En esta entrevista, Matyeli García Rodríguez, Gestora Institucional y Cultural, Promotora cultural zapatista nos cuenta su visión de lo que se vive en las artes en el país

“Tanto que memorar, tanto que decir y mucho que develar. Mientras se encuentra lo que se desconoce, mantengamos viva la memoria histórica. Que no gane el olvido”
– García Rodríguez –
RegeneraciónMx, 21 de julio de 2025.- Matyeli García Rodríguez: Antropóloga. Gestora Institucional y Cultural. Promotora cultural zapatista. Ha participado en diversos proyectos culturales comunitarios e institucionales sobre la cultura popular, el general Emiliano Zapata, las mujeres zapatistas y agentes de la Revolución Suriana. Creadora de proyectos de intervención cultural.
Con vocación de servicio, civismo y justicia social, promueve y difunde sobre creadores y portadores de las culturas populares del país, en especial con identidad Zapatista. Hacedora de versos, mujer, madre y jefa de familia. Egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia ENAH; en entrevista para Regeneración.mx aborda la importancia de la memoria histórica en la coyuntura de la transformación política en la vida cultural del país:
A.G. ¿Qué papel juega la memoria respecto al Patrimonio Cultural Intangible?
M.G.R. Permíteme dirigir mi respuesta, enfocándome en la memoria histórica y el patrimonio vivo: A través de la memoria histórica, es que podemos viajar y conocer las huellas del pasado, entenderlas y reflexionar sobre el presente e imaginar el devenir.
El término memoria histórica se ha utilizado desde hace tiempo, aunque la nombro de manera recurrente, es un concepto utilizado por historiadores, que se logra trasladar a una significación más antropológica, de tal manera, que no solo ha sido utilizado para guardar acontecimientos históricos, sino también, para reafirmar la convergencia de las culturas, y de cómo el patrimonio tangible, expresa lo vivo en él.
M.G.R. ¿A qué me refiero? A los significados de elementos inertes, que, aunque parecen sin vida; tienen memoria, estoy hablando de historias, cosmovisiones, sentires, lenguas y rituales, expresados en las manifestaciones de los creadores del país. Ejemplo: Una madera tallada con simbolismos prehispánicos, textiles tejidos o teñidos con significados originarios de cosmovisión, barro modelado con expresiones rituales, otro ejemplo, la gastronomía… el tamal, guarda en sus sabores una memoria histórica, que, al consumirse, si somos atentos, dice algo, te recuerda algo, sabe a tu tradición… independiente a la historia misma de su origen, y es ahí, donde juega un papel importante la memoria, en la preservación de las creaciones del ser humano en todas sus formas culturales, que son también una extensión de la memoria histórica de la práctica de los pueblos, de sus saberes y tradiciones.
A.G.¿Qué opinas de los últimos cambios en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)?
Mira, gracias al interés de investigar, difundir y promover la preservación y salvaguardia del patrimonio cultural e histórico de México, me queda claro que el gobierno ha trabajado de manera conjunta con científicos sociales comprometidos del INAH desde su creación, que (tejiendo un puente con la memoria histórica) han sido egresados de las raíces de mi querida alma mater, la ENAH; Manuel Gamio, Eusebio Dávalos Hurtado, Miguel Othón de Mendizábal, Guillermo Bonfil, Margarita Nolasco, Leonel Durán, Lourdes Arizpe, por mencionar algunos personajes, porque son muchísimos quienes han aportado. Sin embargo, cada egresado de esta institución, cuenta con una formación de análisis para atender procesos socioculturales y políticos complejos, pero también, son transformadores en buen sentido, dinámicos.
Hay una cosa que debe entenderse y a veces criticamos con rudeza, el tema de la administración pública. Como servidores públicos se enfrentan a otros procesos, los administrativos.
Pienso que, cuando se han detonado dificultades administrativas las han ido solventando de la mejor manera, de no ser así, ya hubiera desaparecido. Al Instituto, no lo hace una persona, el INAH, es INAH por todos y cada uno de los colaboradores, que, desde su director general, los investigadores, administrativos y agregados, hasta el señor de la limpieza, lo hacen funcionar. Hay quienes cumplen ciclos en el Instituto, personas capaces, transformadoras, dedicadas a sus responsabilidades que terminan siendo héroes de la institución, sin ser reconocidos.
El INAH ha aportado notablemente al país y ha tenido muy buenas intervenciones, adaptándose a los cambios políticos para seguir vigente, es el mejor Instituto que hay en México, sus objetivos y convicciones son siempre para mejorar, tejer lazos socioculturales y aportar a la política pública de manera siempre revolucionaria, repito, es el mejor Instituto del país.
Es inevitable que quienes han estado al frente, no se hayan integrado de manera amorosa y consciente. Tengamos confianza en que, quien se integre, lo hará apegado a la justicia social y cultural. Mira… demos oportunidad a que el tiempo haga lo suyo, y que nuestro compromiso de reconocer y salvaguardar el patrimonio histórico de México con sus crisoles culturales, lo siga siendo.
No hay buenos, ni malos, cada persona aporta lo que está en sus manos hacer, más aún, cuando de una transformación consciente se trata. Hay que seguir apoyando los cambios, son buenos, como la cultura; que es dinámica, no inerte… ¿Por qué tener miedo? movámonos como el Ollin, es parte de la experiencia de estar vivos.

¿Qué debe tener un proyecto o una iniciativa cultural para que te inspire a gestionarla?
Lo que a mí me inspira, antes que nada, es la convicción de servir. Cuando se tiene vocación por ello, nace la energía suficiente para gestionar. Segundo, el amor al pueblo y la cultura. Tercero, tiene que ver con afinidades de ideología para promover y preservar un legado histórico, la conciencia y en mi caso, el término de la justicia, siempre presente.
Sin embargo, el campo de la gestión cultural es complejo, no se valora como un trabajo que deba ser remunerado, sobre todo cuando se trabaja de manera freelance, lo que es diferente a la gestión institucional, que debe ser obligada y comprometida como servidor público.
Sin embargo, hay un par de brechas que debemos seguir discutiendo hoy, el tema de la Gestión Cultural Institucional y la Gestión Cultural Comunitaria, dos campos que convergen para los mismos propósitos, pero que se apoyan en distintas formas para su quehacer.
He tenido la oportunidad de estar en ambas instancias. Debo decir que, sin el profesionalismo ni la convicción de aportar a una comunidad, una institución o a la memoria histórica, no se genera nada. Es importante porque de ello también se deriva promover el desarrollo sustentable y sostenible para los actores, creadores y portadores culturales.
Agrego, que, la Escuela Nacional de Antropología e Historia, tuvo mucha influencia en mí, cambié totalmente de la percepción que tenía de la vida, de la sociedad. Valoré mucho el aprendizaje, me deconstruí, me formó bajo el lema de: Revolución, insurgencia y rebeldía, por ello, y agregando los valores familiares, de respeto, responsabilidad, amor a las personas, de trabajo, es que me motiva a serlo, creo que ser gestora o promotora, también tiene que ver con sentido profundo de amor, solidaridad. Vengo de una familia sencilla, de alto valor y sumamente trabajadora.
¿Cuál es tu perspectiva respecto a los pueblos originarios?
¿Perspectiva en qué sentido? Pienso que son uno de los pilares más importantes de México, primero, como personas hermanadas como una gran comunidad multicultural y plurilingüe.
Me alegra que, con el paso del tiempo, se haya logrado tener un cercanía más humana, más de equipo y seguir tejiendo lazos entre mexicanos, desde la institución y la comunidad, pero debe ser, sin la línea que divide lo mestizo y originario. Y menciono originario porque, habrá de respetarse como les gusta que se les nombre, ejemplo: ¡por favor!… ya no llamemos huicholes a los wixárica, acerquémonos a las personas, conozcámoslas. Ahora. ¿Originarios o indígenas?, es otra discusión que debe tomarse con seriedad, profundidad y consulta.
Aplaudo que hoy cuenten su historia, que los portadores hablen de sus tradiciones y sus pueblos, también, que se les reconozca institucionalmente y que cada vez sumen aportando sus conocimientos desde la toma de decisiones en las instituciones. Son la resistencia del México Profundo del que nos habló Guillermo Bonfil Batalla, son quienes dan sentido a la raíz histórica del país. Mestizos, originarios y afromexicanos, todos debemos vernos con el mismo valor humano y tener la misma oportunidad de desarrollo profesional y humano. Haces que recuerde un verso que escribí:
“Resistencia en dualidades, originarias y mestizas,Sin amor prejuicioso, sí con respeto honroso,En la reciprocidad del alma, completas cual hermandad”
-García Rodríguez-
A.G. ¿Consideras que la gestión cultural es una forma de militancia?
Por supuesto, ya comentamos dos rubros, la Gestión Cultural Institucional y la Comunitaria. Me parece que la militancia va más en un sentido ideológico, y esa ideología es la que al final determina la práctica y las acciones de la gestión, o, ¿Será que se tendría que definir, Gestión Cultural Militante? Por el momento no lo creo.
Lo cierto es que tenemos que poner énfasis en atender las situaciones de los gestores culturales que trabajan de manera independiente, porque sus aportes han logrado reconfigurar cuestiones de paz, de sustentabilidad para los pueblos, de oportunidad para artistas, por ejemplo. Han apoyado proyectos donde las instituciones no alcanzan a llegar y eso también merece un reconocimiento para ellos, nosotros.

Conclusiones con Matyeli García
M.G.R. que México es una nación con muchos crisoles, cada uno con sus cualidades propias, la memoria histórica es un retrato de quienes somos y debemos de seguir haciendo que prevalezca. La coyuntura de la transformación, debe servir para vernos con otros ojos, los de la conciencia, los de la re-evolución, los de la equidad.
Me considero de ideología zapatista y como nos enseñó uno de los líderes sociales más importantes de México, surgido del pueblo, de la discriminación y desigualdad, Emiliano Zapata, debemos seguir orientados a esa misma convicción, a lo justo y hoy, revolucionar la acción de mostrar el amor a los pueblos y la cultura, desde las buenas prácticas y la inclusividad. ¡Zapata Vive! ¡La Cultura Vive!














