Raúl Castro hizo ley el último deseo de su hermano que consistía en que no se rindiera culto a su imagen.
Regeneración, 27 de diciembre de 2016.– El nombre de Fidel no será usado en más calles, plazas, estatuas, monumentos o reconocimientos en Cuba según una nueva ley que oficializa el último deseo del líder cubano.
Adoptada por unanimidad a propuesta del Consejo de Estado, que preside Raúl Castro, la nueva ley prohíbe el uso del nombre de Fidel «para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles y otros lugares públicos, así como cualquier tipo de condecoración, reconocimiento o título honorífico».
Asimismo, proscribe el uso de la figura de Fidel, fallecido el 25 de noviembre a los 90 años, «para erigir monumentos, bustos, estatuas, tarjas conmemorativas y otras formas similares de homenaje» en lugares públicos de la isla, señalaron los medios cubanos.
El veto se amplía a la utilización del nombre de Fidel Castro como «marca u otros signos distintivos, nombre de dominio y diseños con fines comerciales o publicitarios».
Durante un homenaje a su hermano, horas antes de sepultar sus cenizas en Santiago de Cuba, Raúl dijo que Fidel «rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida».
En consecuencia, anticipó la decisión de convertir en ley la voluntad de su hermano, que gobernó con mano de hierro por casi medio siglo, dejando un legado que muchos alaban y otros rechazan principalmente por sofocar cualquier disidencia.
La nueva norma permite, sin embargo, que el nombre de Fidel Castro sea empleado para denominar alguna institución que se cree para el estudio de «su invaluable trayectoria en la historia» de Cuba, añadieron los medios.
Tampoco excluye la posibilidad de que un artista se inspire en Fidel o utilice su figura para crear una obra ni pone límites al uso de su iconografía en actos públicos, centros labores, de estudio o instituciones militares cubanas, como sucede actualmente.
La prensa oficial no precisó las sanciones previstas para quien incumpla la última voluntad del padre de la Revolución cubana.
Vía Milenio