La defensa de la naturaleza es tarea de todos

México es líder en ignorar las re­gulaciones ambientales para comercializar los bosques y los territorios indígenas y campesinos. El otro frente abierto por Calderón es la conquista del territorio para proyectos mineros, presas, basureros y urbanismo depredador.

Las autoridades federales y estatales han renunciado a velar por el medio ambiente y la salud de la población. En todo el territorio nacional se impone la ley de las grandes empresas que violan normas ambientales y corrompen a las autoridades.

Cientos de movimientos y organiza­ciones ciudadanas se oponen a la degra­dación ambiental y protegen sus tierras, bosques, aguas, playas y desiertos.

Sin embargo, crecen los proyectos destructivos de minería a cielo abierto. En Chicomuselo, Chiapas, los habitan­tes luchan contra la minera canadiense Blackfire, que asesinó al líder Mariano Abarca; lo mismo sucede en Motozintla contra la canadiense Linear Gold. Los ejidatarios de Huizopa, Chihuahua se oponen al despojo por la canadiense Mine Finders Co., que ha contaminado con cianuro ríos y tierras. En San José del Progreso, Oaxaca, la canadiense For­tuna Silver Mines, amenaza a varias co­munidades organizadas en defensa de bosques y aguas. En Los Cabos, Baja Ca­lifornia Sur, miles se manifiestan contra las mineras canadienses Pediment Gold y Vista Gold. En San Luis Potosí, los hui­choles

protestan por la posible destruc­ción de la región sagrada de Wirikuta por otra minera canadiense; aunque el caso más emblemático es el de la Mi­nera San Xavier (canadiense Goldcorp); pese que un juez ordenó su cierre de­finitivo, sigue operando con apoyo del gobierno federal.

También crece la resistencia contra las presas en La Parota, Guerrero; El Zapotillo, Jalisco (donde un juez orde­nó su suspensión); Paso de la Reina, en Oaxaca y en las 113 mini-hidroeléctricas en Veracruz. Estos casos han sido pre­sentados en instancias internacionales porque amenazan la existencia misma de los pueblos.

La contaminación industrial de los ríos provoca la muerte silenciosa de decenas de personas por cáncer y en­fermedades degenerativas, hay movi­mientos en las riberas del río Atoyac, en Tlaxcala; en la presa Valsequillo, Puebla; el río Santiago, Jalisco; los ríos Blanco y Coatzacoalcos, en Veracruz. En Perote 26 comunidades luchan contra la con­taminación de las granjas de cerdos de la empresa Granjas Carroll (donde sur­gió la gripe porcina AH1N1).

En Puebla, Tlaxcala, Morelos y el Dis­trito Federal hay movimientos sociales en contra de proyectos urbanos depre­dadores, la especulación inmobiliaria y la privatización de los espacios de la sociedad. También contra tiraderos de basura que enferman a la gente como en Lomas de Mejía, El Salto, Jalisco; Xalapa, Veracruz; Zimapán, Hidalgo; Hermosillo, Sonora; Santa Ana Xalmimilulco, Pue­bla; Jilotzingo, Tlanepantla, Tecámac y Temaxcalapa en el estado de México.

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