Casi mil muertes por sobredosis de heroína en Nueva York en 2015, 66% más que un año antes. En los últimos 15 años se han triplicando las muertes por esta causa en los Estados Unidos.
Regeneración 17 de agosto de 2016. Las muertes por sobredosis de heroína en Nueva York han subido un 158%, mientras que los fallecimientos provocados por otras drogas subió 66% informaron las autoridades de la ciudad.
Es una verdadera epidemia de muertes por heroína, superior a otras décadas. Es ya un de la salud pública en Estados Unidos, donde las drogas provocan más muertes que los accidentes de tráfico, según reporta AFP.
Entre los años 2000 y 2014, la tasa de sobredosis por heroína se ha triplicado en todo el país, según la DEA (la agencia antidroga estadounidense), en un informe publicado en junio. Asimismo, las muertes relacionadas a los analgésicos opiáceos como el Fentanyl, responsable de la muerte del cantante Prince, casi se ha duplicado en ese periodo.
En 2014 las sobredosis por opiáceos cobraron la vida de 14 mil estadounidenses, según los Centros federales de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
“Estos datos confirman que la dependencia a los opiáceos es un problema creciente”, afirmó Mary Basset, la responsable municipal encargada de Sanidad en Nueva York. “Esta es la razón por la que el servicio de salud ha adoptado un enfoque global para tratar de contener el número de muertos por sobredosis en Nueva York”, agregó la funcionaria citada por AFP.
En abril la alcaldía de Nueva York ha anunciado un plan de inversión de 25 millones de dólares para financiar la educación, formación y prevención de los ciudadanos.
Los neoyorquinos de 45 a 54 años han tenido la mayor tasa de muertes por sobredosis. Pero el mayor repunte ha afectado a la franja de los jóvenes, de entre 15 y 34 años, que ha aumentado hasta 248%, según las autoridades.
La heroína es más letal en Nueva York que la violencia por armas de fuego. Es una realidad que mostró al mundo el actor Philip Seymour Hoffman, cuando en febrero de 2014 fue encontrado muerto en su apartamento en el West Village. La jeringuilla pinchada en su brazo fue también la evidencia más visible de que esa pesadilla que quita el sueño en Estados Unidos no conoce de guetos, porque la epidemia de la adicción cruza todas las líneas económicas y sociales, publica el diario español El País.