Por Miguel Martín Felipe
«Mexicanos por patria y provincia, responsables en este momento.
Son un solo y viril sentimiento; son un alma de fuerza y de amor.»
Himno al Estado de México
RegeneraciónMX.- No hay más. Se llega la fecha señalada para el Estado de México este próximo 4 de junio, y los ojos de todo el país están puestos en la elección. Durante muchas décadas se volvió un tópico el decir que quien ganaba el Estado de México ganaba el país, pero la realidad es que ni siquiera el PAN pudo arrebatarle al PRI el dominio de la entidad. Ahora nos queda más claro que simplemente eran acuerdos cupulares, puesto que, durante la época neoliberal, se fue consolidando lo que hoy conocemos como el PRIAN.
El dominio del PRI en el Estado de México se ha basado históricamente en una compleja y muy bien organizada estructura de operadores electorales; mapaches, como quien dice. Asimismo, el partido se dio a la tarea de cooptar a caciques locales y encumbrarlos a veces en cargos públicos y otras veces simplemente como líderes con enorme capacidad de convocatoria, ya sea para llenar eventos, para garantizar el voto masivo, o bien, para actuar como grupos de choque.
Un fenómeno muy interesante fue el que se suscitó en la segunda mitad de los 90 en los municipios del oriente colindantes con el entonces Distrito Federal. La influencia del movimiento encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, que tuvo su punto culminante en 1997 cuando fue electo como el primer Jefe de Gobierno del Distrito Federal, repercutió también en municipios como Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chalco, Texcoco e Ixtapaluca, que igualmente dieron por esa época su viraje hacia la izquierda sin dudarlo
Muchos de los cacicazgos se mantuvieron y en algunos casos se mimetizaron; mágicamente se volvieron perredistas, e incluso muchos se conservan como morenistas, pues se trata de gente que sabe coordinar movilizaciones, ya sea para promover el voto o incluso para coaccionarlo, aunque ciertamente sus servicios en ese rubro han sido prescindibles, dado que el poderoso efecto ejercido por AMLO para crear consciencia política en el pueblo llano ha hecho innecesario recurrir a un fraude, máxime si uno de los pilares que sostienen al obradorismo es el haberse sobrepuesto al fraude de 2006.
Como sabemos, Alejandra del Moral es candidata por la alianza manejada desde las sombras por Claudio X. González, el truculento magnate conservador cuyos mejores tiempos han pasado al ya no contar con el apoyo incondicional de Televisa. Del Moral exhibía episodios de euforia desmedida que rayaban en el delirio, siguiendo al pie de la letra las instrucciones de sus estrategas de campaña, quienes desde un principio quisieron proyectarla como un personaje valiente e implacable; no solo para diferenciarse con la serenidad y parsimonia de Delfina Gómez, sino también con la parquedad y virtual ausencia como gobernante de Alfredo Del Mazo, que en parte ha sido factor para que la población del Estado de México decida de una vez por todas deshacerse del PRI por la vía electoral.
Pues bien, otra de las banderas que enarboló Del Moral durante la campaña fue precisamente la honestidad, ya que en todo momento lanzaba ataques contra Delfina acusándola de haber malversado fondos durante su gestión en Texcoco. Sin embargo, una investigación publicada en The Guardian y El País en días recientes sostiene que Alejandra Del Moral participó en un fraude al erario por 5 mil millones de pesos bajo un esquema de empresas fantasma, tal y como sucedió con la famosa ‘estafa maestra’, por la cual, por cierto, ya fue exonerada Rosario Robles gracias a los remanentes del antiguo régimen que aún medran en el poder judicial.
A causa de lo anterior, Alejandra Del Moral canceló una entrevista que daría colofón a la campaña, pues era con Danielle Dithurbide en Televisa, con toda la exposición que esto implicaba. Sin embargo, esta vez, el criterio que utilizó de acudir a cuanto foro le fuese posible para hacer ver lo “valiente” que era, simplemente no operó, y decidió limitarse a eventos privados.
Si bien hay aún cierta porción del electorado que depende de la información en medios corporativos para definir su voto, el hecho de que Del Moral se encuentre ausente, a pesar de que la noticia sobre el fraude no haya corrido con mucha efectividad en el espectro radioeléctrico, la ausencia de la candidata en espacios televisivos y radiofónicos se hace sentir, mientras que Delfina administra la ventaja manteniendo la misma postura de declinar a las invitaciones, toda vez que muchas de las entrevistas podían potencialmente derivar en ataques encaminados a fortalecer a su contrincante.
Pero ya no hay vuelta atrás. Estamos a pocas horas de un punto de inflexión importantísimo en la historia de México. Acudamos con entusiasmo a vivir en plenitud nuestra ciudadanía y a demostrar que el voto masivo solo hará que se engrose la proporción, pero no le hará a la derecha el milagro de cambiar la tendencia. Delfina será gobernadora.
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