Resulta curioso que, tanto en los rankings de las mejores películas, como en los de las mejores obras literarias de la historia de México no suela figurar ‘Los Albañiles’, que es prácticamente un pormenorizado estudio sociológico y psicológico.
Por Miguel Martín Felipe
RegeneraciónMx, 24 de julio de 2022.- En 1964 se publicó la novela Los Albañiles, de Vicente Leñero, un enorme referente del periodismo y la literatura en México. El punto de partida de la historia es el asesinato del velador de una obra de construcción. Si bien la novela está clasificada como policiaca, el desarrollo de los personajes es un pormenorizado estudio sociológico y psicológico que no se percibe como tal gracias a la acertada prosa de Leñero.
La novela aborda igualmente la lucha de clases, así como la disparidad en lo que a impartición de justicia respecta. Hay una clara intención de retratar la desigualdad en las descripciones que se hacen del modus vivendi de los distintos personajes y hace una crítica social a partir de los contrastes. El ingeniero Zamora es un personaje privilegiado que se encuentra de lleno con la responsabilidad de tener a su cargo una obra civil que por momentos se le sale de las manos debido a su inexperiencia. Por otro lado, están todos aquellos personajes que desempeñan distintas funciones no solo dentro de la trama, sino también de la obra. Isidro es un adolescente que se encuentra en la obra como ayudante y en ocasiones es vituperado por su falta de pericia, Jacinto es un hombre provinciano que ve en Isidro al hijo que ya no podrá tener, puesto que muere accidentalmente en medio de un juego infantil por una pedrada en la cabeza en su pueblo natal. El Chapo Álvarez es un jefe de cuadrilla manipulador y ventajoso que abandonó la precariedad y aprovecha su nueva posición para aprovecharse de los demás. Sergio García es un peculiar personaje que abandonó la carrera de sacerdote y tiene un conflicto interno con respecto a la pobreza, al dominio de su ira y al cuidado de su hermana Celerina, novia de Isidro.
Merece mención aparte don Jesús, el velador de la obra, un personaje sumamente complejo y con un amplio desarrollo en la novela. Se trata de un hombre ya entrado en años que en cierto momento fue paciente de La Castañeda, un antiguo hospital psiquiátrico donde hizo tropelías como robarle la cartera a su médico tratante u organizar orgías entre los pacientes de todo un pabellón. La gama de actos truculentos de don Jesús como velador de la obra es muy amplia y va desde el robo de material y herramienta hasta el abuso sexual de Isidro y Celerina.
La adaptación cinematográfica corrió a cargo de Jorge Fons en 1976. El elenco de lujo ayudó a plasmar el dramatismo de los personajes con matices que incluso se escapan en la versión literaria. Particularmente el personaje de don Jesús, interpretado por Ignacio López Tarso, si bien fue ligeramente suavizado en lo que a su comportamiento se refiere, la interpretación es magistral y nos hace descubrir aún más matices del personaje gracias a sus inflexiones de la voz y a los gestos corporales.
Jacinto es retratado en toda su dimensión de trabajador esforzado y azotado por la tragedia. José Carlos Ruiz, quien lo interpreta, es uno de los actores masculinos más convincentes en lo que al llanto se refiere.
José Alonso como el ingeniero Zamora, probablemente el culpable del asesinato, transmite una antipatía que el personaje incluso no evidencia en la versión literaria. El porte, la vestimenta, el léxico y el trato con los albañiles componen una personalidad repelente muy efectiva. En el fondo se trata de un niño inexperto en busca de la aprobación de su padre y la legitimidad como líder ante la cuadrilla.
El manipulador Chapo Álvarez es perfectamente retratado por un Salvador Sánchez que se muestra cínico y convenenciero, incluso en las escenas en que la esposa de don Jesús, igualmente bordada por Katy Jurado, tiene una aventura con él.
El atormentado Sergio García es interpretado por Salvador Garcini. En todo momento refleja sus conflictos existenciales y su violencia latente. Se extraña en la película el interrogatorio encaminado a destruir psicológicamente a Sergio. Evidentemente se comprimió la escena por cuestiones de tiempo.
Otra interpretación que merece mención aparte, y que hace de la película una experiencia más variada es Adalberto Martínez ‘Resortes’ como el Patotas. En el libro es solo un personaje incidental sin muchos diálogos y en el cual no se profundiza. Sin embargo, se trata probablemente de la mejor actuación de Resortes, quien no solo tiene diálogos humorísticos muy bien llevados, sino que al final tiene un monólogo memorable que es un añadido exquisito con respecto a la versión literaria.
Eduardo Cassab como el atribulado y recto agente Munguía es también una gran interpretación que enfatiza aún más que pretende ser un bálsamo para los albañiles, quienes se ven desprotegidos ante la ley debido a su falta de privilegios e influencias.
Resulta curioso que, tanto en los rankings de las mejores películas, como en los de las mejores obras literarias de la historia de México no suela figurar Los Albañiles. Si bien esto es lamentable, también constituye la oportunidad para que muchos hagan un grato descubrimiento en cualquiera de sus versiones, pues tanto libro como película se encuentran de manera gratuita en la red. Como lo he dicho en otras ocasiones, corren tiempos en que la cultura es gratuita y está a nuestro alcance de manera irrestricta, de manera que, aunque suene a cliché, descubrir esta maravillosa obra está a solo un clic de distancia.
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