El caso del estudiante Marco Antonio, detenido y golpeado por la Policía revela una cruel realidad: la criminalización de los jóvenes en la Ciudad de México
Regeneración, 2 de febrero de 2018.- El caso del estudiante Marco Antonio Sánchez Flores, un joven de 17 años detenido arbitrariamente y golpeado por agentes de la policía capitalina, revela una cruel realidad: la criminalización de los jóvenes en la Ciudad de México.
A partir del primero de diciembre de 2012, el gobierno de Miguel Mancera permitió la violación sistemática de los derechos humanos, sobre todo contra los jóvenes.
Durante las protestas contra Enrique Peña Nieto, la policía capitalina arremetió contra manifestantes y transeúntes cometiendo detenciones arbitrarias, tortura y otros abusos.
Juan Uriel Díaz fue la primera víctima de la represión. El joven fue lesionado gravemente por policías ocasionándole la pérdida del ojo derecho. Miguel Ángel Mancera simplemente se deslindó y encubrió a la policía.
La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal ha recibido 500 denuncias por detenciones arbitrarias en manifestaciones, incluidos numerosos casos de tortura por parte de la policía capitalina.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, el 67% de los capitalinos no confía en la policía cuya fama es de abuso y extorsión.
El caso de la Narvarte, es otro caso emblemático dado la gravedad del caso. Altos mandos de la Secretaria de Seguridad Pública formaban parte de un grupo de delincuencia organizada, el cual se vio implicado en el secuestro de un ciudadano de nacionalidad colombiana. Luego se que escapara de sus captores y llegar por sus propios medios a la sede consular de Colombia para pedir ayuda humanitaria. La Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México aseveró que a pesar del incidente, no había sido maltratado.
Sin embargo, la cifra sigue en crecimiento luego del caso de Marco Antonio Sánchez Flores, un joven estudiante de 17 años quien fue golpeado y detenido arbitrariamente por agentes de la policía capitalina. Dicho caso, dejó ver la tóxica combinación de un sistema judicial defectuoso, unos agentes de policía sin la formación adecuada y una impunidad generalizada que sólo fomentan las detenciones arbitrarias y da lugar a la tortura, ejecuciones y desapariciones forzadas.
Son muchos los casos de abusos durante operativos contra el comercio informal o por venta de presunta mercancía ilegal. El robo y los abusos cometidos frecuentemente por policías está documentado en múltiples ocasiones. Todos estos casos se mantienen en la impunidad.
La violencia, la inseguridad y el abuso policiaco ha llegado a situaciones nunca antes vistas. Más de 90 por ciento de la población capitalina dice sentirse insegura.
Los organismos de derechos humanos exigen acabar con la impunidad y con los abusos.
Esta es la herencia que deja Miguel Ángel Mancera.