Fábula de Sabina Berman dedicada a la Ciudad de México y Bob Marley, bajo pretexto de la ocurrencia de Mikel Arriola de culpar a Sheinbaum de ‘fumar mota’.
Por Sabina Berman | El Universal
Regeneración, 14 de mayo de 2018.- Caminaba por el bosque de Chapultepec, cabizbajo y atormentado, Mikel Arriola, candidato del PRI al gobierno de la Ciudad Más Grande del País, pensando en cómo era posible que una mujer —¡una mujer, por Dios!— lo aventajara en las intenciones del voto por 30 puntos, cuando un pajarito bajó a su hombro, una golondrina negra e intensamente frágil, y se lo chifló en la oreja:
– Porque fuma mota.
—¡¿Por qué?! —se sobresaltó Mikel.
—Porque fuma mota —chifló otra vez el pajarito.
El bosque se ensanchó, el cielo entre las frondas se volvió más alto y se pobló de otros pajaritos negros que chiflaron:
—¡Porque fuma mota!
He ahí la clave del éxito de esa mujer y también la clave para derrotarla, pensó Mikel astutamente.
Al final del primer debate, se acodó en la mesa a la que estaban sentados las candidatas y él, y con la cabeza a ras de la formica se lo deslizó en voz sibilina:
—A ver Claudia, la neta, ¿fumas mota?
Desde la altura de su postura erguida Claudia Sheinbaum lo miró hacia abajo —y luego desvió la mirada y el habla hacia el sistema de transporte de la Ciudad—.
—¿Por qué? –preguntó Mikel esa tarde a su equipo de asistentes.
El mismo respondió triunfal: —¡Porque fuma mota!
Le colocó un detective privado a la mujer candidata, y el detective reportó que ella se había reunido con la comunidad de artistas de la Ciudad y había prometido duplicar el presupuesto para la Cultura y todo había terminado en aplausos y seles y risas y besos:
—¿Por qué? —preguntó Mikel a su equipo.
Contestaron al unísono:
—¡Porque los artistas fuman mota!
Al día siguiente la candidata se reunió con la comunidad de la Diversidad y se fotografió entre las mujeres transgénero, esas mujeres nacidas de su propio esfuerzo, les prometió servicios sociales y cero tolerancia a la discriminación —y la ovacionaron—.
—¿Por qué? —preguntó Mikel en una entrevista de radio.
—¿Porque toda esa gente desviada fuma mota? —dijo él mismo con ironía.
Y el astuto Mikel estalló en carcajadas.
A continuación lanzó un tuit incendiario.
Reitero cuestionamiento que hice a @Claudiashein en #DespiertaConLoret, ¿has vuelto a fumar marihuana? Propongo que quienes contendemos por la jefatura de gobierno pasemos prueba de #antidoping.
Claudia no le contestó. Le contestaron en cambio mil y un tuiteros enardecidos contra su tuit.
—¿Por qué? —preguntó Mikel ante el espejo.
Su imagen le respondió:
—¡Porque fuman mota!
Entonces Mikel decidió ser radical. Ahí mismo ante el espejo se volvió a parar con el programa de la candidata sostenido al frente y decidió copiar su programa entero, línea por línea, pero leído al revés, en el espejo.
Entonces proclamó que como jefe de Gobierno abrogaría todos los derechos y las libertades existentes en la Ciudad. Penalizaría absolutamente el aborto. Prohibiría la anticoncepción y el cambio de género. Derogaría el matrimonio entre gays. Criminalizaría la homosexualidad. Volvería ilegales las marchas. Acabaría con los conciertos de rock.
Y por supuesto volvería a criminalizar el auto-cultivo, la posesión y consumo de la marihuana. Volverían los cateos a transeúntes con cara de pachecos. Los encarcelamientos a pachecos comprobados, preferiblemente si eran adolescentes y así se les arruinaba la vida. Y los decomisos de macetas sospechosas en los balcones.
Muy pronto Mikel se encontró rodeado de toda la gente de la Ciudad que jamás había fumado mota, él había encontrado a su grey y ellos a su rey, y su lema se volvió:
Para que la familia no sea mota, sino mocha.
Para que tus hijos no sean putos, sino cucos.
Para que todos seamos rígidos y frígidos.
Precisamente caminaba por una calle con una banda exaltada de católicos fascistas gritando a coro esas hermosas frases, cuando se tropezó con el borde de una coladera abierta y cayó dentro.
Y al fondo del canal de aguas negras y pestilentes, se dijo:
—¿Por qué, Dios mío?
El mismo se respondió:
—¡Porque fumo mota!
Corrigió de inmediato:
—Ah no, perdón, porque ella fuma mota.
La estrategia había funcionado de forma asombrosa. Mikel había iniciado su campaña con el 7% de la intención del voto y ahora, sumados todos los que en la Ciudad jamás han fumado mota, tenía el triple, 20%.
Desgraciadamente Claudia tenía ahora el 45%.
—¿Por qué?
Mikel se acostó en el camastro, en la azotea desde la que miraba la extensión de la Ciudad Más Grande del País, y se lo preguntó por enésima vez: ¿por qué esa mayoría lo rechazaba?
Un pajarito se descolgó del cielo y se posó en su hombro y se lo chifló:
—Porque fuman mota.
—Maldito pajarraco —dijo Mikel. —Jamás podré remontar ese 20% de los rígidos de la Ciudad. Me haz encerrado en una trampa. ¿Por qué?
Con su diminuto pico el pajarito extrajo de abajo de su ala un chubi de mota, ya encendido, y se lo ofreció a Mikel…