Si bien la Fuerza Aérea de Corea del Norte mayormente consta de aviones anticuados, su efectividad supera a la de ciertos países occidentales. Tiene una gran cantidad de aeronaves capaces de complicar la vida a cualquier fuerza atacante
(13 de agosto del 2017).-¿Cómo sería un conflicto directo de Washington y Seúl contra Pyongyang?, la agencia Sputnik, traduce la opinión de un analista publicada en The National Interest reprodujo un artículo de Kyle Mizokami. El el autor reflexiona sobre las posibles características y consecuencias de tal conflicto.
Seúl solo contaría con su Ejército regular
Corea del Sur tiene un Ejército bastante grande, pero en su mayoría está compuesto de reservistas que serían movilizados solo después de que se inicie la guerra. Según el autor, su reclutamiento puede ser interrumpida por ataques norcoreanos, por lo cual los efectivos en servicio activo serían los que tendrían que contener la ofensiva del Ejército juche.
Sería preferible si las unidades surcoreanas fueran formaciones del tamaño de una brigada que operaran independientemente, añade el columnista.
¡Cuidado con la aviación norcoreana!
Si bien la Fuerza Aérea de Corea del Norte mayormente consta de aviones anticuados, su efectividad supera a la de ciertos países occidentales. Tiene una gran cantidad de aeronaves capaces de complicar la vida a cualquier fuerza atacante. Hace falta solo un avión norcoreano para reducir a cenizas el aeropuerto de Seúl o llevar un arma nuclear.
Seúl está demasiado cerca de la frontera
La línea de defensa tendría una ‘profundidad’ de unos 80 kilómetros, mientras la distancia entre la frontera y la capital surcoreana, Seúl, es menos de 55 kilómetros, lo que haría necesario emplear la estrategia de ‘defensa de avance’, es decir los surcoreanos y sus aliados tendrían que neutralizar todas las amenazas antes de que llegaran al territorio del país.
La ‘defensa de avance’ a menudo se considera menos efectiva que la llamada ‘defensa en profundidad’ —táctica que supone combates en su propio territorio—. El autor señala que cada pedazo de tierra cedido causaría daños considerables a la coalición.
Cuanto más el Norte lucha, menos propenso es a ganar
Pyongyang gozaría de pocos aliados; en caso de que Corea del Norte se atreva a invadir el Sur, nadie le respaldaría. Sin embargo, Corea del Sur contaría con el apoyo de tropas estadounidenses y, posiblemente, de otros países occidentales.
En este sentido es crucial para Pyongyang lanzar un ‘ataque relámpago’ sin aviso para poder establecer su control sobre la mayor cantidad de terreno posible. En el momento en que se inicie la guerra, las ventajas estratégicas empezarían a esfumarse, concluye el columnista.
(Sputnik)