Por Manuel Pedrero
Este año sea posiblemente uno de los peores de la historia del PAN; es el partido más viejo de la historia de México, existen desde 1939, vieron nacer y morir la segunda guerra mundial, la guerra fría, los eventos de 1968 y 1971, 60 años de priismo, 12 años gobernando el pais y más de 70 siendo oposición: casi 100 años de existencia para darse cuenta de que están a tan solo dos décimas de perder el registro, que en un pais donde hay 94 millones de ciudadanos en el padrón electoral, tan solo 270 mil personas decidieron pintar su corazón de azul, que en tantas décadas de existencia su máximo histórico de gubernaturas haya sido no solo igualado sino también superado por un partido que no tiene ni siquiera 10 años de existencia, Morena, nada más en este año 2021 el PAN de 15 estados en disputa, retuvo solo 2 y perdió 2 que solía gobernar.
La crisis no solo es en el terreno político sino también en casa, su presidente ahora con licencia, Marko Cortés, estos 3 años ha estado constantemente alimentando a la ciudadanía más débil con la falsaria idea de que el presidente López Obrador se va a reelegir, condenaba cualquier intento o evento que tan solo insinuara la reelección en 2024. Es entendible, en tan solo 3 años AMLO ha hecho trizas lo que antes era suyo, 6 es mucho y 12 sería fulminante; una narrativa constante y precoz en contra de la reelección, todo para que Marko Cortés convoque a sus correligionarios blanquiazules diciéndoles que se quiere reelegir como presidente del PAN, ni siquiera en casa lo soportan, pero hará su intento de renovación como las águilas, sufrir o morir, solo que aquí no hablamos de águilas sino de gallinas y pollitos, que por cierto abundan muchos de esos en Acción Nacional, algunos pollitos hasta se dicen perseguidos políticos.
Un gobernador que bajo los ojos de la SCJN está desaforado por delitos como asociación delictuosa y peculado, un partido que está al bordo de la extinción, un líder que no es líder, un dizque presidenciable que le encanta Atlanta, una aplastante derrota en la geografía política nacional y en la cámara de diputados, sumémosle que tienen que convencer a toda una nación de que el presidente es un fracaso; el problema es que el 70 por ciento de la población no solo lo aprueba sino que también desea que se quede y si lo ratifican, quedarás muy mal, olvídate en el plano nacional, sino en el internacional… qué terrible situación para el partido más viejo de México, lo bueno es que ya nada puede ser peor… Eso es lo que pensaba hasta hace una semana cuando cometieron el suicidio del siglo trayendo a Vox a México.
Cuando hay un error del que uno siente coraje es normal en nuestra naturaleza buscar personalizar con un nombre y apellido al culpable para desahogar nuestra furia. En lo personal, estoy más contento que un tabasqueño a medio día con un pozol bien frío, pero para mis lectores panistas les digo que el nombre que buscan es Julen Rementería, no hay más. No fue el asesor político que corrieron para lavarse las manos, fue el coordinador de los senadores del PAN, punto. Este personaje está decidido a ser una fuente inagotable de noticias falsas y consignas baratas en contra del presidente y del gobierno a través de las redes sociales. Desesperados por la moribunda situación que vive Acción Nacional, tomaron la decisión de hacer contacto con quien se siente la reencarnación de Cortés, pero en realidad ni a suplente de Don Quijote llega; sí, hablo de Santiago Abascal.
La indignación no nació porque Abascal haya llegado a México, el problema no es que haya venido a pasear sino que lo pusieron en uno de los poderes del Estado mexicano, en la cámara alta, en el poder legislativo, todo para traer un manuscrito denominado la “Carta de Madrid”, para salvar a la Iberosfera (lo que carajos eso signifique) del perverso comunismo que invade a México. Los congresistas del PAN no dudaron en tomar la pluma y firmarla como un acto de legitimidad internacional ante la desaprobación de todo un país. En cuanto se hizo público, la gente a través de las redes no tardó en lincharlos políticamente: era impresionante ver cómo incluso de sectores muy divididos de la izquierda se unían para decir al unísono: no eres bienvenido, nazi.
El PAN entró en pánico y así es justamente cuando se muestran como lo que son, una asociación de burócratas que pretenden engañar a la población haciendo parecer que tienen todo controlado cuando ni siquiera saben dónde están parados: en la basura más pestilente del presente y de la historia, uno a uno salían senadores a pedir disculpas por no saber ni siquiera lo que firmaban, panistas se deslindaban del PAN, sus intelectuales les estaban dando de piñas, fue la coreografía más patética de la caída de un partido en tan solo unas horas. Pero aquí viene lo mas hermoso de todo, mientras trataban de disculparse con los mexicanos por haberse reunido con VOX, la comunidad internacional de la derecha estaba linchando al PAN por someterse a la izquierda mexicana, los llamaron infiltrados y cobardes.
El PAN fue humillado por sí mismo ante los mexicanos y ante el mundo, nadie los quiere ya, la carencia de identidad los hizo tomar esta decisión y sin darse cuenta de convirtieron en piñata de todos los palos. ¿Qué les queda ahora para captar nuestra atención aparte de llamarle pendejo a Gatell? Absolutamente nada, y que quede de lección para todos nosotros, en las transformaciones no hay lugar para los tibios, quien juega para no perder, no está listo para ganar. Por lo pronto, se agotan los tomates para lanzar y los palos para golpear a esta piñata: no pierdas el tino porque si lo pierdes, pierdes el camino.
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