Por Fernando Paz
Querido diario:
Hoy también utilicé las redes sociales a favor de la Cuarta Transformación y en apoyo a nuestra virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum. Hoy también hice que unos cuantos ojos se abrieran y, te confieso, también fui sarcástico con quienes nunca han tenido el nivel intelectual que los reflectores, y la comunicación en un solo sentido de foros televisivos y cabinas de radio, hacían parecer. Claro, también debatí con uno que otro que, están de plano dementes o quizá solo decidieron dejar la dignidad embarrada en algún panfleto, prefiriendo parecer tontos a reconocer los cambios positivos en el país.
Cómo no hacer eso todos los días si desde que tengo uso de razón y hasta 2018, viví en un lugar secuestrado por unos cuantos vivales más codiciosos que fabricante de papel sanitario, más sinvergüenzas que vendedor de electrodomésticos en abonos chiquitos y más apátridas que narcopresidente y escritor sudamericano plañendo ante una monarquía por una nacionalidad distinta a la del país que los parió.
He de hacerlo por congruencia, querido diario, por respeto a la memoria de mi amado padre, honrado, ejemplo de tesón y siempre de izquierda. He de hacerlo por cuadrarme en espíritu ante Hidalgo, Morelos y Josefa Ortiz, ante Juárez y Zaragoza, ante Fco. I. Madero y Pino Suárez, ante las y los Hermanos Serdán, ante Zapata, Villa y Belisario Domínguez. He de hacerlo por abrazar en el tiempo a aquellos mineros de Cananea que, luchando por sus derechos y los de todos los trabajadores, rindieron tributo con el poco pero invaluable hierro de su sangre a la tierra que se les prodigaba.
He de hacerlo por esos estudiantes que, luchando por la libertad y contra el autoritarismo de un régimen ya desde entonces tumefacto de tan corrupto, dejaron la marca de una sangre que fue lavada de inmediato, pero jamás borrada, en la Plaza de las Tres Culturas. He de hacerlo por aquellos valientes guerrilleros de la Sierra Madre del Sur, a quienes también les arrebató la vida esa misma caterva de asesinos de gruesos lentes y cuello blanco.
Lo seguiré haciendo también, por los hermanos Flores Magón y todos aquellos periodistas honestos con sus lectores, éticos y ejemplo diáfano e imperecedero de amor a su oficio; fueron valientes y ofrendaron sus vidas en ese tiempo de canallas afortunadamente ido. Hoy, salvo contadas excepciones, ese oficio está podrido, lo pudrieron esos mismos a quienes el pueblo les quitó la silla, pero que dejaron a sus huestes de empresarios corruptos y a sus perros de presa disfrazados de comunicadores, de cabilderos y hasta de viles “troles” en las redes.
Esa runfla de amantes del dinero tenía todo el poder para maniatar a nuestro México, mientras lo expoliaban, mientras violaban y mataban a sus mujeres, mientras les arrebataban la oportunidad de una vida digna a sus hijos, mientras se enriquecían enarbolando la bandera tricolor que estaban muy lejos de respetar en sus acartonados, falsos, y cínicos informes de gobierno.
Por cierto, también tú has cambiado para bien, querido diario; tu color era gris y se te leía pesimista y nostálgico. Nunca entendí esa nostalgia tuya, ¿quizá viviste tiempos mejores en esta existencia cíclica y eterna? Pero bueno, ya pintas mejor y de esto sí que conozco el porqué.
Fernando Paz. Julio 7 de 2024.