Descubren túnel secreto en Los Pinos, lo abrirán al público

Los Pinos: túnel desde la habitación presidencial, al sótano y de ahí hacia “La Hormiga”, en Chapultepec. Para “cuarto para curar la cruda”

Los Pinos, túnel secreto
Los Pinos, túnel secreto

Regeneración, 22 de febrero del 2020. Los Pinos. Homero Fernández Pedroza, director del Complejo Cultural, dio a conocer que encontraron un túnel secreto.

Fernández explicó que el espacio de escape se construyó en la época del expresidente Miguel Alemán.

La ruta del túnel

Venía desde la habitación presidencial. Pasaba por el despacho presidencial al sótano de la casa y de ahí era un escape hacia la hormiga, hacia Chapultepec”, dijo en entrevista con Alberto Tavira.

UNO TV explicó que para el director del Complejo Cultural, pudo haber sido creado de esa manera.

“Al ser construido estaba la idea del comunismo, de la guerra mundial, nuclear, y dicen que varios se escapaban ahí para la fiesta”.

Finalmente, Fernández Pedroza mencionó que se pretende hacer varias investigaciones y después abrirlo al público.

Estamos investigando y escarbando “para que la gente lo pueda conocer, para tener una imagen de lo que era y quizá hasta hacer una exposición ahí”.

Desde su apertura, el Complejo Cultural Los Pinos ha recibido más de 2.8 millones de visitantes.

Los Pinos hasta el 30 de noviembre de 2018 fungió como Residencia Oficial y a partir del 1 de diciembre se convirtió en complejo cultural.


1 de diciembre del 2018. Miles de mexicanos toman posesión de Los Pinos

Desde este lugar, antes cerrado para la gran mayoría, vieron jurar a Andrés Manuel López Obrador como presidente de México.

Lloraron, festejaron, mentaron madres y, luego, visitaron la casa que habitó más de una decena de presidentes y sus familias.

Por Blanca Juárez, especial para Regeneración

Regeneración, 1 de diciembre de 2018. Todo comenzó aquí. Es decir, fue en el Palacio Legislativo donde Andrés Manuel López Obrador rindió protesta como presidente de México.

Pero fue acá, en Los Pinos, donde inició el cambio en el ejercicio del poder.

A partir de las 10 de la mañana miles de personas tomaron posesión de lo que hasta hacía unas horas era la residencia de los hombres que mandaban en el país.

Mexicanos y extranjeros acudieron este 1 de diciembre a la convocatoria de Alejandra Frausto, secretaria de Cultura. En la víspera, la funcionaria había informado cómo y por donde se daría acceso a la casa de 14 presidentes, “tal y como lo prometió en campaña” López Obrador.

Muchos llegaron antes de la hora convenida.

Para cuando los soldados quitaron el letrero de “Prohibido el paso”, llevaban un par de horas impacientes por ser parte de ese “momento histórico”.

Y finalmente cruzaron por la puerta 1, en Avenida Parque Lira, y por la 3, dentro del Bosque de Chapultepec.

Las familias más poderosas de México han sido dueñas de estos terrenos.

Ahora, gente de todos los estratos sociales entraban por cada rincón al que les fue permitido.

Admiraban o criticaban las construcciones, se tomaban fotos en las fuentes, caminaban a sus anchas por pasillos iluminados por lujosos candelabros.

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De Cárdenas a López Obrador

En 1853, José Manuel de Pablo Martínez del Río, miembro de una de las familias más ricas de México, adquirió parte del terreno conocido como Molino del Rey, en el Bosque de Chapultepec, para edificar una casa de campo.

Al rancho que mandó construir lo llamó La Hormiga.

Más tarde el lugar pasó a ser parte del Gobierno de la República.

Y en 1934 se convirtió en la residencia oficial presidencial por decisión del presidente Lázaro Cárdenas.

Sus predecesores habitaban el Castillo de Chapultepec, pero a él le pareció que eso era oneroso.

Así que resolvió mudarse a La Hormiga y nombrarlo Los Pinos, en honor a la finca en la que conoció a su esposa, Amalia Solórzano, en Tacámbaro, Michoacán.

Ahora es Andrés Manuel López Obrador quien piensa que esa residencia es onerosa.

El orondo “Bolas”

Hasta este sábado pocos podían tener acceso si quiera a los jardines.

Alumnos de excelencia llevados por alguna efeméride, deportistas sobresalientes, jóvenes premiados por trabajar en favor de sus pares, son algunos de quienes han traspasado las puertas 1 y 3.

En el primer día del gobierno de López Obrador, al que intentó llegar desde hace 12 años, hasta “Bolas” anduvo orondo en Los Pinos.

El mastín español iba delante de su dueño, sacudiendo la cola y avanzando como si conociera el lugar.

No faltaron los nostálgicos por aquellos tiempos en los que Los Pinos era para unos cuantos.

Un hombre, quien salía de una de las oficinas con acceso restringido, vio con desprecio al pobre de Bolas.

“¿También los perros pueden entrar?”, le preguntó a un soldado.

Al escuchar la respuesta afirmativa no tuvo más que lamentarse: “van a desmadrar esto, lo van a desmadrar. Ya nada será igual”.

El llanto de Andrea

Algunos aprovechaban el tiempo para caminar por los jardines, para entrar al museo de sitio o ir a formarse para conocer algunas de las residencias.

Otros preferían acercarse a las pantallas gigantes, donde sería transmitida la toma de protesta de López Obrador.

En la explanada Francisco I. Madero, junto a la estatua de ese presidente que inició la Revolución Mexicana, se colocó una de las pantallas.

El centro de ese espacio estaba casi desierto, la mayoría se sentaba a las orillas para protegerse del sol que, aunque ya de otoño, se sentía muy fuerte.

Desde ahí siguieron el recorrido de López Obrador hacia el Congreso de la Unión, donde asumiría el cargo de presidente de México.

Vieron la llegada de Enrique Peña Nieto, y le dedicaron la primera rechifla de la mañana, “¡Fuera, fuera!”, “¡Corrupto, ladrón!”.

Finalmente llegó la hora.

Ya el mandatario saliente y el entrante se encontraban en el recinto legislativo.

Peña se despojó de la Banda Presidencial y la entregó al presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, un personaje clave en la política de este país.

Ahora sí, quienes se guarecían del sol poco les importó.

Llenaron el centro de la explanada. Andrea Solís, una joven de 26 años, olvidó que traía una cámara fotográfica para registrar el momento y se dedicó a mirar lo que sucedía.

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“Honorable Congreso, pueblo de México, prometo guardar y hacer guardar la Constitución Política…”.

Ella no pudo más y soltó a llorar. “…Y si así no lo hiciere que la nación me lo demande”.

A Andrea le temblaban las manos, la quijada, respiraba hondo y seguía llorando.

Se recompuso cuando los demás vitorearon “¡Presidente, presidente!”, y se unió a ellos con una sonrisa.

“Viva la cuarta transformación”

“No lo puedo creer, pero sí lo quiero creer”, comentó contrariada Arcelia Ibáñez, de 51 años. “Parece que fue ayer cuando nos hizo fraude Felipe Calderón”. Para las 2 de la tarde, al término de la ceremonia de toma de protesta, ya estaba cansada. Había viajado desde Querétaro a presenciar todo desde Los Pinos.

El búnker de la cruda

Al entrar a la casa el guía les indicaba que el camino era a la izquierda.

“Estamos en uno de los lugares más importantes del recorrido, la oficina presidencial”, informaba a cada grupo.

“Con que desde aquí nos chingaban”, descubrió Armando Fuentes, quien vino con dos de sus hermanos y tres sobrinos desde Michoacán.

Luego, los visitantes se encontraban con otra fila para subir a la otra planta por unas escaleras bifurcadas.

Una vez arriba, había que girar a la derecha para conocer las recámaras familiares.

Al llegar la puerta de cada una de ellas algunos se decepcionaban, otros se enfadaban por encontrarlas vacías.

En la pieza presidencial, la más grande y a la única a la que se podía entrar, los turistas se tomaban fotos.

Disfrutaban la vista de los cuatro ventanales y se sorprendían por el tamaño del vestidor. La cocina también arrancó varios “¡Aaaah!”.

En el sótano Armando Fuentes y sus familiares conocieron el Búnker, una oficina de seguridad creada por orden de Felipe Calderón.

La información de cómo es este lugar estaba bajo reserva hasta 2019. “Se me hace que aquí venía a curarse la cruda”, bromeó.

El Camino de la Democracia

“Hay que aceptar los cambios”, dijo a Regeneración una mujer de 61 años.

Pero a estas alturas de la vida, “es mejor fluir. AMLO no lo puede hacer todo solo, como sea, necesita que nosotros pongamos de nuestra parte.