Labor política de AMLO genera confianza a indecisos y rivales: Germán Martínez

López Obrador buscó e invitó a uno de sus más acérrimos detractores y exlíder del PAN, Germán Martínez Cázares, a ser candidato a fiscal General de la República. Mediante una columna publicada en el diario Reforma, el panista agradeció la invitación y lo tomó “como un honor».

Regeneración, 31 enero 2018.- Mediante una columna publicada en el diario Reforma, el exlíder del Partido Acción Nacional, Germán Martínez Cázares, agradeció la invitación del precandidato de Morena a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador para ser candidato a fiscal General de la República.

El panista escribió su opinión sobre esta invitación, y «lo tomo como un honor», no sin antes reconoce e impugna sus visiones económicas y sociales y recordando que «formé parte del comité de campaña presidencial que lo venció en 2006 por unos cuantos votos; concedí entrevistas, arengué en mítines, repartí volantes, todo para que no llegara a Palacio Nacional, y presidí al PAN, su acérrimo rival, y sin embargo, me convocó».

Su sorprendido punto de vista, como militante del PAN, fue expuesto en el texto en el que reconoce que «la labor política exitosa genera confianza y toca las puertas primordialmente a indecisos o rivales, Andrés Manuel lo hizo conmigo; conversamos con su hijo y otros personajes, mi sensación de esas pláticas es de franqueza y ‘ganas de ganar’.

«Quizá soy ingenuo después de nueve años fuera de la tarea política (en 2009 renuncié a la presidencia del PAN, y no he vuelto a ocupar cargos públicos). No percibí dobleces ni simulaciones, a cada pregunta volvía una respuesta amable, puntual, razonable. Recuerdo de mi primera entrevista: -«¿Por qué me invitan a mí?». -«Porque queremos gobernar… no dividir al país».

Recordó que López Obrador «hace tiempo cultivó mis dudas. Sigo a Unamuno con devoción, ‘la fe que no duda es fe muerta’, y disfruto verme en ese desfiladero filosófico de mi existencia, me cuestiono el ‘¿por qué?’ y ‘¿para qué?’ de mis ideas políticas o religiosas. Mis lecturas, reflexiones y cátedras universitarias (una de ellas, por cierto, en el ITAM donde encuentro más simpatizantes de Morena de los que imaginé), son fuente inagotable de esas preguntas.

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«Los fanatismos nacen en las convicciones sin interrogatorio, y el actual panorama político electoral es un mar de falsas certezas. Desconfío y rechazo a algunos personajes que rodean a Andrés Manuel; exactamente igual que a otros que militan o medran en mi partido y con máscaras de pureza intentan tapar rostros de inmundicia».

El panista señala que «el gesto político, más que legal, de López Obrador de buscarme (perdón por la referencia personal; no es alarde, ni soy ejemplo para nadie), tiene algo hondo por resaltar: es un esfuerzo cívico de entendimiento, y quien sea el próximo Presidente necesitará reconciliar al país».

Y advirtió que «creía en las instituciones de una democracia liberal, en el imperativo gubernamental de combatir al crimen con el poderío inteligente y legítimo del Estado, que el perdón sólo lo dan las víctimas, la amnistía las leyes y la culpabilidad la dictan los tribunales; aún así los de Morena insistieron. Su oferta fue auténtica.

«También señalo su acierto al no distinguir delincuentes: quieren persecución pareja a homicidas, secuestradores y también, por ejemplo, a los que hacen negociazos fuera de la ley, alrededor del nuevo aeropuerto de la CDMX o de cualquier obra pública amañada. Odebrecht reposa placenteramente. La convocatoria moral de López Obrador contra la corrupción es irrebatible. ¿El miedo a su Presidencia no es el pánico a perder privilegios para cosechar dinero al amparo del poder?».

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Se cuestiona «¿Me (nos) puede engañar? La respuesta sin duda es sí. Por eso debemos cuidar el sistema de límites, división y rendición de cuentas en el ejercicio de todos los poderes. Ojo. Si Andrés Manuel gana, tendría menos poder que Vicente Fox, del que fui su abogado y siento vergüenza haberlo llevado a la silla presidencial. Es incomparable el enorme sentido de la historia de México que tiene el tabasqueño, frente a la asnería del que sacó (y metió) al PRI de Los Pinos».

Señaló que «la democracia naufraga porque confía más en el dogma lanzado en Twitter que en la reflexión y debate de una «verdad probable». Algo hay de razón en «el otro». Sin un techo común nuestra competencia por el poder sólo es insulto y mentira. Queremos desaparecer al que cultiva otra preferencia, sea partidista, religiosa, sexual, etcétera.

«En medio de la baratija política de estribillos y frases huecas donde concordar y dar la mano al extraño es tomado con sospecha, López Obrador me invitó porque pienso distinto y no me puso condiciones. Me sorprendió la propuesta, habla más de su templanza que de mis merecimientos. No busco acomodo, ni lucimiento. Y porque pertenezco a un partido participo de sus decisiones, aunque cada día las comprenda menos…», puntualizó.

Con información de Reforma