Indigenismo: ¿La India María les falta al respeto?

Las mujeres indígenas tienen un concepto especial sobre ‘La India María’, el personaje que fuera interpretado durante años por María Elena Velasco: ¿Fortalece el racismo y la exclusión?


 

Por Mauricio Elí

RegeneraciónMx, 12 de diciembre.- “Si tanto les preocupa el pueblo, ¿por qué no se acercan a él? ¿Por qué no le preguntan a las indígenas si sienten que la India María les falta al respeto?”, cuestionaba duramente el crítico televisivo Álvaro Cueva (Monterrey, 1968) en su videocolumna para Grupo Milenio.

La pregunta vino luego de que el conductor Johnny Carmona (Ciudad de México, 1980) cuestionara uno de los personajes elegidos para cumplir un reto del reality show “La Más Draga” en octubre de 2020: La India María, interpretada por María Elena Velasco (Puebla, 1940 – Ciudad de México, 2015), que se basaba en una indígena mazahua y la ponía en cómicas situaciones, siempre ataviada con su traje típico y con un uso pobre del español como signo distintivo de su ascendencia originaria.

La poeta y promotora cultural ñuu savi Celerina Sánchez (Mesón de Guadalupe, Oaxaca, 1967) fue tajante en su respuesta cuando la entrevisté al respecto: “efectivamente la India Maria sirve para fortalecer el racismo y la exclusión bajo el criterio de que no tenemos civilización”.

Celerina no vende naranjas, tampoco Natalia Toledo (Juchitán, Oaxaca, 1967). En una columna publicada en Mexicana de Arte, la exsubsecretaria de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura del Gobierno de México dejó claro que no encuentra homenaje en el personaje que lo mismo era candidata a edil en La presidenta municipal (1975) que empleada doméstica en El miedo no anda en burro (1976) o monja en Sor Tequila (1977).

«A través de una parodia se estigmatizó no sólo a los Jñatrjo “mazahuas”, sino a todos los pueblos indígenas de nuestro país, que constituyen la diversidad lingüística y cultural de México», coincidió Toledo.

Los ejemplos más claros del tinte racista y clasista implícito en la India María los encontramos en películas como Ok míster Pancho (1981) o Las delicias del poder (1998). En la primera, María es manipulada por un traficante, “mister Pancho”, quien la enamora para hacerla contrabandear diamantes haciéndole creer que son medicamentos para su madre enferma; en la segunda, resulta gemela de una fina candidata presidencial que, tras un accidente, es suplida por su hermana que no sabe usar tacones, comer en una mesa o dirigirse a un público pues, vaya mala suerte, separadas al nacer le tocará crecer en una comunidad indígena.

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Estas dos apariciones de la india María dejan ver cómo se les percibía. “Esto viene a desinformar, ya que pareciera que sólo hay un indígena en México cuando existen más de 68 culturas con idiomas, cultura y territorios. Creen aún ahora que no sabemos hablar, que hablamos dialectos, justo nos quedamos en ese papel de ignorantes y pobres sin tomar en cuenta nuestra culturas e idiomas”, considera Sánchez.

Y no se trata de juzgar a Velasco ni sus intenciones, sino de dejar claro que el personaje era en esencia clasista y racista por la época en que nació e, insisto, el cómo se percibe a las mujeres indígenas.

“María Elena Velasco, como comediante, representó a una indígena mazahua de nombre Maria Nicolasa Cruz la india María, con la finalidad de divertir a un público, imitando de manera burda un habla, ridiculizando una vestimenta”, decía Toledo en su texto.

No se omite que el personaje de María Elena Velasco puso una problemática en la mesa que, para mala suerte, hoy sigue vigente. En El que no corre, vuela (1982), la India María es acusada de un robo que no cometió y termina en prisión dos veces. Esa realidad la han vivido más de 8,500 indígenas que permanecían en prisión en 2013 de acuerdo con Animal Político.

Los indígenas encarcelados en México por falta de Traductor es un texto basado en el caso de Alberto Patishtán, profesor tzotzil condenado a 60 años de prisión tras ser acusado de orquestar un ataque contra policías que derivó en la muerte de 7 efectivos, a pesar de que no tuvo acceso a un juicio en su lengua materna y de que los testimonios lo ubicaban en un lugar distinto al de los hechos. Fue indultado por Enrique Peña Nieto.

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Contrariamente a lo escrito por Cueva en su columna del 25 de octubre de 2020 en Milenio, la india María no puso a las mujeres indígenas en un lugar protagónico, positivo, ni lleno de virtudes.

Todas las entrevistadas coincidieron en que, simple y llanamente, el personaje sí replica creencias clasistas —como que todas están condenadas al servicio, a ser víctimas de la delincuencia organizada o a buscar marido furtivamente— y racistas —como que las mujeres indígenas no hablan bien el español.

Aquí viene otro problema que, curiosamente, también aparece en la filmografía de la india María: El acceso al idioma. En Tonta, tonta, pero no tanto (1972), María se encuentra en la Ciudad de México con Chencho, paisano suyo quien se convirtió en comandante de la policía tras salir del pueblo pero que, curiosamente, habla perfectamente el español, sin acento.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), recogidos por el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), “La desventaja que puede representar no hablar la lengua oficial de nuestro país entre los indígenas ha sido considerablemente mayor para las mujeres”. “Si bien en 1950 las diferencias entre ambos sexos son mínimas, en el transcurso del tiempo se han incrementado las brechas entre mujeres y hombres bilingües y entre mujeres y hombres monolingües”, señalaban en la ficha La población indígena mexicana, publicada en 2006, donde rescataban que, para 2005, 15.6% de las mujeres que hablaban una lengua indígena no hablaban español. En el caso de los hombres, la cifra era de 8.9%.

Nadie pone en duda las buenas intenciones de María Elena Velasco, mucho menos que el humor de la época haya sido distinto. Lo que debemos preguntarnos hoy es: ¿Avanzamos?


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