«La próxima puede ser la persona que más amas en el mundo. Hay que tomar fuerzas y salir a las calles, gritar juntos, ahora más que nunca: ‘Ni una menos'»
Regeneración, 19 de octubre de 2016.- «Este caso nos compete a todos y no pertenece a ningún sector partidario: se trata de una chica, mi hermana, que murió de una forma horrenda», escribió Matías Pérez, de 19 años, hermano de Lucía, una joven argentina de 16 años brutalmente violada y asesinada en la ciudad de Mar del Plata.
La carta fue publicada en el sitio web La Poderosa bajo el título «Y ahora nos amenazan de muerte». El hermano de la víctima relata detalles de las últimas horas de Lucía, asegurando que ella salió de su casa bajo engaño.
El joven denuncia públicamente que tras el asesinato de Lucía y la captura de «tres sospechosos», han sido amenazados de muerte.
Matías Pérez pide que se detengan los crímenes de género en Argentina, donde se ha convocado un paro nacional contra la violencia de género.
El joven termina su carta: «Hay que tomar fuerzas y salir a las calles, para gritar todos juntos, ahora más que nunca: ‘Ni una menos’. Solo así, evitaremos que maten a miles de Lucías más. Y solo así podremos cerrar sus ojos, para verla descansar en paz».
La carta completa, a continuación:
“Y ahora, nos amenazan de muerte”
La verdad, me hubiera gustado poder ilustrar esta carta con alguna foto mía, riendo junto a mi hermana. O con una foto suya, abrazada por mis viejos. Pero no, no podemos, ni siquiera eso podemos, porque mientras intentamos procesar que la mataron y cómo la mataron, estamos obligados a procesar las amenazas de muerte que caen sobre todos nosotros.
¿Cómo era Lucía? Como el arte, como el rock, como el amor a los animales. Ahí, en cada estrofa de Viejas Locas, en cada pogo ricotero y en cada abrazo a una mascota abandonada, la van a poder encontrar siempre, sonriendo, mimando a su perro y tirando buena onda para todos lados, por las dudas.
Vivía tranquila, sin salir mucho de casa, hasta ese maldito sábado, 8 de octubre. Pasaron a buscarla cerca de las 10, cuando papá ya se había ido a su laburo. Y a las 15, cuando mi mamá llegó de trabajar, encontró el Facebook abierto en su computadora, junto al equipo de mate, porque sí, Lucía creía que iba a volver inmediatamente a su casa… Se la llevaron engañada.
A las 18, una amiga me avisó que debíamos ir a la comisaría, porque mi hermana había sufrido un accidente. Nunca podría haber imaginado lo que me esperaba. Al llegar, con mi mamá, la oficial que nos atendió no sabía qué decirnos, de modo que permanecimos diez eternos minutos en la oficina del comisario, hasta que nos dieron la noticia. Y se nos cayó el mundo. Pedí reconocer el cuerpo, pero se negaron. Me rehusé a irme e insistí incansablemente, hasta que pude verlo: estaba en una camilla, con los ojitos entreabiertos, como acostumbraba a dormir.
Matías Farías, Juan Pablo Offidani y Alejandro Maciel, los tres sospechosos, hoy están detenidos. Pero no nos alcanza: queremos justicia en serio, que se investiguen todas las causas en las que están involucrados y que cada persona con información pueda ir a la Fiscalía para aportarla. Necesitamos apoyo, sin importar de quién, porque este caso nos compete a todos y no pertenece a ningún sector partidario: se trata de una chica, mi hermana, que murió de una forma horrenda.
Y debemos ser conscientes, sí, porque esta vez le tocó a Lucía sufrir esa bestial violencia de género, pero la próxima te puede pasar a vos, o a la persona que más amás en el mundo. Hay que tomar fuerzas y salir a las calles, para gritar todos juntos, ahora más que nunca: ‘Ni una menos’.
Solo así, evitaremos que maten a miles de Lucías más.
Y solo así podremos cerrar sus ojos, para verla descansar en paz.