La escandalosa respuesta de Putin tuvo intención de lanzar una crítica: «Sabemos dónde está el cuartel que intenta gobernar el mundo, y no está en Moscú»
Regeneración, 20 de diciembre de 2018. El presidente ruso, Vladímir Putin, volvió a ponerse bajo los reflectores internacionales al afirmar que le gustaría gobernar al mundo.
Sin embargo, su escandalosa declaración tenía la intención de lanzar una crítica velada al gobierno estadounidense.
Durante la magna conferencia de prensa que el presidente ruso organiza cada año ante más de mil 700 reporteros nacionales y extranjeros, una periodista le preguntó:
«[En occidente] muchos políticos, expertos e, incluso, ciudadanos de a pie, consideran a Rusia una gran amenaza. Incluso piensan que usted, como presidente de Rusia, quiere gobernar el mundo».
El mandatario ruso la interrumpió para decir con un gesto despreocupado «claro, por supuesto«, como si fuera la cosa más natural del mundo.
La periodista siguió con su pregunta sobre su objetivo en política exterior bajo el contexto antes descrito.
El presidente de Rusia complementó su respuesta:
«Sabemos dónde está el cuartel que intenta gobernar el mundo, y no está en Moscú.
«¿Ustedes creen que nuestro objetivo es dominar el mundo? Este es un sello que se impone a la opinión pública de los países occidentales para resolver los problemas políticos domésticos e intrabloque».
Putin aclaró que su respuesta se relaciona tanto con el rol central de EU en la economía mundial como con los actuales gastos militares estadounidenses: «Más de 700 mil millones de dólares, y nuestro [presupuesto] es de 46 mil millones».
El mandatario explicó por un lado que, para que un Estado pueda reunir en torno a sí a países, por ejemplo, de la OTAN, es necesaria una «amenaza externa».
Añadió que la «rusofobia» sirve para que ciertas naciones garanticen su bienestar político interno «sobre la base de temores históricos anteriores».
En constraste, Putin señaló que el principal objetivo de la política exterior rusa es garantizar un desarrollo favorable de la nación para que ocupe un lugar «digno» en el escenario mundial «como un socio igual entre iguales».