Hay quienes dicen que ‘Ulises’, escrito por James Joyce, es uno de los libros más aburridos de la historia, mientras que otros lo han catalogado como la mejor novela en el idioma inglés del siglo XX. Sus formas, símbolos y paralelismos lo definen.
Por Karla Trejo
RegeneraciónMx, 30 de enero de 2022.- El Ulises, de James Joyce, es uno de esos libros que pesan en todo el sentido de la palabra: sus más de 800 páginas lo constatan, pero más lo hace el trasfondo de la obra. Y no sólo por la historia, sino por los símbolos que posee. Por algo estuvo prohibida su venta y distribución por décadas en Inglaterra y Estados Unidos.
Su estructura lo hace complicado de leer y fácil de abandonar en las primeras líneas, pues en 18 capítulos narra un solo día en la vida de tres personajes: Stephen Dedalus, un joven de 20 años que es rechazado por su padre por amar el arte, y Leopoldo y Molly Bloom.
Pero, según diversos análisis semiológicos, la historia no es precisamente lo más destacable de este libro, sino los símbolos que esconde, las parodias que expone y la forma en que las desenvuelve. Ningún capítulo es igual en su narrativa, pero todos tienen ese ‘algo’ que lo hicieron prohibido, inmoral y escandaloso.
Escrito en 1922, Ulises se convertía en una parodia de la gran y clásica obra La Odisea, hasta la actualidad atribuida a un poeta griego conocido como Homero. Y James Joyce escribió en él sobre la muerte, el amor, el sexo y la infidelidad como si estuviera viviendo en la “libertad” que goza el siglo XXI y no entre los tabúes del pasado.
Tan sólo en el primer capítulo, James hace una burla de la misa católica, en la que simboliza la eucaristía con un artefacto para afeitar. Y más adelante, hace una representación de la muerte con una pantera negra en el sueño de otro de los personajes, uno al que se le adjudicó una enemistad con el protagonista, Stephen Dedalus.
Según los expertos, el sueño de este enemigo predecía la muerte de alguien más por ahogamiento y la rivalidad con Stephen interpretaba los conflictos sociales, políticos y militares que había en aquel momento entre Irlanda (lugar donde, por cierto, se desarrolla la historia) e Inglaterra. Incluso, mencionan los semiólogos, el lugar donde se hospedan ambos personajes es un refugio de guerra para los irlandeses.
Stephen es un tipo que, como escribí al inicio de este artículo, emprendió su propio camino lejos de su padre y de Dublín para perseguir su amor por el arte, sin embargo, se ve obligado a regresar a su lugar de origen tras el fallecimiento de su mamá. Es aquí donde se encuentra otro de los símbolos más destacados de la obra cumbre de Joyce.
Dicen los que saben –y comparan a Ulises con La Odisea y hasta con Hamlet, de William Shakespeare– que el joven Stephen es un personaje paralelo a Telémaco (de La Odisea) porque está en búsqueda de un padre que lo comprenda, y también lo es de Hamlet porque vive con la sombra de su madre muerta.
Cabe destacar que Ulises, como se llama el libro de James Joyce, es el nombre del personaje principal de La Odisea. Así que no parece mucha casualidad que ambas obras sean tan parecidas en el correr de sus historias y tan comparadas por los expertos. Eso convirtió a Ulises en uno de esos objetos que se aman o se odian, así, sin medias tintas.
Este 2 de febrero se cumplen 100 años de la publicación de Ulises –y 140 años del nacimiento de James Joyce– que, según algunos sitios especializados en literatura y cultura, fue considerado como uno de los libros más aburridos de la historia, pero también como una obra maestra. Y hasta la fecha, es catalogado como una de las mejores novelas en inglés del siglo XX.
Los 18 capítulos de Ulises, en los que Joyce cuenta santo y seña de los pensamientos, movimientos y sensaciones de los personajes, están bañados en símbolos. Otro de ellos es, justamente, el lugar en el que vive Stephen y por el que debe pagar una renta a los otros personajes, lo que recuerda a los estafadores de Telémaco de La Odisea.
Según un artículo escrito en 2018 en el diario El País, el propio James Joyce decía que había que familiarizarse primero con La Odisea para entender Ulises, mientras que algunos críticos literarios sugerían leer antes otras obras de Joyce, como Dublineses y Retrato de un artista adolescente. Incluso, la edición de Lumen, traducida por José María Velarde, tiene 25 páginas con una explicación de cada capítulo. Nada fácil, tal parece.
Finalmente, hay quienes dicen que Stephen Dedalus, uno de los protagonistas de la obra, es el alter ego de James Joyce cuando era joven, con una personalidad arrogante, indiscreto y tedioso. Es más, hay algunos datos de su vida personal a lo largo de Ulises. Por ejemplo, la madre de Joyce quedó embarazada 15 veces, igual que la señora Dedalus, y su hermano mayor nació y murió en 1881, igual que el hijo de los personajes Leopoldo y Molly Bloom.
Joyce amaba el arte, al igual que Stephen Dedalus. Nunca se le dieron las matemáticas, pero era un perfecto alumno de la filosofía, la estética y la literatura, según describen sus biografías en internet. Su madre, como la del personaje principal de Ulises, murió durante su juventud, lo que lo orilló a las malas conductas y el alcoholismo… tal como una parte de Stephen Dedalus.
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