Un estudio con 500 integrantes de Reino Unido y EE.UU revelaron que el compromiso amoroso no figura en las preocupaciones de las generaciones actuales, rechazan las relaciones en las que se vean limitados y extremadamente comprometidos; a la deconstrucción del amor se suman la teoría feminista y hasta la economía política
Por Martha Rojas
RegeneraciónMx.– “La espera melancólica (el tejer y retejer de Penélope) es condición de existencia de él. En la irritación frente a la carencia de Penélope, Ulises se funda como Hombre. Él precisa quejarse de la desesperación inconsolable de ella, pues en esa queja certifica la permanencia del suelo que pisa, el suelo de su perpetua reterritorialización. En realidad, en sus viajes, Ulises nunca se desterritorializa: está siempre y solamente en la secreta tierra firme hecha del incesante lamento de Penélope”, examina el filósofo galo Félix Guattari en su muy célebre publicación Micropolítica. Cartografías del deseo, recopilada por Traficantes de Sueños.
En uno de los textos, «Hacia una nueva suavidad«, el galo trataba de explicar el vínculo del amor romántico como una relación micropolítica simbiótica. Retomando el mito griego sobre Ulises y Penélope, el autor refiere que el amor y el deseo son algo que uno pierde y el otro encuentra. En la narración tradicional, Ulises es un guerrero de ítaca que durante la guerra de Troya desaparece por 20 largos años. En su casa se queda su esposa Penélope, asediada por hombres que pretenden desposarla. Finalmente ella acepta a condición de tejer primero un sudario, pero antes de concluirlo Ulises reaparece.
LOS MILLENNIAL SE REBELAN A LOS MITOS
Guatari asegura que en Ulises está latente el deseo de marcharse, de irse por siempre, los lamentos de Penélope lo hartan, pero ella siempre está a la espera, “tejiendo” esperanzas de que Ulises regrese. Ninguno puede renunciar porque la existencia del uno confirma la del otro.
Recientemente el concepto de amor se ha vuelto uno de los temas más controvertidos en la forma en que las nuevas generaciones comienzan a concebir las relaciones de pareja y las identidades personales, para los millennial (personas nacidas entre 1980 y 2000) el amor se conviere en un concepto vago disociable del sexo, el deseo o el acompañamiento. Para el feminismo, en cambio, la ruptura con el mito del amor romántico significa la compra de la libertad propia en miras de concebir al amor como una elección y no como un destino, en el que la finalidad es perpetuar el sistema a través de la reproducción.
Los integrantes de las denominadas nuevas generaciones se apresuran a romper los símbolos clásicos del amor que sostenía la relación entre Ulises y Penélope, y para muchos, resulta un concepto lejano, poco real y limitante.
«Se dan cuenta de que pueden tener diferentes parejas en diferentes momentos de su vida que quizás satisfagan diferentes necesidades», explica Julie Arbit, vicepresidenta sénior sobre perspectivas en el grupo de medios Vice.
Arbit llevó a cabo una investigación en que examinó a 500 participantes de Reino Unido y Estados Unidos (la mayoría de la generación Z, millennials y algunos de la generación X para comparar).
En esta encontró que solo uno de cada 10 miembros de la generación Z respondieron estar dispuestos a «comprometerse a estar comprometidos».
EL AMOR Y LAS NUEVAS TENDENCIAS
A la poco atractiva idea de comprometerse con una misma persona se suman circunstancias económicas y políticas. Los millennials priorizan una situación financiera sólida individual, lo cual ralentiza el camino hacia el matrimonio, explica Arielle Kuperberg, profesora asociada de sociología en la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro, Estados Unidos.
«La gente está tardando más y más en sentar cabeza porque están tardando más y más en alcanzar estabilidad financiera», agrega la académica.
Ciertamente los millennial prefieren conseguir una estabilidad económica propia antes que casarse, la idea de manterner a alguien, les aterra y prefieren tener polirelaciones en el mundo virtual.
Para la psicóloga de Casa Matria, Estefanía López, esto se da por la facilidad que brindan estos medios, en los que se entablan conversaciones virtuales que los aleja del rechazo. “Con mi experiencia me he dado cuenta que se sienten más seguros expresándose a través de medios virtuales, y por eso es el auge de estas plataformas. Sus conversaciones llevan emojis o gif. Para ellos ese contacto virtual les evita exponerse a una respuesta negativa”
Aunque las personas han cambiado las reglas en las que el amor se produce, el concepto es como Dios, si desapareciera, los hombres necesitaríamos algo más en qué creer.