México encabeza la petición para que sea eliminado del capítulo de trastornos mentales de la clasificación de la Organización Mundial de la Salud.
Regeneración, 29 de julio 2016.- Con un estudio de campo pionero que fue publicado ayer en la revista médica británica The Lancet Psychiatry, México encabeza la petición para que el diagnóstico transgénero sea eliminado del capítulo de trastornos mentales de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Lo anterior fue informado por directivos del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente Muñiz –institución que dirigió el análisis, que ha llevado tres años de trabajo y está siendo reproducido en Brasil, Líbano, Sudáfrica y Francia–, del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/sida (Censida), del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y de la Clínica Especializada Condesa, así como por docentes de la Universidad Nacional Autónoma de México, institución que también colaboró en el estudio.
En conferencia de prensa, María Elena Medina Mora, directora general del Instituto Nacional de Siquiatría (INP), señaló es el primer estudio realizado en esta materia y que expone evidencia científica concreta que demuestra que ser transgénero es una condición y no una enfermedad mental, por lo cual espera que en 2018, en la Asamblea General de la OMS, este diagnóstico sea retirado del apartado de enfermedades mentales. En mayo de 1990 el organismo retiró la homosexualidad de su capítulo de enfermedades siquiátricas.
Intolerancia y rechazo
En entrevista detalló a La Jornada que son tres las razones que justifican el retiro de ese apartado. En primer lugar, no todas las personas transgénero tienen una enfermedad mental; la condición se presenta desde la infancia muy temprana y no tiene que ver con la identidad; no se cura, es algo con lo que se nace. Agregó que cuando estas personas cursan algún padecimiento mental, por ejemplo depresión y ansiedad, este es producido por el medio ambiente, en especial por la discriminación, acoso y estigmatización social. Es decir, se les provoca una enfermedad mental por la intolerancia y el rechazo, no nacen con ella.
Sacar a la condición del apartado de males siquiátricos no significa que no se deba atender el distrés (reacción a una amenaza o el estrés desagradable) que genera la discriminación, ni las necesidades que tiene este sector de tratamiento hormonal o de cirugías de reasignación para lograr el aspecto con el cual se siente identificado.
“Al considerar que es una enfermedad mental, se piensa que se puede curar y entonces se les manda a tratamiento para que sean lo que los papás o la sociedad quiere, y eso les ocasiona muchos problemas, pero al mismo tiempo sí queremos que quede en la clasificación internacional porque ésta implica una guía, la obligación de los países miembros (de la OMS) de otorgar la atención a la salud. En suma, se le debe sacar de la CIE-11 y colocarla en un nuevo capítulo que asegure que esas personas recibirán la atención médica y sicológica que requieren.
Patricia Uribe Zúñiga, titular del Censida, precisó que se estima que en el país hay 30 mil personas transgénero. Agregó que la tasa a escala global es de uno por cada 100 mil. Asimismo, destacó que este trabajo será el parteaguas para garantizar la protección a la salud de este grupo.
Se estima que alrededor de 80 por ciento de los transgénero son personas de sexo masculino asignado al nacer.
El estudio se realizó con personas que acuden a la Clínica Especializada Condesa. Participaron 250 trans de 18 a 65 años. Entre los dos y los 17 de edad se dieron cuenta de su identidad de género y 83 por ciento sufrió distrés sicológico por el rechazo y estigma.
Información de La Jornada.