Mitos y verdades sobre el consumo de cerveza

La cerveza se toma a cualquier hora y lugar; algunos exaltan sus beneficios pero qué es verdad y qué no.

 

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Regeneración 15 de julio de 2016.- Tomando en cuenta que la cerveza está compuesta en su mayor parte por agua y que tiene compuestos antioxidantes y antiinflamatorios, su consumo después de hacer ejercicio es idóneo, dijo la doctora Boiquímica María Tabernero, investigadora del Hospital Universitario de La Paz de Madrid.

Otro médico que está de acuerdo con esto es Juan Antonio Corbalán, cardiólogo, quien antes fue jugador de baloncesto y ganó una medalla olímpica. De hecho, el jugador aseguró que las chelas no engordan tanto y está bien incluirlas en nuestra dieta diaria, aún si es inmediatamente de hacer la rutina de ejercicios.

“Debido a su contenido en alcohol no es aconsejable reponer todos los líquidos perdidos tras una jornada de deporte sólo con cerveza, por lo que su consumo combinado con agua sería más recomendable”, Dijo Tabernero.

Ella comentó que la recomendación fue hecha para la deportistas de élite, pero en realidad, su consumo puede beneficiar también a los deportistas amateur tras una jornada deportiva.

Una chela… dos o tres.

Según la experta, tomar entre una y dos cervezas diarias para las mujeres y entre una y tres cervezas para los hombres (la diferencia tiene qué ver con la diferencia entre ambos cuerpos para metabolizar).

Pese a que tomar esta cantidad de cervezas es ideal para el metabolismo, no es bueno juntar la dosis semanal en un solo día.

“No vale pasar de lunes a jueves sobrio y tomarse el sábado las 14 chelas de tirón. O peor aun… llevar una vida de abstinencia alcohólica y pasar una semana ganando todos los concursos de Magaluf o hacerse el Hemingway en una noche”, dijo.

Sobre el asunto de si engorda o no, Tabernero aclaró que todo lo que no sea agua engorda, pero más que engordar hay otras cosas que deberían importarnos de su consumo.

“Lo que más debe preocupar, sino el riesgo cardiovascular, diabetes o daños hepáticos. Lo que comemos con la cerveza varía mucho, desde nada hasta unos churros… Hay acompañamientos muy saludables (frutos secos, encurtidos, conservas) y otros no tanto (todo tipo de fritangas recalentadas, tortas, etc.)”, comentó.

Pese a los mitos que existen en relación a esta bebida, la experta indicó que “en conjunto, todos los compuestos confieren al la cerveza muchas propiedades beneficiosas incluida la prevención de muchas de las enfermedades más extendidas en nuestra sociedad. Hay indicios que apuntan a pensar que un consumo moderado de cerveza se relaciona con una reducción en el riesgo cardiovascular. El Xantumol es un potente anticancerígeno, que se obtiene del lúpulo. En la cerveza se encuentra en dosis muy bajas y se absorbe muy poquito, por lo que no se puede extrapolar su efecto aislado frente al que se puede esperar por consumir cerveza. En resumidas cuentas, el consumo de alcohol es un arma de doble filo: incluido en un patrón de dieta mediterránea, en el que se consume de manera moderada y regular a base de vino o cerveza es muy beneficioso en múltiples sentidos, incluido emocionalmente. Sin embargo, el abuso de alcohol, bien en cerveza, vino, o cualquier otra bebida es altamente perjudicial (incluido emocionalmente)”.

Chela, birra, cheve, fría, como quiera que se le llame, esta bebida alcohólica es la más consumida en el mundo y en México, su consumo asciende a más de 60 litros por persona por año, lejos de los ganadores en consumo quienes son los habitantes de República Checa quienes toman alrededor de 143 litros por persona por año.

Aunque México se ubica lejos de los campeones en “levantamiento de tarro”, es el campeón en exportación, donde se encuentra en el primer sitio al representar el 17.9 por ciento de las ventas al exterior.

Así que ya sabe, como siempre, la recomendación es que se modere.

Vía Vice