Esta serie recupera las razones, motivaciones y testimonios de quienes participaron en la iniciativa ciudadana para recabar firmas por el juicio a expresidentes
Por democracias participativas y revolucionarias
Amaury R C I
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar»
-Eduardo Galeano-
Cuando la organización popular nos convoca a exigir y materializar una lucha de justicia social que se nos ha negado por décadas, que ha costado la vida de miles de compañeras y compañeros, que ha erosionado nuestra vida y esperanzas en el porvenir, entonces, el salir a tomar las calles, apropiarnos de nuestros símbolos políticos y en este momento particular, reunir más de dos millones de personas en todo el país dispuestas a apoyar firmando y respaldando una posibilidad histórica que se presenta por primera vez ante nosotros, no resulta difícil de entender porque fue conseguida esta hazaña de justicia popular.
Quienes nos dedicamos por completo durante las últimas dos semanas a conseguir firmas, convencer y fomentar la participación política de las personas en asuntos de trascendencia nacional, sabemos que la consulta popular no es la última solución a todas nuestras demandas de justicia, y también sabemos que el deber cívico no termina ahí. De hecho, las posibilidades que comienzan a sobresalir en nuestro horizonte utópico son más amplias y diáfanas ahora, porque ya existen mecanismos institucionales que tomamos y no soltaremos, porque esta enorme acción coordinada dejará precedentes en el debate jurídico y político, pero sobre todo en la memoria colectiva, en quienes dubitativos se acercaban a firmar, en quienes firmaban, pero aclaraban que ya poca esperanza les quedaba en que este país cambiará, incluso sé que dejara huella importante en quienes nos confrontaban y demeritaban todo el esfuerzo de millones de personas, reproduciendo discursos propios de quienes se saben ya próximos imputados y procesados, porque al final la verdad y la justicia siempre estará de nuestro lado.
Hoy, a solo un par de días de haber entregado ante el Senado de la República las más de dos millones y medio de firmas, hay quienes menosprecian y ponen en duda lo que ocurrió frente a ellos, lo ponen en duda no solo por ignorancia, sino porque es un ataque coordinado de intereses de clase en contra del pueblo de México, en contra de la soberanía, porque son los únicos que siguen negando la realidad, creen que con falacias y demagogia podrán seguir engañando, dominando, que la información y la verdad aún les pertenece, pero la sociedad que despierta y se organiza haciendo propias las luchas populares de todas latitudes, les disputa cada vez más el ejercicio del poder y lo hace a los medios tradicionales de comunicación cuando crean nuevas plataformas de información, les disputa a los oligarcas del país cuando dejan aún lado la apatía y deciden por convicción unirse y organizase políticamente, les disputa a las instituciones del Estado al no dejar que se intérprete la norma jurídica a placer, como en su intento por declarar inconstitucional esta consulta popular y les disputamos su forma de gobierno cuando avanzamos hacia democracias participativas y revolucionarias.
La vivencia de haber sido participe de este parteaguas histórico, junto a muchas compañeras y compañeros, que agita las negras aguas de la pasividad, de la conformidad es muestra irrefutable de que tenemos la voz y la palabra, de que las calles y espacios públicos son nuestros, el poder no es de unos cuantos, que ser una generación masacrada por los proyectos neoliberales no es ley de vida y que un nuevo proyecto de Nación es posible en nuestro horizonte próximo.