En México las empresas no están obligadas a informar sobre transgénicos en sus productos

No hay legislación en la materia y esto ha provocado que los alimentos elaborados a base de maíz con OGMs, sean distribuidos entre los consumidores sin que estos lo sepan.

Regeneración, 28 de octubre de 2017.- Varios de los alimentos más consumidos en México están hechos con maíz transgénico. Harina para tortillas, tostadas, frituras y cereales se elaboran con maíz que contiene organismos genéticamente modificados (OGMs) pero los consumidores no lo saben porque las etiquetas no incluyen esa información.

En el país no existe ninguna ley que obligue a los productores de alimentos a informar si sus productos tienen o no transgénicos.

Mientras, en el mundo hay 61 países que han adoptado leyes para que los productores implementen un mecanismo de trabajo aprobado por el Codex Alimentarius de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), e informen en las etiquetas de sus productos la posible presencia de sustancias transgénicas.

En México, no hay legislación en la materia y esto ha provocado que los alimentos elaborados a base de maíz con OGMs, sean distribuidos entre los consumidores sin que estos lo sepan.

En la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, específicamente en el primer párrafo del artículo 101, se señala que los productos con OGMs para consumo humano directo, deberán señalar en la etiqueta la información de su composición alimenticia o sus propiedades nutrimentales, pero hay empresas productoras que no lo indican.

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En entrevista con Animal Político, Rodrigo Gutiérrez Rivas, especialista y académico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM dijo que “la ley solo exige a las empresas que señalen si existen OGMs cuando haya cambios significativos, basándose en un peligroso principio denominado de equivalencia sustancial”.

Agrega que “esa noción de equivalencia sustancial es muy vaga, abre un margen amplio de discrecionalidad a las empresas y no ayuda a que se cumpla un examen riguroso, un etiquetado preciso ni un seguimiento post-comercialización de los OGMs”.

El martes 10 de octubre, un estudio realizado por la UNAM y la UAM sobre alimentos hechos con maíz transgénico, confirmó que harinas, tostadas y frituras, tienen transgénicos.

De acuerdo con el doctor en biotecnología Emmanuel González Ortega, uno de los autores del estudio, los resultados revelan que los transgénicos han penetrado en el ámbito urbano de México. Por ello, la finalidad del estudio era “exponer este concepto mañoso” que existe en la ley de bioseguridad, que provoca un vacío que nadie atiende.

En el país, la producción de maíz transgénico, está suspendida temporalmente pues se teme que contamine las 64 especies de semillas nativas, pero eso no significa que el consumo de productos con OGMs no esté permitido a escala comercial.

Al menos 55 tipos de maíz genéticamente modificado han sido aprobados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), pues los considera inofensivos, aunque, la mayoría de ellos liberan un gen insecticida, que los vuelve resistentes a las plagas, así como otro gen que le da resistencia al herbicida llamado glifosato.

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De acuerdo con Alejandro Calvillo, director de la organización El Poder del Consumidor, “es un derecho de los ciudadanos el acceso a la información y este derecho está violado por el gobierno mexicano que ha permitido que los transgénicos entren en nuestros alimentos sin ninguna información al consumidor”.  

Por su parte, el investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Rodrigo Gutiérrez Rivas, dijo que el etiquetado de productos podría convertirse en un arma de doble filo y únicamente estaría disponible para las empresas que puedan pagarlo.

“Esto generaría un mercado de lujo donde solo los más ricos accederían a productos no transgénicos, mientras lo que debe de ocurrir es justamente lo contrario… Nada más faltaría que un campesino que tiene un producto criollo tenga que pagar una certificación para poder demostrar que sus tortillas no tienen transgénicos”, dijo.

 

 

Con información de Animal Político