A todas luces, la corrupción que precedió la 4T ha ocasionado un rezago y deuda social galopante que se ha manifestado en grandes índices de pobreza, tanto patrimonial como funcional.
Por Carlos E.Z. Cabeza Reséndez
RegeneraciónMx, 29 de julio de 2022.- En cuanto a la viabilidad de la aplicación del neoliberalismo a la mexicana, denominado con justa razón como ”neoporfismo”, se puede demostrar a la luz de los hechos, que al haber adoptado este pseudo modelo de desarrollo, que solo es viable, políticamente, gracias al proceso de despolitización del pueblo, que este mismo modelo abiertamente propicia y auspicia, y al manejo indiscriminado de la propaganda de estado, en complicidad con los medios de comunicación y centros de investigación, que desinforman sistemáticamente al pueblo pregonando falsedades en cuanto a las bondades del sistema político, económico, social, cultural e incluso antropológico y por supuesto modificando la historia a su beneficio y minimizando la concientización política y cívica de la sociedad.
Si bien la antesala de la imposición del modelo neoliberal dista mucho de ser una panacea —hablamos del periodo de 1970 a 1982, conocido como el periodo de desarrollo compartido, donde la corrupción , tuvo un punto de ebullición—, el dispendio fue en incremento a la par con la malversación. Y es un periodo de gran represión y un presidencialismo totalitario, en el cual los actores de este tiempo como el difunto Luis Echeverria tuvieron mucho que ver con que se dieron grandes matanzas.
Y los aún impunes asesinatos de personajes diversos como son luchadores sociales Genaro Vásquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos. Y en lo económico fuimos víctimas de grandes devaluaciones y crisis recurrentes.
Y como se puede ampliamente documentar la brutal represión con la matanza del 68. Y, por supuesto, con la acaecida 10 de junio de 1971, justo cuando se celebraba el Jueves de Corpus. Suceso donde se asesinaron hasta ahora impunemente a estudiantes principalmente de la UNAM y del POLITECNICO. conocida como ‘el halconazo’.
Una ola de asaltos bancarios y secuestros, aunados al asesinato del empresario don Eugenio Garza Sada y de activistas en todo el país. Aunque este periodo, auto mal llamado de desarrollo compartido (dado que el desarrollo en sí implica el compartir los beneficios del crecimiento), nada que ver con la represión y los asesinatos y desapariciones del periodo neoliberal, hay que decir que la represión fue en aumento, durante este periodo.
Y que desde sus orígenes caracterizó al régimen priista, que se ilustra por solo citar un caso: El asesinato del líder campesino y luchador social Rubén Jaramillo Méndez, en 23 de mayo de 1962 a manos de militares, junto con su esposa encinta y sus tres hijos, en Tlaquiltenango, Morelos. Que a pesar de ser considerada por mucho tiempo una de las páginas más negras de las administraciones del citado partido del PRI, y de por supuesto seguirlo siendo, se evidencia que en el devenir de las administraciones emanadas del citado partido opresor, tirano y dictador.
Hoy pudiera parecer un evento sumamente vergonzoso, pero a la vez ilustra que la represión al igual que la corrupción la impunidad y la colusión han ido en aumento, a la par con la decadencia de la clase política de este país.
Lo anterior a la luz de las más recientes atrocidades como es el caso de Salvador Atenco, en los tiempos de Vicente Fox Quesada como presidente y Enrique Peña Nieto como gobernador, donde se violaron los derechos de cientos de campesinos y se violaron, hasta hoy impunemente, a más de una docena de mujeres. Llevándose a cabo detenciones arbitrarias, abuso sexual y violación, tortura, retención ilegal y se les encarceló, haciendo gala del atropello indiscriminado de los derechos humanos, allanamiento de morada, incomunicación, trato cruel e inhumano, derecho a la vida, derecho de los menores, derecho a la legalidad, etc. O la brutal represión ejercida durante la guerra de calderón contra el narco, el asesinato de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa con Peña Nieto por solo citar algunos.
Así como la interminable cantidad de asesinatos, desapariciones y encarcelamiento perene de luchadores sociales durante este nefasto periodo neoliberal. Siempre avalados por el PRIAN e incluso solapados en los últimos tiempos, más notoriamente a partir la suscripción del supuesto Pacto Por México del hoy degradado PRD, donde se pretendió privatizar la educación, el agua y entregar los recursos naturales y energéticos de México.
Y también es cierto que durante el periodo de 1970 a 1982, cuando el gobierno creció desmesuradamente y no necesariamente en la óptima dirección, transformándose en un estado obeso e ineficiente, ya que se recuerda que por ejemplo el sector paraestatal creció a más de mil 200 entidades, con todo sector petrolero, en el caso de la diversificación de comercio, inversión y tecnología, no se avanzó lo suficiente.
Sin embargo, a pesar de esto podemos afirmar coloquialmente que «salimos de Guatemala para entrar a guatepeor”.
Y en el periodo neoliberal dimos marcha atrás en este sentido. Para no abultar más en esta directriz del análisis comparativo del periodo previo a la implementación del periodo neoliberal, baste decir que, si bien se requería un ajuste de la política pública, este fue un cambio de péndulo justo en dirección contraria sin salvaguardar lo que era positivo y caímos en el otro extremo. En lo económico y social, postergando la reforma política y la democratización del país, y causando con esto un grave problema para el país.
Se incurrieron en varios errores, como satanizar la ineficiencia del modelo de economía mixta, rectoría del Estado y estado de bienestar haciendo alusión directa a su alta para aquellos tiempos corrupción asociada. Así como en el desmantelamiento de éste para llegar a perder la hegemonía geopolítica que habíamos ya logrado. También los niveles de desarrollo ya alcanzados, así como el nivel de autosuficiencia y soberanía alcanzado en aras de un modelo que pudiera enfrentar exitosamente el inminente cambio de orden económico mundial denominado globalización. 1985-1990.
Huyéndole a la ineficiencia, ineficacia e inefectividad, como a los grandes (para aquel entonces) niveles de corrupción, llegamos a niveles de inviabilidad y corrupción aún mucho mayores después de 36 años de aplicación del modelo neoporfirista, versión mexicana del modelo neoliberal denominado también de manera dolosa economía de mercado.
E incluso y más bien dicho, las argumentaciones falaces que pretendieron justificarlo solo fueron verdades o mentiras a medias, falacias usadas para poder justificar el beneficio de unos cuantos que pretendieron y lograron por un tiempo 36 años adueñarse del país.
En aquel 1982 se interpretó a la luz de las circunstancias imperantes en el periodo previo 1970-1982 que se empezó de nueva cuenta, en la época contemporánea el neoporfirismo. Es decir, ante la pregunta de que si el régimen de políticas públicas que conforman el modelo de país, de 1970 a1982 estaba caduco, por decir lo mejor, es decir que justificando sin conceder el hecho que dicho modelo está obsoleto o más, aunque nación obsoleto.
A todas luces, actualmente, es imperativo el continuar generando y consolidando un cambio verdadero en la vida pública de México. Nos referimos a las luces de la corrupción sin límites ni precedentes del periodo neoporfirista de 1982-2018 que hoy hacen impostergable e inalienable el anhelado y exigido cambio verdadero.
Nos referimos a las luces de que esta corrupción ha ocasionado un rezago y deuda social galopante que se ha manifestado en grandes índices de pobreza, tanto patrimonial como funcional, e incluso, por supuesto alimentaria. Misma desorbitante pobreza acumulada en el periodo neoporfirista.
Que a su vez ha originado una pauperización del tejido social, que ha fungido como un caldo de cultivo para la inseguridad, la impunidad, la colusión y la ausencia total del más elemental estado de derecho que ha sido reemplazado por un estado de chueco. Donde han proliferado en popularidad dichos como “el que no tranza no avanza” o “político pobre, pobre político”.
Asimismo, nos referimos a la gran y nociva luz del evidente remate del patrimonio del pueblo de México.
Y, como la lista de luces que evidencia la decadencia del sistema político económico y social del neo-porfirismo en México es interminable. Solo adicionaremos lo referente al entreguismo, del que se hace gala a juzgar de los manejos de los estratégicos intereses de México en el contexto de la geopolítica.
Como son, entre otros, la entrega de los recursos naturales, energéticos e incluso alimentarios a grupos de poder especial donde pulula la mafia del poder conformada por funcionarios que no funcionan y políticos altamente simuladores, solapadores y corruptos. Dicho lo anterior en apretada síntesis, que iremos desglosando y evidenciando en futuras entregas, aboquémonos a identificar las tres transformaciones que anteceden: cambio de régimen, cambio de modelo, cambio de pacto social que se denomina la 4t.
Sigue al Dr. Carlos E.Z Cabeza Reséndez en Twitter como @drcarloscabeza