestro país, aliado a ultranza de la más rancia tradición liberal norteamericana, donde el individualismo es simplemente la única cultura posible.
Allá mismo, los efectos de este individualismo exacerbado será apenas cuantificable en el mediano plazo.
Un sistema de salud privatizado y colapsado, que entregará cuentas impagables para aquellos que no cuenten con seguro de gastos médicos, a contracorriente de todos los países donde la salud es un simple derecho humano que no está siquiera sujeto a discusión.
Ese era el camino propuesto por las élites mexicanas, educadas y colonizadas mentalmente allá, los hijos de los cachorros de la revolución que no entendieron que un simple sistema de capitalismo estándar no funcionaba con las mismas variables en un país tan desigual como el nuestro.
En una burbuja
Escondidos (aislados) en una burbuja, el empresariado mexicano se ha dado a la tarea de ejercitar el egoísmo.
Desconectados de una realidad que los abruma, gritan a los cuatro vientos que la realidad no es como es, sino como ellos quisieran que fuera, desprovistos de elementos de juicio que pudiesen hacerles entender, que el colapso del país es el colapso de ellos también.
Sus corifeos, simples presentadores de noticias o periodistas que no entienden que el sistema en el que vivían no existe más, reclaman una vuelta a la semilla de la corrupción.
Incluso se soslayan en una intentona golpista.
Los actos de criminales como Ricardo Salinas Pliego, su vocero Javier Alatorre, el enano mental al que bautizaron con el nombre de Pedro Ferriz de Con, son una muestra de la guerra cultural perdida.
Aún tienen público, pero para su desgracia, una mayoría de este, es público electrónico.
Granjas de bots que sostienen artificialmente un descontento que la maldita realidad, las encuestas de tirios y troyanos dicen que no, que es para el otro lado, con una popularidad innegable del presidente.
Incluso, todas las encuestas promovidas por los mismos esbirros de la derecha se llevan soberanas palizas, como las encuestas de México libre.
La guerra cultural se perdió en las trincheras de la pobreza, con políticos de visión cortoplacista que no entendieron en su momento que sus políticas, donde se privilegiaban los contratos a modo terminaron por estallarles en la mano.
Y no habrá una manera democrática de regresar. No al menos en el corto plazo.
Muy parecido a lo que sucedió en la CDMX, donde un gobierno de derecha es motivo de risa.
Quizá nosotros quisiéramos una respuesta más enérgica de nuestro presidente, pero es obvio que él tiene la fuerza del pueblo detrás, y no caerá en provocaciones inútiles en medio de la emergencia nacional.
Continuará…*Ramiro Padilla Atondo
*Ramiro Padilla Atondo, @ramiroatondo Es un escritor mexicano nacido en Ensenada, Baja California.
Autor de los libros de cuentos A tres pasos de la línea, Cuentos de la zoociedad, Esperando la muerte y de las novelas Historia de una ficción breve y Días de agosto.
Algunos de sus ensayos publicados son: Lectura y contra lectura, México para extranjeros, La verdad fraccionada y Hojas sin ruta.